Presupuesto 2026 a la fuerza con errores propios y gobernadores más caros ¿qué pasará con la reforma laboral?
Difícil marcha atrás para el Presupuesto 2026. La verdadera historia de los tres auditores a la madrugada. Bullrich y la misión de salvar la reforma laboral.
El Gobierno sufrió un duro revés en la Cámara de Diputados.
Noticias Argentinas
Patricia Bullrich en doble rol esta semana: explicar cuando se votará la reforma laboral y maniobrar con el Presupuesto 2026
N/AEl gobierno tenía todo para ganar. Termina el año con buenos números en la economía: el Riesgo País en baja, perforando la difícil barrera de los 600 puntos y acercándose más a los 500, un lugar que Luis Caputo no para de repetir que será el más cómodo para que el país vuelva a salir a financiarse al exterior.
Por si faltaba poco, después de un año en el que los brotes verdes de la economía financiera se chocaron durante muchos meses con las dudas sobre la economía real, el nivel de actividad, la evolución del consumo y la forma en que la mejora estaba llegando a los bolsillos de los argentinos, algo empezó a cambiar. De repente apareció también una buena noticia con el nivel de desempleo a la baja, llegando a 6,6 % en el tercer trimestre de este año y con alguna mejora también en el perfil de la ocupación.
Te Podría Interesar
Sumó también, para los sectores de la industria que venían quejándose de que las importaciones estaban ahogando la posibilidad de competir, que el saldo de la balanza comercial saltó en noviembre a US$ 2500 millones en positivo con un repunte demás de 21,1 % en las exportaciones. Parecía un milagro, pero Argentina se prestaba ingresar en un diciembre sin conflictos económicos mayores y tampoco políticos. Eso creíamos hasta esta semana.
Dudas y errores incomprensibles
Javier Milei había ganado las elecciones legislativas doblegando al peronismo, pero también poniendo en regla al Pro y casi haciendo desaparecer al radicalismo. Con semejante capital político, después de tantas dudas durante las extenuantes campañas electorales en cada provincia, parece imposible que el gobierno volviera a cometer algún error político que le quitara semejante triunfo de las manos.
Para colmo las dudas que había sobre el Presupuesto 2026 se habían callado y los números para la votación parecían estar en regla tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, después de largas negociaciones con los gobernadores, donde hubo idas y vueltas tanto en el armado del presupuesto, como en la otra negociación paralela que se lleva adelante: la reforma laboral.
A no engañarse, los gobernadores fueron artífices y parte de ambas negociaciones, y el gobierno tuvo que aflojar y distribuir como en cualquier otra negociación que se haya realizado hasta la fecha en la política argentina.
De todas maneras, no da la sensación de qué el escenario fuera complicado, sino por el contrario, un clásico ejercicio de cualquier democracia occidental en la que todo se negocia (todo debe negociarse) y en este caso, no había excepciones. Además, todos parecían éxitos a favor del gobierno.
A último momento todo este escenario casi idílico comenzó a desmoronarse. Aún no se le encuentra explicación a la inclusión que el gobierno hizo a último momento de un artículo nuevo dentro del Capítulo 11 que volvió a romper el equilibrio de votación, tanto en la Cámara de Diputados para el presupuesto nacional, como en el Senado para la reforma laboral.
Ese artículo que proponía derogar las leyes que establecen más fondos para la discapacidad y las cajas de las Universidades Nacionales, parecía mas un tiro en la frente directo a los aliados de LLA, a quienes se le estaban pidiendo los votos para los proyectos esenciales de este fin de año, que una sofisticada estrategia política por parte del gobierno, imposible de entender a esta altura.
Una noche violenta
Habrá que remitirse a la noche de la votación del Presupuesto Nacional en la Cámara de Diputados para empezar a entender algunas cuestiones.
El gobierno sabía que el Capítulo 11 estaba perdido, al menos en Diputados. Allí básicamente no sólo se pidió (a último momento) derogar las leyes sobre discapacidad y universidades, sino que además se disponían una cantidad de recortes y también reasignación de fondos para cumplir con viejas deudas, como la que la Nación tiene con la ciudad de Buenos Aires por la participación que Alberto Fernandez le robó en su momento para derivarla a la provincia de Buenos Aires.
Si se da por hecho esa hipótesis, resulta más lógico entender por qué el apuro de acelerar una negociación que venía en marcha desde hace tiempo sobre el nombramiento de los tres auditores que le corresponden a la Cámara de Diputados y que terminaron siendo el escándalo que puso en riesgo la votación del proyecto que en realidad es esencial para el gobierno en el Senado, como es la reforma laboral.
Vamos, entonces a resumir algunos puntos claves de lo que quedó después de esa noche, y lo que viene por delante.
La negociación de madrugada por los cargos en la AGN en realidad tuvo un poco de negociación y mucho de puesta en escena de una decisión que ya había sido tomada. El problema así no fue el nombramiento de una representante por La Libertad Avanza, Monica Almada, ni de Juan Ignacio Forlón por el kirchnerismo, ya que a ambos por número de bancas de sus partidos en el Congreso les corresponde ocupar esos cargos. De todas formas, sin alguna defección K en el recinto hay leyes que el gobierno no podrá votar y eso tambien explica algunos puntos de esa movida noche.
¿Por que un cargo para Salta?
El problema, entonces vino con el nombramiento de Cinthia Calletti, que llegó a ocupar ese sillon, en representación del gobernador de Salta. Todo indica que no es al gobernador Gustavo Saenz a quién se le cedió el cargo, sino que el movimiento se debió a un acuerdo mas sofisticado. Este último caso es el que termina detonando la crisis con el PRO por el cargo en la auditoría general. Habrá que ver ahora si el gobierno quiere recomponer en parte la crisis que se desató en Diputados esa noche, dándole al radicalismo un sillón en la AGN por el cupo que corresponde al Senado.
