Emilio Monzó: "El problema con Javier Milei no es tanto el fondo, sino las formas"
Emilio Monzó (Provincias Unidas) quiere renovar su banca en la Cámara de Diputados y pasó por "Si no tocan corazones, no ganan elecciones".

Emilio Monzó en la redacción de MDZ en Buenos Aires. Fotografía: Analía Melnik
Para Emilio Monzó( Provincias Unidas) la política es algo constitutivo en su vida y así lo reivindica. El candidato a diputado nacional por Buenos Aires eligió, una vez más, el camino de "la ancha avenida del medio". Sabe que esta vez, frente a un nuevo escenario de polarización, es difícil. Su espacio defiende las reformas estructurales que propone Javier Milei y se limita a criticar "las formas". "No es capricho", aclaró en una nueva edición de Si no tocan corazones, no ganan elecciones, la sección de entrevistas electorales de MDZ.
La política también fue lo llevó por el camino del amor. En 2003 llegó a la intendencia de Carlos Tejedor. El día siguiente del triunfo en la urna se animó a confesarle su amor a la mujer que por más de 20 años cautivó su corazón. "La llamé, le dije todo lo que sentía por ella, y quería que tuviéramos una familia juntos. Me declaré así y le corté el teléfono sin escuchar su respuesta", recordó en su visita a la redacción de MDZ. A las dos semanas ella le escribió y él la fue a buscar a la Capital Federal. Desde ahí, caminan juntos.
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La entrevista completa a Emilio Monzó
— ¿Cómo está viendo el clima electoral a pocas semanas de la votación?
— Hay una apatía general en todos los espacios políticos, casi no se ve clima electoral. La campaña está siendo muy fría. Sí hay interés por parte de las entidades intermedias —las cámaras de comercio, los parques industriales—, donde se nota una preocupación clara. En esos lugares te encontrás con gente que participa, que pregunta, que tiene dudas, pero no hay clima partidario. Eso es lo extraño de esta campaña. Te sentís como si hubieras llegado cuando ya terminó la fiesta: te reciben porque hiciste el esfuerzo de ir, pero sin entusiasmo. Y eso se refleja también en la desafección ciudadana a la hora de votar.
— El hecho de que no haya una boleta de identificación partidaria me imagino que dificulta también ese proceso.
— La distinción entre la boleta única y la partidaria ya tuvo un impacto en nuestra provincia, separó la elección nacional de la provincial. Desde que entregó la Capital Federal como distrito capital del país, los bonaerenses seguimos mirando a esa ciudad y a sus dirigentes como si fueran nuestra capital. Cuando votábamos con la boleta sábana, los dirigentes nacionales eran los que traccionaban el voto. Era más fácil ser diputado yendo al Instituto Patria o a cualquier otro lugar que recorriendo la provincia. Porque te arrastraba la figura nacional. En cambio, en provincias como Mendoza, los diputados se legitiman territorialmente y defienden los intereses de su provincia, no los de un espacio político. En Buenos Aires tenemos 70 diputados nacionales y no sabemos quiénes son, porque fueron elegidos por dirigentes nacionales.
— ¿Y esa separación cómo impacta en la dirigencia?
- Obliga a que los diputados deban legitimarse territorialmente. El otro día vimos una elección muy extraña, donde el Gobierno nacional se equivocó: los intendentes fueron los protagonistas del resultado. Eso es positivo, porque obliga a rendir cuentas y a trabajar en el territorio. Antes nos imponían legisladores provinciales que ni siquiera eran bonaerenses. Eso se terminó. El otro efecto lo veremos el domingo: creo que será una elección más transparente, donde el presidente de mesa tiene el control. Pero hay que tener cuidado: en el recuento de votos, siempre hay algún pícaro que va con lapicera y puede anular votos haciendo una doble tilde. En Santa Fe hubo récord de votos nulos. Hay que estar atentos.
— ¿Cómo está hoy la relación con el Gobierno? Después de varios meses de distancia en el Congreso, parece haber un intento de recuperar la buena conversación, por sugerencias dentro del país como las que llegan de Estados Unidos.
