Las nuevas relaciones carnales, de Menem jugando contra Bush al golf y al tenis a Milei y los saltitos de Trump
A dos días del cierre comercial con los Estados Unidos de Donald Trump, un testigo de todo el procedimiento del lado argentino me contó cómo se realizó el trato, en el que la delegación de nuestro país solo aceptaba o preguntaba. El tratado solo escrito en inglés y la importancia geopolítica de una nueva oportunidad para una Argentina relacionada con occidente. Las reformas que quedan por hacer y la relación con el Congreso.
Trump condicionó su respaldo a Milei a una victoria en las elecciones. Ahora empieza a exponer la letra chica.
Getty Images“Pensar que Carlos Menem recibía a George Bush en Anillaco y el yankee jugaba al golf con 50 grados de calor… Ahora Milei lo tiene que ir a esperar en la explanada a Donald Trump para que le regale unos dólares y le mande un trato comercial completamente en ingles”, relató uno de los testigos presenciales de esta nueva negociación comercial y económica entre ambos países.
“Todas las reuniones fueron en Washington DC por empezar. Muchas reuniones tuvieron la dinámica de entrar a la sala de “negociación”, recibir de la contraparte una carpeta con una consigna y decirles “bueno, vayan al hotel y vean si pueden seguir estos puntos….Y cuando estén en condiciones de aceptarlos, seguimos” confió la misma fuente quien, sin salir de su asombro, relató que “lo más hermoso de todo pasó cuando salió la declaración conjunta… ¡solo en inglés y solo es válida la versión en inglés!”.
La relación argentina norteamericana actual difiere de las anteriores. No solo la menemista, en la que Carlos Saúl sabía que estaba en inferioridad de condiciones, pero compartía costumbres que él realizaba con Bush. Tenis, Golf y Pesca a cambio de relaciones carnales y colaboración en la guerra del Golfo.
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A Bush hijo, en cambio, le tocó el “zurdo” de Néstor Kirchner, antiguo aplicador de la circular 1050 cuando era abogado en Santa Cruz, aunque cuando llegó a la presidencia prefería relacionarse económicamente, de manera oficial y extra oficial, con la Venezuela de Hugo Chávez. Lamentablemente para aquellos que todavía creen que Axel Kicillof puede interpretar una nueva canción, días atrás participó de un recuerdo en Mar del Plata por los veinte años de la contra cumbre realizada en esa ciudad cuando se le dijo que no al ALCA.
Por cuestiones de absoluta reserva y confianza, el especialista comercial que habló con este cronista consideró que “el acuerdo es bueno y beneficioso para nuestro país (Argentina) pero “constituye el perfeccionamiento del alineamiento político. Un instrumento que completa el ADN de la ficha Argentina en la política de defensa nacional de los Estados Unidos”.
“Para los norteamericanos, el control económico es pieza fundamental de su política de defensa nacional. Y hoy el objetivo de USA es “deschinizar” su continente como primer ingrediente de su seguridad nacional. Y este acuerdo persigue fundamentalmente ese objetivo”, agregó.
Distinto tiempo y diferentes maneras. Si bien el argentino se dejaba ganar, la relación entre los presidentes nunca fue como la que se muestra entre Milei y Trump.
Según se entiende, los industriales “no deberían rechazar este convenio. Seguramente nadie lo hará, pero si le exigiría al gobierno argentino a tomar nota y a accionar en el sentido del Acuerdo. La producción yankee nunca será un peligro para nuestro país”, remató.
En otro capítulo de la “vuelta a los ’90”, pero a través de un gobierno más anárquico que capitalista, también se discuten temas como la reforma laboral. En este aspecto, una especialista en el tema, la abogada constitucionalista y ex diputada nacional Graciela Camaño le pidió a “este gobierno que dice ser libertario que no regule lo que no corresponde”.
“Cuando se discutan los derechos relacionados con el Trabajo se debe contemplar que tienen rango constitucional. Pero tampoco se puede seguir con una ley que regula el derecho colectivo desde 1940. Se tiene que reformar esto también, pero protegiendo al trabajador y no destruyendo al sindicato”, reclamó Camaño.
Irónica, explicó que “el desafío de los libertarios es cómo hacer para que la larga mano del Estado deje de estar encima de las organizaciones sindicales”, siempre regulados por organismos que dependen del Estado Nacional. “Las Obras sociales están reguladas. Las personerías jurídicas necesitan la personería que la da el Estado… Todo es así”.
La necesidad de una reforma estructural es “indiscutible”. De cincuenta millones de habitantes, solo hay catorce millones económicamente activas. Y de ellas, solo seis millones están registrados. “Algo mal estamos haciendo”, exclamó.
La Libertad Avanza mantiene la agenda y el discurso del momento. Sin embargo, las negociaciones con los gobernadores y los “aliados” del PRO están en tiempo de estudio. El resultado electoral habilitó al gobierno a acelerar y el resto del arco político no puede reaccionar ante semejante acompañamiento social sin por lo menos fingir que aceptan las nuevas condiciones.
Sin embargo, los operadores oficialistas siguen pisándose los pies entre sí. Tal cual declaró un importante referente libertario del interior, “este es un gobierno en el que El Jefe manda y él es el ministro del Economía”.
