Elecciones: por qué los argentinos perdieron la motivación a la hora de ir a votar, según una encuesta
Muchos le restan importancia al acto electoral. La desconfianza en candidatos y partidos, el agotamiento por la frecuencia de las votaciones y la percepción de que “nada cambia” son claves para entender el desapego.
La apatía y el desencanto parecen ganar terreno: así lo refleja una reciente encuesta nacional que muestra una creciente indiferencia social frente a las elecciones y sus actores principales.
De acuerdo al relevamiento, que abarcó 1.500 casos representativos de todo el país, los factores que más desmotivan a la ciudadanía a la hora de votar son contundentes: la falta de confianza en los partidos y candidatos (25%), la desconfianza en el sistema electoral (17,7%) y la creencia de que el voto no genera cambios reales (17,5%).
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El informe, elaborado por la consultora Zuban Córdoba & Asociados, detalla que estos motivos de desafección no son homogéneos: entre los más jóvenes, de 16 a 30 años, el cansancio por la cantidad de elecciones en el año escala al 17,7%, posicionándose como el tercer factor de desmotivación.
Incluso entre quienes sí planean asistir a las urnas, la razón principal ya no pasa por el compromiso democrático. Solo un 43,7% afirma que lo motiva la posibilidad de que su voto genere un cambio, mientras que el resto alude a la importancia del cargo en disputa (18,7%) o lo hace por hábito, temor a sanciones o sin un motivo definido.
Más allá de estas cifras, hay una contradicción llamativa: aunque crece el desinterés por votar, el 65% de los encuestados se manifiesta a favor de que el voto siga siendo obligatorio en el país. Un dato que sugiere que, a pesar del malestar, existe aún un reconocimiento al sufragio como herramienta institucional clave, aunque vaciada parcialmente de entusiasmo.
Los especialistas advierten que esta tendencia debe interpretarse como una señal de alarma. Sin propuestas que conecten con las demandas concretas y una narrativa renovada que vuelva a dotar de sentido al acto electoral, la democracia corre el riesgo de quedar desconectada de sus propias bases sociales.
