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Martín Lousteau: "Mientras Javier Milei habla de un milagro económico, la gente está cada vez peor"

Martín Lousteau pasó por el ciclo Si no tocan corazones, no ganan elecciones. La incomodidad de no estar con los dos polos y sus críticas a Javier Milei.

Martín Lousteau en la redacción de MDZ en Buenos Aires. Fotografía: Analía Melnik

Martín Lousteau en la redacción de MDZ en Buenos Aires. Fotografía: Analía Melnik

Para Martín Lousteau esta elección "no se trata solo de frenar a Milei". "No es solamente un tema de decir que no, es un tema de mostrar qué alternativas hay para resolver cuestiones que arrastramos hace mucho tiempo", detalló el candidato a diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires (Ciudadanos Unidos).

Lousteau eligió incómodo camino de no acercarse al Gobierno de Javier Milei, como hizo una buena parte de la UCR, ni al kirchnerismo. Eso le valió momento álgidos en estos 22 meses de gestión libertaria. Por ejemplo, votó en contra de la Ley Bases, pero fue uno de los senadores que se sentó en el recinto y dio quórum, un trámite legislativo clave para que el Gobierno tuviera su mega ley. ¿Su motivo? Había trabajado durante días enteros en un dictamen propio, una propuesta alternativa a la del Gobierno, que nadie firmó, ni siquiera los senadores del partido que él preside.

La entrevista completa de Martín Lousteau en MDZ

Embed - Martín Lousteau - Candidato a diputado

—El peronismo sostiene que lo que frena al Gobierno de Milei son ellos, cuando le ganan las elecciones, y no cuando gana un gobierno provincial u otro frente hace una buena elección. ¿Comparte esa mirada?
—No sé si la discusión es cómo se los frena. Eso es una parte; la otra es cómo se construye algo distinto. Yo no quiero frenar para volver al pasado. En todo caso, hay que frenar para que no hagan daño en cosas que no tienen repuesto, como diría Serrat. Porque creo que el presidente juega con cosas que no tienen repuesto muchas veces: el Garrahan y las universidades. Pero hay que construir otra manera de resolver los problemas que Argentina sí tiene.

—¿Y cómo ve al electorado, que apoyó muchas de las medidas del Gobierno, a pesar vivan peor? ¿Hay una demanda de respuestas a lo que interpreta como "el daño del Gobierno"?
—Sí. Yo creo que la ciudadanía quiere que se resuelvan muchas cosas, entre ellas la economía, porque Milei habla de un milagro económico mientras la gente está cada vez peor. Creo que eso requiere respuestas, requiere mostrar cómo se puede hacer de manera distinta. Más allá del inconveniente financiero en el que entró el Gobierno —a pesar de que todos los economistas advirtieron—, el problema principal es que la economía no crece. Y no crece porque Milei y su equipo económico combinaron tres cosas simultáneamente: la primera, un atraso cambiario muy grande; la segunda, una apertura muy rápida de la economía; y la tercera, una caída en la capacidad de consumo: bajaron los salarios, las jubilaciones y el poder adquisitivo del ahorro. Desde que asumió Milei, se han perdido aproximadamente 10.000 puestos de trabajo por mes en el sector formal en relación de dependencia, y han cerrado alrededor de 15.000 empresas. Yo creo que eso es lo que más angustia, y Argentina necesita resolverlo.

El gobernador Alfredo Cornejo apuntó contra el presidente de la UCR nacional, Martín Lousteau, por el quiebre del bloque de Diputados en el Congreso. Foto: Prensa Gobierno
El gobernador Alfredo Cornejo apuntó contra el presidente de la UCR nacional, Martín Lousteau, por el quiebre del bloque de Diputados en el Congreso. Foto: Prensa Gobierno
El gobernador Alfredo Cornejo apuntó contra el presidente de la UCR nacional, Martín Lousteau, por el quiebre del bloque de Diputados en el Congreso. Foto: Prensa Gobierno

—Ahora, uno escucha esa descripción y no parece ser la del presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), que en algunas provincias se alineó al oficialismo, al igual que en Diputados y en el Senado
—Eso le pasó a todos los partidos, en todos los espacios políticos. La irrupción de Milei generó, en algunos casos, ilusión; en otros, confusión. Y creo que ahora, que se ven los efectos cotidianos en la producción, en las provincias y en la vida de las familias, hay mayor conciencia de que hay que corregir cosas, y rápido. Veo un grupo de gobernadores —el de Provincias Unidas— que resuelven los problemas del Estado y aún así tienen superávit. Miro el caso de Santa Fe, que pudo bajar el 40% del costo de la obra pública y, sin embargo, hace cada vez más obra pública; o que hace una reforma previsional solidaria y ahorra 25 mil millones de pesos; o que compra medicamentos un 82% más baratos que el precio de venta al público.

