La Corte le resolvió el problema a Kicillof y Massa se alinea con Máximo Kirchner
Colaboradores de CFK recriminaban que no fue candidata a diputada nacional en 2023. Si lo hubiera hecho, hoy no estaría presa. Pero no entienden que a ella "la absolvió la historia" y que esta Corte es parte de un plan para su destrucción. Milei se quedó sin su villano favorito.

Mayra Mendoza, la heredera en la Tercera Sección de CFK.
ReutersAxel Kicillof no lo va a expresar y menos vociferar. Pero internamente sabe que, con la prisión que deberá cumplir Cristina Fernández de Kirchner, queda solo en la escena y el apoyo de más de medio centenar de intendentes podría transformarse, más pronto que tarde, en mucho más.
En frente, con menos poder, pero con mucha potencia de daño quedaron Máximo Kirchner y Sergio Massa, quien súbitamente, y a pesar de los consejos de muchos de sus estrechos colaboradores, prefirió continuar con los desechos del kirchnerismo. Los cree más confiables y extremadamente más políticos que el Axel Kicillof. Hace un año, un viejo conocido suyo de la UCEDE, le alertó que iba camino a ser el síndico de la quiebra del kirchenrismo.
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A pesar de la ventaja con la que aparece, el gobernador corre el riesgo de quedar entrampado en la “unidad hasta que duela” a la que había empezado a ser sometido hace diez días cuando Cristina Fernández de Kirchner anunció unilateralmente que iba a ser candidata a diputada provincial por la Tercera Sección Electoral.
Kicillof debe, obligatoriamente, acercarse mucho más a los sectores medios que todavía no pudo atraer con su discurso garantista y estatista. “Mauricio Macri le ganó a Daniel Scioli porque dejó de lado los dogmas contra los planes sociales, Aerolíneas Argentinas y negó que iban a volver las AFJP. Ese puntito de diferencia le alcanzó en el ballotage”, recordaba hoy un antiguo jefe de campaña del ahora secretario de Turismo de la Nación.
En su último acto oficial como presidenta del PJ Nacional, en la noche del lunes, Fernández de Kirchner se mostró en un acto en memoria por los fusilamientos de José León Suárez con Leonardo Grosso, otro que, participando del Movimiento Evita, estuvo deambulando en las cercanías del Instituto Patria tanto como lejos, cuando intentaron la renovación del pan peronismo a través de Florencio Randazzo.
La foto Cristina – Leo Grosso fue un mensaje directo para uno de los ministros más conocidos de la gestión de Kicillof, el sanmartinense Gabriel Katopodis. El funcionario provincial dirimió una interna en la pasada elección de 2023 contra el propio Grosso, quien compitió para intendente contra el actual jefe comunal Fernando Moreira. El mensaje directo es “vamos a cuidar y bancar a cada uno de los nuestros”.
Más allá de alguna movilización espontánea, la presencia de la multitud peronista en defensa de su líder fue más que exigua. No llegó a ser lo patético que resultó la convocatoria de Carlos Chacho Alvarez cuando renunció del gobierno de la Alianza y se sentó en Varela Varelita, pero no estuvo tan lejos de aquella imagen. La expectativa del caos sobrevoló, en algún momento, por las mentes encargadas de la Seguridad nacional y porteña.
Sin temor al error se puede decir que Cristina fue. Su ciclo fue más extenso que el anterior gran conductor del peronismo aunque con una idea mucho más parecida a la que ahora representa Javier Milei, como el riojano Carlos Menem. Una vez fuera del poder, ni siquiera pudo sobrevivir, como principal dirigente opositor, a la pésima presidencia de Fernando De la Rúa.
Los gobernadores peronistas de aquel momento tenían otra potencia. Eduardo Duhalde era el más fuerte, pero también participaban de la discusión Adolfo y Alberto Rodríguez Sáa, Carlos Reutemann, José Manuel De la Sota y los gobernadores bonaerenses Felipe Solá y Carlos Ruckauf. Sin embargo, desde el sur, surgió la sorpresa que, como el actual presidente, llegó como un relámpago para invalidar todo lo anterior. Néstor Kirchner aprovechó que nadie despegaba y con su audacia convenció al presidente previsional Duhalde.
Hoy los gobernadores evitaron pasar por la sede partidaria donde Cristina recibió la noticia de su detención efectiva y Kicillof casi que hizo una visita de médico, con un rápido y tenso diálogo de casi media hora. Muy poco para despedirse de una jefa política que lo trajo hasta donde está en sus diez años de ejercicio pleno del poder.
La muralla que impedía el diálogo político y electoral entre sectores cercanos al peronismo con otros que se alejaron hace tiempo por sus diferencias con la radicalización kirchnerista ya no tiene más ese frontón que le impedía el contacto. Massa, quien apostó fuertemente en la contención del cristinismo con su sociedad con Máximo Kirchner, tiene ahora como objetivo ir por todos esos expulsados.
En el PRO y la UCR, no lo dicen, pero ahora dieron vuelta el reloj de arena. Creen que Cristian Ritondo ingresó en tiempo de descuento y esperan que brinde buenas noticias en sus negociaciones con Karina Milei y La Libertad Avanza en la Provincia de Buenos Aires. Sin Cristina como candidata se cae también el discurso de “juntarnos para ganarle al kirchnerismo”. La vuelta de un renovado club de intendentes de lo que fue Juntos por el Cambio tomó nueva fuerza.