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Fieles, herederos y garantes: Cornejo y el equipo que garantiza su permanencia

El resultado de las elecciones fue otra demostración de pericia política de Alfredo Cornejo. Quiénes son los referentes que garantizan "continuidad" y también blindan el proyecto cornejista.

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En 2009 Alfredo Cornejo ya se había dado cuenta: el sillón de intendente de Godoy Cruz que al principio había subestimado era un buen punto de partida para construir su propio sector político; más tras unas elecciones que le motivaron una curiosa chicana. Sentado en su despacho tenía una remera que rezaba: “yo vi al PJ 25 puntos abajo”. Acababan de pasar las elecciones intermedias en las que la UCR comenzaba a volver a unirse, tras el no positivo de Julio Cobos, y él quería liderarla como primer paso para lo que vendría.

Hoy 16 años después, el Gobernador no festeja de la misma manera, aunque el resultado de las elecciones fue aún más contundente: el PJ terminó 30 puntos abajo y el oficialismo está al borde de tener mayoría especial en la Legislatura. Será por el temple o porque lo hizo gracias a una sociedad política que no aún no terminan de digerir, esta vez no hubo remera. Pero sobre o que no hay dudas es cómo usará Cornejo ese respaldo: ejerciendo el poder. Más aún con el camino al monopolio político que comienza a transitar Mendoza en lo que es una “anomalía” histórica: nunca antes un sector concentró tanto poder y por tanto tiempo. La duda es cómo será la convivencia que con dos de sus incómodos socios. La Libertad Avanza por un lado y Luis Petri por el otro. El Gobernador ha demostrado pericia también para controlar a sus heterogéneos socios; que incluyeron desde 2015 referentes de izquierda, derecha, pastores evangélicos, empresarios, peronistas, massistas, socialistas, demócratas y varios etcéteras más.

Había tres escenarios posibles tras las elecciones y se dio el más beneficioso para el oficialismo y también el menos pensado. Con el “éxito holgado” cualquier cambio local demorará; aunque no las reformas que el Gobierno tiene en el mapa.

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No fue casualidad, por ejemplo, que a los dos días de haber ganado la elección el Gobierno acelerara con uno de los temas que se transformaron en eje de la “nueva” gestión y, también, uno de los íconos de los cambios de discurso. Es lo que pasó con la minería. Para Cornejo el tema era palabra prohibida hace 5 años por temor al repudio social, más con el antecedente de haber hecho campaña en contra en 2011 y 2015. Ahora, en cambio, se embandera con riesgo de exageración. Cornejo lo hizo a su modo: con cambios normativos, estrategia de gestión, promoción, presión judicial y ejecución. En el paquete de leyes enviado la semana pasada, por ejemplo, estaba transparentada la falta de experiencia de Mendoza, que no tenía ni ley de regalías. En el cierre de la feria hubo un dato relevante. Según la encuesta de la consultora Poliarquía reveló que 4 de cada 10 mendocinos está a favor de la minería. Cuando se inició la gestión de Cornejo era de menos de 2 de cada 10. Claro que en la misma feria quedaron dudas pendientes: qué será de esa impronta sin Cornejo y, sobre todo, qué pasará con las carencias estructurales que hacen que en Mendoza haya más empresas y empresarios que inversiones.

Uno por uno, los garantes del cornejismo

El “equipo” de Cornejo se va a consolidado como estrategia de permanencia. Allí está uno de los principales capitales políticos del Gobernador. Desde los ministros hasta los directores y jefes de administración de cada área le responden y, cree, perdurarán más allá de su estadía en el cargo.

Para gobernar hace falta un equipo compacto de al menos 300 personas. En el oficialismo creen que más allá de la disputa por el liderazgo que viene, si el recambio en el sillón de San Martín es por otro radical (incluido allí Petri), la presencia de Cornejo está garantizada con esa red de gestión formada mucho antes incluso de llegar a la gobernación en 2015. “Hay gente en Seguridad, Hacienda y otras áreas que le responden desde que estaba Cobos”, explican.

En el equipo de Cornejo hay una lista chica que se mantiene. Una alineación con roles clave. Tres de los principales cerebros son Lisandro Nieri, Martín Kerchner y Tadeo García Zalazar. Nieri es uno de los dirigentes más influyentes y respetados dentro del oficialismo. Fue, junto con Kerchner, uno de los ideólogos del plan de rescate financiero en 2015 que dio inicio a la gestión de Cornejo, que incluyó los 500 millones de dólares de deuda, una “convocatoria de acreedores” con bono incluido y el sendero de equilibrio financiero que se ejecutó. Hoy, por ejemplo, está a cargo del diseño de alguno de los planes del Pacto de Mayo. Kerchner es el “gobernador que no fue” para Cornejo, por su falta de empatía política dentro y fuera del Gobierno. Pero es otro de los cerebros del cornejismo en temas estructurales; desde lo financiero, las obras y la gestión general. La confianza con Cornejo es previa a la gobernación, pues estuvo con el mandatario en el Ministerio de Seguridad y la “muni” de Godoy Cruz, la usina desde donde se gestó todo. Tadeo García Zalazar tiene un origen aún más remoto, pues construyeron poder desde antes de cambiarse el domicilio. Como “ahijado político” masticó bronca y sufre la falta de rebeldía, pero tiene el beneficio de la confianza total. Tanto, que la DGE ha logrado tener más recursos que nunca y le levantan cepos que con otro dirigente hubiera sido distinto.

