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Patricia Bullrich toma el control del Senado y prepara la reforma laboral tras el Presupuesto 2026

Tras cerrar el Presupuesto 2026 y la Inocencia Fiscal, el oficialismo prepara la reforma laboral con Bullrich al frente de la tropa libertaria.

Patricia Bullrich muestra su entusiasmo con la ley de Presupuesto 2026.

Patricia Bullrich muestra su entusiasmo con la ley de Presupuesto 2026.

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La sanción del Presupuesto 2026 y de las modificaciones a la Ley Penal Tributaria no solo cerró una semana clave para el Gobierno: también dejó al descubierto la arquitectura real del poder legislativo del oficialismo.

Con más de 45 votos afirmativos en ambas leyes, La Libertad Avanza consolidó una mayoría funcional en el Senado y empezó a preparar el terreno para la segunda etapa de las sesiones extraordinarias, prevista para febrero, cuando llegarán los debates más ásperos: la reforma laboral y los cambios a la Ley de Glaciares.

El resultado de la sesión del viernes pasado confirmó, además, un corrimiento interno de protagonismos. El esquema de construcción de mayorías que desplegó el oficialismo terminó opacando figuras centrales del dispositivo presidencial, como el asesor Santiago Caputo, e incluso redujo al plano estrictamente institucional el rol de la vicepresidenta Victoria Villarruel.

Patricia Bullrich ordena la ofensiva en el Senado

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El verdadero motor político de la jornada fue un triángulo operativo que trabajó durante semanas para garantizar los votos. La senadora Patricia Bullrich, el ministro del Interior Diego Santilli y el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem encabezaron las negociaciones, con el respaldo técnico del secretario de Hacienda Carlos Guberman y del secretario de la Presidencia Eduardo Lule Menem.

Ese núcleo duro, que se mostró celebrando los resultados en el Salón de las Provincias, ya fijó la próxima parada legislativa: el 11 de febrero, fecha en la que el oficialismo intentará avanzar con proyectos que ya cuentan con dictámenes de mayoría, pero que prometen una negociación mucho más compleja que la del Presupuesto.

La jefa del bloque libertario logró, además, cumplir con una hoja de ruta que le permitió a Javier Milei superar sus primeros grandes desafíos parlamentarios del año. Primero, condicionó a la oposición con la votación por capítulos del Presupuesto; luego, selló la sanción de la “ley de leyes” y de la Ley de Inocencia Fiscal, dos piezas clave para la estrategia económica del Ejecutivo.

El nuevo centro de gravedad en la Cámara Alta

El reordenamiento de poder también tuvo una traducción física dentro del Palacio Legislativo. Durante décadas, las discusiones políticas de alto nivel se concentraron en el Salón Gris de la Presidencia del Senado. Esa lógica quedó atrás. Hoy, el verdadero centro de operaciones se mudó a la oficina de Patricia Bullrich, en el primer piso del edificio, un despacho que hasta el 9 de diciembre ocupaba el exsenador Martín Lousteau.

Ubicada en un sector discreto del Senado, esa oficina se convirtió en el espacio desde el cual Santilli, Guberman y Menem coordinaron la estrategia voto por voto. Allí también operó el secretario parlamentario del bloque oficialista, Cristian Larsen, encargado de monitorear adhesiones, rechazos y abstenciones.

La dinámica estuvo aceitada: los reclamos de los gobernadores fueron canalizados por Santilli, quien trasladó las demandas económicas a Guberman; Menem se ocupó de contener a los diputados y senadores aliados; y Bullrich terminó de cerrar los acuerdos desde su despacho, ya convertido en el nuevo corazón político del Senado.

Villarruel continúa con su rol limitado

Victoria Villarruel
La presidente del Senado, Victoria Villarruel.

La presidente del Senado, Victoria Villarruel.

En ese esquema, la vicepresidenta quedó circunscripta al papel que había anticipado tras la renovación parlamentaria del 26 de octubre. Villarruel se limitó a conducir formalmente la sesión: habilitar el quórum, administrar los tiempos, otorgar la palabra y delegar el seguimiento del debate en el presidente provisional del cuerpo, Bartolomé Abdala.

Las decisiones políticas, sin embargo, ya no pasan por su despacho. La conducción real del proceso legislativo se desplazó hacia Bullrich, que emerge como la figura dominante del oficialismo en la Cámara alta y ya trabaja en el próximo desafío: la modernización laboral, una reforma que promete tensar aún más el tablero político en febrero.