— En 2023, la figura de Milei irrumpió de forma disruptiva, con una motosierra, diciendo que iba a cortar cabezas. Esa actitud inflamada coincidió con la indignación de la sociedad. Fue un momento. Y votamos a esa persona que reflejaba ese humor social. Pero esa persona no cambió: sigue siendo la misma. Sigue con la destrucción, la megalomanía y el narcisismo. En el Congreso comenzó con una mayoría de 160 o 170 diputados que votamos las ideas que había que votar en Argentina. Pero empezó a distanciarse: primero de sus asociados, luego de sus aliados, después de sus socios. Y ahora, cada vez que sesionamos, vemos que se le van diputados nacionales de su propio bloque. Le reclamamos al Gobierno que cambie la actitud, que converse, que dialogue. Hay mucha gente dispuesta a ayudar por la Argentina. Es increíble la frivolidad de tener que ir a Estados Unidos para que te bajen línea y te digan que estás arruinando las posibilidades de un acuerdo político.
Emilio Monzó: "El problema son las formas"
— Ahora, es un escenario muy distinto al de enero de 2024 para sentarse a negociar con un Gobierno que viene golpeado por escándalos propios y por resultados electorales. ¿Cree que ustedes ahora tienen un capital, una moneda de cambio, distinta?
— No es una cuestión de moneda de cambio. Las ideas y las reformas estructurales en Argentina están claras. La moneda principal son las formas, no tanto el fondo. El problema es la agresión permanente. Lo que tiene que cambiar el Gobierno es el trato con el adversario. Este es un Gobierno que trató de cancelar a cualquiera que se animara a esbozar una crítica. Perdimos aliados de nuestro bloque que estaban dispuestos a votar la Ley Bases completa, pero se cansaron del maltrato.
— Pero, si están tan de acuerdo con los cambios estructurales que Milei quiere para la Argentina, ¿no es un capricho discutir la forma?
— No es un capricho: las formas son tan importantes como el fondo. Si querés conseguir tus objetivos sin respetar al Congreso, vetando todo lo que aprueba, manipulando la Corte Suprema o anulando los resortes republicanos, estás afectando el fondo. Nosotros no tenemos problema en apoyar las ideas correctas. Pero si el trato que tiene el Gobierno —el destrato, más bien— continúa, es imposible. Lo vimos con los gobernadores, con el de Corrientes, con Mauricio Macri, con Silvia Lospennato. Todo eso genera distancia. Hay una parte muy humana en la política. Podés hablar de ideas, pero si el trato humano se pierde, no hay forma de avanzar. Hace dos años que no votamos el presupuesto. Cuando nosotros lo teníamos, antes de ingresarlo al Congreso consultábamos a la oposición qué opinaba. Eso es diálogo, y eso genera confianza. Por eso digo: las formas son tan importantes como el fondo. No es capricho.
Emilio Monzó: "El PRO se desvaneció"
— ¿Cómo se construye una fuerza opositora teniendo en cuenta que defienden las políticas de cambio estructural que propone Javier Milei?
— Es muy difícil. No es una campaña cómoda para nosotros ni para quienes transitan el camino del centro. El centro es difícil de explicar. Es más fácil apelar a las emociones negativas, polarizar, ofrecer soluciones simples. Eso, electoralmente, es más atractivo.
— Pero en su bloque hay un diputado que prácticamente oficialista, ¿por qué alguien que quiere votar oposición debe respaldar a ustedes?
— ¿Por quién lo dice?
— Francisco Morchio, el diputado por Entre Ríos, que responde al gobernador Rogelio Frigerio, alineado a La Libertad Avanza. En ninguna votación, se opuso a la Casa Rosada.
— Nuestro bloque es heterogéneo, pero está en el centro. Y ese es el camino que debería tomar la Argentina. Los extremos solo rompieron el tejido social. La agresión constante destruye la democracia. Tenemos que terminar con la polarización improductiva. Esto de “Cristina o Milei” nos llevó hasta acá. Hay que encontrarse con el otro, escucharlo.
— ¿Y qué piensa de dirigentes del PRO, como Mauricio Macri, que parecían compartir los mismos valores, pero ahora vemos que las formas no parecen importarles tanto como el fondo?
— Creo que se equivocan. Se fueron al extremo y perdieron identidad. El PRO podría haberse quedado en el centro, apoyando lo necesario sin entregarse. Hoy está prácticamente desaparecido en todo el país. Fue un error desde el punto de vista partidario. Es una decisión, pero no creo que haya sido patriotismo. Hubo más conveniencia que convicción, y las consecuencias están a la vista.
— ¿Cómo ve el futuro del kirchnerismo?
— Depende de Axel Kicillof. Es su principal figura, pero tiene que pasar de ser conducido a ser conductor. Si logra hacerlo, puede convertirse en un referente de un peronismo más de centro. Pero tengo mis dudas. Yo lo veo todavía del otro lado del muro de Berlín, ideológicamente hablando.