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En esa primera línea también está Pablo Andrés “Peti” Lombardi, presidente de la Cámara de Diputados y de la UCR. Es un polifuncional y de los pocos dirigentes a quienes Cornejo delega la gestión política y la estrategia, temas que ocupan gran parte de la cabeza del Gobernador.

En el equipo de Cornejo hay un sector releante. Es el grupo "renovación” que integran los funcionarios más jóvenes y que probablemente más futuro tengan en el armado que viene. Jimena Latorre, Natalio Mema, Mercedes Rus y Rodolfo Montero son los principales referentes de los herederos. Latorre es una de las que lo lidera. La ministra de Energía tiene un rol clave dentro del Gobierno, con las áreas que más impulso han tenido y también más cambios: Minería, petróleo y ambiente. Fuera de las “gallegadas” que le complican algunos vínculos, está empoderada, goza de un alto respaldo y fuera de la provincia tiene prestigio. Natalio Mema tiene a cargo el ministerio más diverso, donde también se pagan favores políticos a los aliados, y Cornejo le deja un amplio margen de acción en temas clave. Tuvo un paso en falso en su intento por ser intendente de Luján, pero muchos lo ven con proyección tras haber ganado pericia política. Él se reconoce como “milenial”, con los beneficios y complicaciones generacionales que puede tener.

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Rus tiene el área más compleja del Gobierno, donde Cornejo volvió a tomar un rol protagónico. Hay quienes la ven como una futura referente dentro de la estructura judicial, pero es parte de las estructuras políticas del “nuevo cornejismo”. Montero es, puertas adentro, el ministro que más sorprendió al Gobernador por la forma de gestionar; por eso tiene una consideración especial. Víctor Fayad comparte generación y vínculos con ese equipo. El ministro de Hacienda tiene la cabeza de hielo y aseguran que la única duda sobre el futuro es que él mismo ha sugerido alguna vez que podría irse al sector privado. Hay otras referentes que si bien tienen trayectoria, habían estado en roles con perfil más bajo. Es el caso de Marité Baduí, que estuvo ligada antes al Departamento General de Irrigación y el vínculo con organismos externos. Tiene en su mano la “billetera” más gruesa por la administración de los 1023 millones de dólares.

En el cornejismo duro está la línea histórica, donde hay una lista larga de dirigentes. Para resumir, hay tres que pueden representar subsectores. El de mayor confianza es Pablo Sarale, que es mucho más que un secretario de Comunicación. Él y Cornejo conviven desde que compartieron el Ministerio de Seguridad, cuando desde el arranque rompieron las diferencias de origen. Con otro rol, Néstor Majul es parte de los históricos cornejistas dedicados a hacer lo que el Gobernador decide: sea informar, operar o ejecutar. En la vinculación con otros poderes está Marcelo D’agostino, el subsecretario de Justicia que pivotea con abogados, jueces, fiscales y también empresarios que tienen permeabilidad con esos sectores.

Marite Badui, Esteban Allasino

Hay un grupo que hace las inferiores en el cornejismo y son los intendentes nuevos. Salvo Diego Costarelli, que fue secretario privado de Cornejo y que tiene confianza personal, el resto aún está en etapa de construcción. En la lista hay un “extrapartidario” a quien le piden el pase: Esteban Allasino, de Luján, es un dirigente deseado por algunos en el corneismo. “Él se muere por venir con nosotros”, dicen los más soberbios. “Lo quieren traer”, reconocen los más realistas que quieren aprovechar la orfandad política del intendente del departamento que más creció en votos y donde LLA-CM tuvo el resultado más contundente.

Hay dirigentes no cornejistas que, sin embargo, tienen la Visa firmada para ser parte: es el caso de Ulpiano Suarez, que tiene una relación armoniosa con el Gobernador y muchos de sus embajadores. En la estrategia "legislativa" nacional están, con distinto peso, Rodolfo Suarez, Mariana Juri y Pamela Verasay.

El cornejismo no sería lo que es sin los custodios del poder; los dirigentes políticos o funcionarios técnicos que tienen permeabilidad con el Gobernador y que generan una situación institucional extraña. Dalmiro Garay, presidente de la Suprema Corte, Alejandro Gullé, titular del Ministerio Público, Néstor Parés, presidente del Tribunal de Cuentas, Gabriel Balsels Miró, de la Oficina de Ética Pública, Paula Allasino, contadora General de la Provincia, y la lista sigue con organizaciones de la sociedad civil que influyen también en el Estado que le dan garantías de permanencia y le evitan sobresaltos ahora y en el futuro.