Las heridas que quedaron son grandes y comprometieron políticamente el fin de año, pero nada es como parece. Hasta hace un mes los sillones pendientes de nombramiento en la AGN tenían otros candidatos, con Jorge Triaca y Emilio Monzó como números puestos. Eso cambió y ahora no queda claro si la bronca que manifestó públicamente Cristian Ritondo se debe a una ruptura con la Casa Rosada o si lo hace para que Triaca no se sienta destratado por el representante de su propio partido. Las malas lenguas dicen que esto último es lo que esta sucediendo.
Si esto no fuera así, no se explicaría porque Jorge Triaca, que se quedó sin ese cargo por el PRO, mantiene por ahora una bronca controlada, sabiendo quizás que la maniobra en el nombramiento de la Auditoria, era algo imposible de controlar y que respondía más a una interna propia de la Casa Rosada que a una pelea entre el PRO y Javier Milei.
La interna libertaria de siempre a escena
Y aquí es donde hay que hacer un ejercicio para volver a los orígenes y consecuencias de la eliminación del capítulo 11 y por qué el gobierno aprovechó la oportunidad de acelerar con estos nombramientos en la AGN pendientes de hace casi dos años en los que se termina colocando por LLA a la candidata bendecida por Karina Milei y en contra de la voluntad de Santiago Caputo.
Un dato aparte que demuestra que lo que se vió en la madrugada en Diputados no fue un arrebato del momento: hace 15 días Lule Menem pidió que se analice la posibilidad de modificar por DNU la ley que reglamenta la conformación del colegio de auditores en la AGN. La idea del gobierno, dicen, era continuar funcionando solo con el Auditor General presidente de la AGN, cargo que por la Constitución Nacional corresponde a la oposición y hoy detenta Juan Manuel Olmos, aunque con el organismo paralizado.
Eso prueba que el nombramiento de los auditores era un tema en conflicto y que el gobierno ya pensaba en otro atajo. Finalmente se decantó la decisión de ir por los nombramientos y enfrentar la crisis.
Todo indica que hoy el gobierno tiene perdida la pelea por el Capitulo 11 del Presupuesto 2026. Sería un milagro que el texto se modificara en el Senado. Aunque los milagros siempre pueden darse en política, por más ruidos y alharacas que se hagan ahora, la Casa Rosada sabe que no puede adentrarse en una maniobra de altísimo riesgo como sería intentar modificar el presupuesto en el Senado y que este vuelva a la Cámara de Diputados.
Es un ejercicio que casi nunca se ha hecho en la historia argentina y que el gobierno ahora tampoco podría hacer porque no tendría fuerza para mantener en Diputados el artículo que esa misma cámara eliminó, aunque Patricia Bullrich lograra hacer el cambio en el Senado.
Por otro lado, el gobierno puede hacer las modificaciones que quiera a través de DNU y avanzar en el futuro con un esquema de ejecución de partidas distinto con relación a la discapacidad o las Universidades Nacionales sin tener que pegarse otro tiro en el pie bloqueando un presupuesto que es prácticamente similar al proyecto que el propio gobierno envió el Congreso
Por otro lado, tiene por delante dos consecuencias que son mucho más graves que los errores con el Presupuesto 2026.
El mercado atento: la reforma laboral a febrero
En primer lugar, la sociedad esta pendiente no de la votación del Presupuesto 2026 (algo técnico y lejano para la población en general) sino de la aprobación de una reforma laboral que terminara de una vez por todas de liberar la posibilidad de tener reglas del trabajo modernas ágiles, que disipen el peligro legal que pende desde siempre sobre todo para las PyMEs y limite el poder sindical.
Patricia Bullrich había hecho un acting bastante creíble que parecía llevar a una votación de la reforma labora mucho más rápida incluso que la soñada por los empresarios en los últimos tiempos. Debió frenar, y de una manera casi violenta, y pasar la votación de la modernización laboral a febrero. No hay otra explicación para esto que la inconsistencia politica de toda la movida.
El Gobierno entonces va a tener presupuesto y todo indica que no va a haber cambios y habrá que esperar para el cambio laboral.
Bajo esa premisa es casi seguro que el Senado no hará cambios y que el presupuesto no volverá a la Cámara Diputados; como siempre ha sido se convertirá en ley,después de la votación que está prevista para el próximo viernes en el Senado.
Sin oposición, los errores son incomprensibles
Con un peronismo en proceso de destrucción, sin unidad, con un liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner que se aparece mas a una foto sepia del pasado que una realidad y sin tener ninguna propuesta clara ni económica ni política por parte de la oposición, resulta increíble que el gobierno haya caído en los errores que cayó en la última semana producto de empecinamiento, caprichos y falta de control parlamentario.
Finalmente, otro de los costos que deberá pagar el oficialismo por esto es el nuevo precio que tienen a partir de ahora los gobernadores y los votos que aportan. Fueron ellos, los de provincias unidas y los otros, los que le hicieron ver a Javier Milei en la Cámara de Diputados que no podía contar automáticamente con los votos de sus diputados, fuera, cual fuera la negociación que se había cerrado en el ministerio del Interior.
El gobierno deberá aprender que no puede cambiar acuerdos de la mañana a la noche e incorporar artículos no acordados cuando aún necesita más de una treintena de votos para llegar al quórum para aprobar leyes simples. Son las reglas de la democracia. Para peor esos votos que aportan los gobernadores, suelen ser siempre los más caros, política y económicamente hablando.

