El Congreso que se viene: primera minoría libertaria y un mapa que se mueve al calor de los gobernadores
Javier Milei gana aire en Diputados, pero el peronismo todavía pesa en el Senado. El Congreso que se viene con el rol de los gobernadores.
El Congreso renueva sus bancas el próximo 10 de diciembre.
Javier Milei superó su objetivo. No solo se aseguró un tercio de diputados para defender los vetos presidenciales y evitar un eventual juicio político, algo tan lejano como presente en las preocupaciones del presidente, sino que se encamina a ser la primera minoría en la Cámara baja. Con un centro desdibujado tras la mala elección de Provincias Unidas, el kirchnerismo se posiciona como la alternativa al Gobierno libertario y el Congreso será una de sus principales armas para volver al poder en 2027.
Todavía queda por ver cómo se combinarán La Libertad Avanza y el PRO, si irán en un bloque unificado, si formarán un interbloque o si se mantendrán en dos bancadas por separado. De todas formas, después de la victoria lograda este domingo, todo indica que trabajarán en conjunto.
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Entre ambas fuerzas sumarán, al menos, 113 diputados. Esa cifra surge de los 35 legisladores de La Libertad Avanza y los 14 del PRO con mandato hasta 2027, más los 64 que ingresan tras los resultados de este domingo. El número podría crecer si los radicales que responden a los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Leandro Zdero (Chaco) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) llevan a los diputados bajo su conducción política a un eventual armado libertario ampliado.
Para que la foto de la primera minoría libertaria en la Cámara de Diputados no quede en el recuerdo, el oficialismo deberá tomar nota y no repetir los errores de los dos años previos. Entre 2023 y 2025, La Libertad Avanza perdió seis diputados y un senador por malas gestiones de sus conflictos internos. En parte, una nueva eyección de legisladores también dependerá del éxito o fracaso del plan económico y del rumbo que tome la gestión Milei.
El kirchnerismo mantiene su número, pero no será primera minoría
El kirchnerismo mantendría sus 98 bancas, ya que conseguiría 46, la misma cantidad que vencen. Ese espacio tiene dos caminos de acá en adelante: sumar nuevas alianzas políticas y ampliar su representación para no quedar arrastrado a la agenda libertaria, o terminar de implosionar al calor de los acuerdos que firmen los gobernadores peronistas con la Casa Rosada. Llegará a cualquiera de estos destinos empujado por la situación política, social y económica de los próximos dos años.
En el Senado, el peronismo conserva la primera minoría con 28 bancas, aunque con un poder mucho más licuado y con los gobernadores como actores decisivos para definir las votaciones. La Libertad Avanza queda con 17 senadores propios, cifra que podría estirarse a 22 si se suman los cinco del PRO y a 23 si regresa el expulsado Francisco Paoltroni, que hace dos meses vota con el oficialismo.
Los gobernadores serán clave en lo que viene, a pesar de perder la elección
El radicalismo quedará prácticamente desdibujado en este nuevo mapa parlamentario. Tendrá 10 senadores que posiblemente dediquen más tiempo a acompañar al Gobierno que a defender los intereses partidarios. En Diputados también queda con 10 escaños, una presencia ínfima en un recinto de 257.
En la Cámara alta, los gobernadores tendrán un rol clave y serán determinantes para el desempate. Hay cinco lugares para Provincias Unidas, cuatro que responden a Innovación Federal —con legisladores alineados a los gobiernos de Río Negro, Salta y Neuquén— y dos de Por Santa Cruz. En total, 11.
El buen resultado del Gobierno nacional le da aire a la Casa Rosada para sentarse a negociar con los mandatarios provinciales. En los próximos dos años, muchas de estas gestiones también se juegan su continuidad en sus distritos y saben que el apoyo económico del Ejecutivo será clave.
En paralelo, el oficialismo aprieta los dientes y buscará ganar las batallas provinciales en los territorios que hoy lideran esos gobernadores.
El triunfo de este domingo deja al Gobierno mejor posicionado para negociar en un Congreso que será mucho menos hostil de lo que fue en este primer período.