Martín Lousteau: "Hay una sensación de que no huele bien"

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—¿Por qué habría que creer que Provincias Unidas va a ser oposición al Gobierno si muchas veces esos gobernadores utilizan el voto de senadores y diputados que responden a ese espacio como moneda de cambio para acordar con el Gobierno?
—Eso lo he visto en todos los espacios políticos: lo he visto en el PRO, lo he visto en el PJ y también en el radicalismo, muchas veces. Los gobernadores están tensionados, sobre todo al principio de las gestiones, por dos cosas. La primera es por los poderes ejecutivos nacionales que negocian con ellos cuánto dinero les llega. Y ahí el gobierno de Milei ha sido muy discrecional. Como no ha tenido presupuesto por dos años, ha decidido a quién le manda plata, a quién no, en qué concepto y en qué no. Eso ha sido duro para muchos gobernadores. La segunda razón es que, al inicio de un gobierno, hay una expectativa de ver cuántas cosas de las que nos aquejan pueden resolverse.

—¿Cómo se imagina al Congreso a partir del 10 de diciembre?
—Hoy vemos un Congreso muy confuso, que casi se ha transformado en un reality, con muy poca calidad de debate público. Hay algunos que dicen siempre que no, otros que dicen siempre que sí, y vemos episodios bochornosos muy seguido. Me parece que hace falta trabajar los temas con mayor profundidad, para ver qué soluciones se encuentran.

Martín Lousteua: "Milei no tiene herramientas"

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—El Gobierno tal vez no haga una buena, o tan buena, elección como preveían hace un año, aunque sí será cierto que aumentarán las bancas. ¿Cómo se imagina ese escenario de un oficialismo con un poco más de presencia, pero con descrédito de la sociedad?
—Veo un nivel de preocupación muy grande en la calle, en las familias, en los comercios, en las pymes y también en las empresas grandes. Veo un nivel de preocupación alto. Después, veo una suerte de desilusión porque Milei había dicho muchas cosas que claramente no se cumplieron. Empieza a haber una sensación de “otra vez sopa”. Y cuando te tienen que rescatar dos veces en seis meses —primero el Fondo Monetario, después el Tesoro—, creo que esa sensación se agrava. Tenés un presidente que dijo que venía a arreglar la economía argentina, que sabía mucho de economía y que la iba a arreglar a costa de la casta y no de la gente. Y no está pasando eso. Habla de barrabravas en otros lugares y está rodeado de barrabravas. Dijo que iba a cortar la mano si encontraba corrupción en su gobierno, y sigue sin poder explicar qué pasó en la Agencia Nacional de Discapacidad. Ya van seis explicaciones distintas. Yo tengo un hijo de 12: si me da seis explicaciones distintas de algo, es porque no me está diciendo la verdad. Ahora pasa lo de Espert, que dice “cárcel o bala, con los narcos ni piedad”, y resulta que está involucrado en un caso en Estados Unidos, donde se detecta una transferencia de 200.000 dólares hacia su campaña política, y no va a ningún lugar a explicar.

—Milei ganó la elección en 2023 prometiendo la destrucción del Estado, ¿creés que el electorado ya está preparado para pedir más y mejor Estado?
La sociedad estaba cansada desde hacía mucho tiempo de un Estado que era cada vez más grande, que te cobraba cada vez más impuestos y no te daba nada. Entonces, dijo: “Esto hay que cambiarlo” y alguien que le dijo “yo vengo a romper esto”. A esta altura lo que vemos es que solo hay, otra vez, motosierra que rompe, pero nada para construir. La sociedad le empieza a decir: “Che, hasta acá. Empezá a construir algo diferente, empezá a construir otra vez. Si te vas a meter con la educación, no; si te vas a meter con la salud, no; si te vas a meter con la obra pública, ojo”. Porque pareciera que, si no, no hay alternativa: o hacés obra pública con corrupción, o no hacés obra pública. Este es un gobierno, por ejemplo, que ha parado obra pública para llevar agua potable al conurbano, financiada con organismos multilaterales, cuando le falta solo un 25% para terminarla. Entonces, me parece que la gente empieza a decirle: “Mirá, todo bien, estamos muy disconformes, pero no rompas todo. Empezá a construir otra cosa”. Y ahí es donde a Milei se le complica pensar cuál es la herramienta o el instrumento que tiene que usar para construir.

Martín Lousteau: Minuto para ganar elecciones

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