Presenta:

Carta abierta al gobierno nacional y provincial: ¿de qué se ríen?

¿Qué aplauden? ¿Qué festejan? La opinión de Alberto Pont y José Luis Ramón, candidatos provinciales.

LUIS PETRI JAVIER MILEI ALFREDO CORNEJO

Esta semana se reunieron en Mendoza productores y empresarios del oasis Sur de nuestra querida provincia junto al Gobernador y el Presidente, en el marco del almuerzo anual de las Fuerzas Vivas.

El Presidente, un tanto desorientado, mencionó en su discurso al Valle de Uco y lo ponderó como modelo y ejemplo a seguir, al igual que a la gestión mendocina. Y aunque por un lado sentí orgullo por mi Valle, me quedó un sabor amargo. Hay cosas que necesito decirles —y sé que represento la voz de muchos.

Mendoza no crece desde hace diez años, justamente desde que gobierna Cornejo. Según estadísticas de la DEIE, entre 2015 y 2024 el valor total de los bienes y servicios producidos en la provincia (PBG) cayó un 4%. Y eso que hoy somos 250 mil mendocinos más que en 2015.

Los productores vemos cada año cómo se abandonan las fincas. En ese mismo período, la superficie agrícola bajo riego pasó de 300.000 a 260.000 hectáreas, y más de 3.000 productores quedaron en el camino.

Aunque el Presidente lo niegue, el cambio climático es una realidad que nos golpea con fuerza. Cada año hay menos agua, muchos acuíferos están comprometidos y las tormentas de granizo y las heladas tempranas son cada vez más frecuentes y severas.

Para los mendocinos, el tema del agua es vital. Sin embargo, parece no serlo tanto para nuestros gobernantes, que encargaron a una empresa de Israel que les diga lo que hace tiempo sabemos: el agua hay que cuidarla.

Hace 22 años, desde la inauguración del dique Potrerillos, que en la provincia no se realiza una obra importante de captación o distribución. Tampoco hay créditos blandos para riego eficiente, y se cerró el PROSAP, el único instrumento financiero internacional destinado a obras de riego.

Ni hablar de los escándalos de corrupción por el manejo arbitrario de permisos de perforación por parte del Departamento General de Irrigación.

En cuanto a las tormentas de granizo y heladas tempranas que enfrentamos año a año, ni la Nación ni la Provincia cuentan con una política seria de adaptación al cambio climático.

En Mendoza se desmanteló el sistema de lucha antigranizo, reemplazándolo por un fondo compensador de daños que está muy lejos de cubrir los costos reales de los productores. Un parche, nada más.

La ley nacional de emergencia agropecuaria quedó obsoleta: el gobierno nunca actualizó el fondo destinado a sostener estructuras productivas dañadas. Y hoy no contamos con financiamiento ni rentabilidad suficiente para invertir en mallas antigranizo o sistemas de defensa activa contra las heladas.

Durante sus discursos, el Gobernador y el Presidente hablaron de “tener una economía ordenada”. Suena a burla.

El Presidente, que ya no sabe a quién pedirle prestado, promueve un modelo de especulación financiera que destruye a los productores de las economías regionales. No hay plata en la calle, el consumo se desplomó y los precios cayeron al piso.

Sin mercado interno y con costos dolarizados, no podemos competir afuera: las exportaciones de vino bajaron 8% y las de ajo 6%. Encima, abrieron las importaciones a productos subsidiados de otros países, los mismos que intentamos producir nosotros.

Producir en este contexto es una odisea. Los costos aumentaron más del 50%, muy por encima de la inflación “controlada” que ustedes anuncian. La energía y el gasoil suben cada día.

Altos costos y bajos precios significan crisis de rentabilidad, quebranto y cierres de fincas y fábricas, menos riqueza y menos trabajo para todos los mendocinos.

¿Me entienden ahora por qué les digo que no hay nada que festejar? Y aún me quedan cosas por decir. Sr. Cornejo, usted que habla de ampliar la matriz productiva de Mendoza, no le suelte la mano a quien siempre nos dio de comer. La agroindustria es noble y sustentable, a pesar de ustedes.

Retome la obra pública, los caminos rurales, la impermeabilización de canales, la electrificación de los campos y el crédito blando para inversión y capital de trabajo.

Los productores sabemos producir, si nos dan una mano. No espere a que se “ordene la macro” para atraer inversores extranjeros: acá estamos los inversores locales, los que, pese a todo, seguimos trabajando porque queremos que nuestros hijos se queden a vivir acá.

P.D.: Instituciones como el IDR y el INTA son pilares fundamentales para el desarrollo del sector. Su información estratégica y asistencia técnica son condiciones básicas si realmente queremos crecer y competir. Les pedimos, por favor, que no caigan bajo la motosierra sin sentido.