Avanza Javier Milei: festeja el mercado y los gobernadores esperan junto al teléfono
La economía puede encontrar un nuevo cauce desde hoy, pero hay mucho por solucionar. El Gobierno negocia el Presupuesto 2026 en el Congreso, mientras debe definir como continuará la mirada sobre la economía real. Internas que deben solucionarse en todos los búnkers.
Javier Milei, el eje de los elogios en LLA
La Argentina que despierta hoy quizás esté bastante lejos de la que se fue a dormir el viernes en medio de incertidumbres y dudas, sobre todo, en todo lo que concierne al futuro de la economía. El triunfo de Javier Milei, que incluye un impacto no previsto por nadie en la provincia de Buenos Aires, no sólo cambia el escenario en lo político, sino que impacta directamente en la interna de La Libertad Avanza, en la relación de fuerzas nacionales y abre una nueva perspectiva sobre lo que pasará con la economía que viene en Argentina.
No hace falta abundar en muchos razonamientos para llegar al centro de los nuevos escenarios posibles que tiene el país por delante. Javier Milei consiguió remontar la derrota que había tenido el 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires y pasar así de perder por 14 puntos a ganar en ese distrito por encima de un kirchnerismo que ya creía haber encontrado el camino para su regreso a la vida política.
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La remontada bonaerense incluyó una diferencia de más de 1 millón de votos entre el resultado del 7 de septiembre y el del domingo por la anoche. El impacto de esos números dejan evidencia que la diferencia marcada por Javier Milei tiene un impacto que va mucho más allá del miedo que tenían muchos electores al retorno del kirchnerismo con sus desmanes sobre la economía y su abuso de la corrupción; es una señal clara de una vocación de cambio que buena parte de la Argentina viene mostrando en los últimos años.
Ese pedido desesperado de amplios sectores de la ciudadanía anidó en el 2023 en la apuesta por un desconocido que no llegaba a la presidencia por logros propios, sino por la promesa de llevar adelante un camino totalmente distinto al que les había mostrado Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández y que tenía diferencias claras con la ausencia de ímpetu que había evidenciado el final del gobierno de Mauricio Macri.
Por un año y medio Javier Milei consolidó su seducción hacia amplios sectores que pidieron el cambio. Después, un poco por el cansancio del ajuste, otro tanto por una gestión que comenzó a frenarse y mucho por errores propios, denuncias de corrupción y el embate de una oposición peronista que no se iba a perder la oportunidad de voltear un gobierno opositor, las dudas comenzaron a estallar.
En esas condiciones el gobierno debió apelar a la asistencia de Estados Unidos, con la aparición milagrosa de Donald Trump y Scott Bessent que le permitieron estabilizar una crisis cambiaria que amenazaba con transformar en un infierno el camino a las elecciones. Y el milagro se produjo, inclusive con los errores discursivos de Trump que prometía asistencia solo si Javier Milei ganaba las elecciones.
Ahora bien, como en todos los casos, el triunfo también genera obligaciones, y esto es lo que tiene Javier Milei por delante. Es decir, garantizar que esa vocación de cambio será escuchada y que corregirá muchos de los errores que su gobierno cometió sobre todo en los últimos meses.
Javier Milei prometió el domingo por la noche convocar a gobernadores, legisladores, y dirigentes con vocación de diálogo y similitud de objetivos. Esa es una materia que tiene pendiente desde hace tiempo y que lo llevó a alguno de los castigos que sufrió en las elecciones provinciales anteriores.
El electorado le dio a Milei un nuevo cheque que esta vez no es en blanco para llevar adelante las reformas en un marco de estabilidad, confianza, diálogo y unidad.
No es solamente lo que la política le pidió a Milei, sino también lo que la economía, el mercado, los sectores de la producción y el propio gobierno de los Estados Unidos junto con el FMI le marcaron en medio de los programas de asistencia que Donald Trump decidió activar para la Argentina.
Es un desafío, no un premio. Si el Gobierno lo entiende así, Argentina podrá entrar desde hoy en una nueva era de estabilidad y optimismo. El mercado ya empezó a dar los primeros pasos: no hacía falta ninguna otra prueba, el miedo a un regreso a dos décadas de deterioro económico y perversidad política quedaron más que evidencia con la euforia que se empezó a detectar ni bien se conocían los primeros números que garantizaban el rotundo triunfo que Javier Milei tuvo en la elección.
Todo sucedió, además, en un marco nuevo con ganadores y perdedores que subirán y descenderán de escena. El debut de la Boleta Única marcó también una nueva era de transparencia que era resistida por el peronismo. En la interna del kirchnerismo también hay un saldo a liquidar después del resultado: Cristina Fernández de Kirchner, una vez mas, no tiene triunfo alguno que mostrar, todo lo contrario. Axel Kicillof logró articular la victoria del 7 de septiembre, pero ahora debe lidiar con el kirchnerismo más duro que intentará echarle culpas por lo del domingo. Para el anecdotario debe recordarse que no existe un solo ejemplo en el kirchnerismo de haber aceptado algún error propio; la propia esencia de las formas políticas de esa familia exige encontrar siempre culpables fuera del entorno.
En el núcleo mas cerrado del oficialismo también hay cuentas que solucionar. Si los errores de los Menem, Sebastián Pareja y la propia Karina Milei, detonados el 7-S, habían derivado en un nuevo empoderamiento de Santiago Caputo, ¿qué sucederá ahora tras la sorpresa bonaerense y nacional?
El país tiene desde hoy, más allá de las críticas, una base sólida para intentar todos los caminos posibles hacia su recuperación económica. El Gobierno debe entender y ya se lo han anticipado muchos de los que dijo que convocará dialogar que además de la prolijidad financiera y el mantenimiento del equilibrio fiscal como regla suprema, en algún momento deberá comenzar a tener una mirada hacia la economía real y algunos sectores de la producción. Los gobernadores tienen una regla para esto y se llama fondos y "obra pública". Sobre esa base se sentarán a hablar con la Rosada.
El congreso ya no será desde el 10 de diciembre, el territorio hostil que el oficialismo tuvo que soportar en los últimos tres meses. Entre propios aliados, Javier Milei tendrá algo así como 110 votos que le garantizarán no sólo el blindaje de sus decretos y vetos, sino también, como primera minoría en la Cámara de Diputados, la posibilidad de avanzar en la negociación y sanción de las leyes que este país necesita.
Ya no habrá excusas para no seguir avanzando con la desregulación o seguir postergando la imprescindible reforma laboral que se viene prometiendo desde hace dos años. Milei ya tiene el poder para hacer eso y para mantener la Economía en regla: desde este lunes a la mañana, casi no hay más escollos para seguir adelante.

