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Ahora empieza la verdadera guerra por los nombres y los lugares en la Provincia

Javier Milei encarnó una crisis negada: los partidos dejaron de transformar y se volvieron agencias de empleo. Solo La Libertad Avanza crece; el resto no sabe cómo seguir.

Guillermo Montenegro, Diego Santilli, Cristian Ritondo, Karina Milei, Sebastían Pareja y Martín Menem, en el nuevo espacio conformado por La Libertad Avanza y el PRO.

Guillermo Montenegro, Diego Santilli, Cristian Ritondo, Karina Milei, Sebastían Pareja y Martín Menem, en el nuevo espacio conformado por La Libertad Avanza y el PRO.

Juan Mateo Aberastain / MDZ

Lo que sucedió este miércoles en la Provincia de Buenos Aires no fue mas que la oficialización de la destrucción de los partidos políticos tradicionales y de los más nuevos, como el PRO. La sumisión elegida para continuar su derrotero por parte del macrismo alarmó y generó un sinfín de reacciones contrarias en su propia tropa que, hasta hoy, no sabe cómo continuar.

Quizás le sirva el ejemplo que hoy le puede devolver el radicalismo, que no pudo asimilar con éxito su participación en Cambiemos. Luego de un crecimiento en cantidad y calidad, su representación quedó subsumida en el PRO como éstos, más temprano que tarde, quedarán en La Libertad Avanza, que ni siquiera le permitió ubicar un mísero color en una parte de la alianza electoral.

La situación del peronismo en la Provincia

Para el peronismo, tampoco lo que sucede con el más antiguo de los partidos tradicionales y con el que lo vino a suceder en los grandes centros urbanos puede provocarle gracia o tranquilidad. Subsumido en el kirchnerismo durante dos décadas, ahora nadie puede salir de la trampa de estar dependiendo del humor del hijo de los dos presidentes. Máximo Kirchner, sin poder ni votos, los obliga a seguir hablando de pasado y deben hacer una alquimia para pretender mirar al futuro.

La Libertad Avanza, tras el acuerdo con el PRO

A todas luces se veía que el Gobierno era una persona sola con un montón de funcionarios dispuestos a hacer todo para ganar su consideración. Luis Caputo, de representar a Horacio Rodríguez Larreta, pasó a serlo de Javier Milei. Para eso, agregó una dosis de desprecio por el que opina distinto que nunca había mostrado. El único que está ejecutando lo que había preparado para un hipotético gobierno de Juntos por el Cambio fue Federico Sturzenegger, quien vio campo libre para volcar todos sus deseos de recorte y eliminación burocrática sin ningún obstáculo político e institucional.

Bullrich Sturzenegger
¿Qué le pasó? ¿Por qué es necesario romper todo cuando lo mejor es persuadir sin agresiones ni amenazas apocalípticas?

¿Qué le pasó? ¿Por qué es necesario romper todo cuando lo mejor es persuadir sin agresiones ni amenazas apocalípticas?

Patricia Bullrich, quien aceptó mansamente un ofrecimiento para ser ministra de Seguridad luego de ser acusada por el presidente de haber puesto bombas en los jardines de infantes, siente, también, que este es su momento para meter bala de goma y gases a quien se le interponga delante, ya sea jubilado o reportero gráfico. Como diría Ernesto Tenembaun en su bestsellers sobre el kirchnerismo, “¿Qué les pasó?”.

La tercera fuerza

En contraposición a los dos fracasos políticos del momento, el kirchnerismo y el PRO, aliado con La Libertad Avanza, Facundo Manes y Juan Schiaretti construyeron Somos Buenos Aires, para planear una tercera vía bonaerense. Para eso citaron, primero, a un puñado de intendentes y dirigentes con peso territorial como Julio Zamora, Juan Zabaletta y Fernando Gray, a quienes se le sumaron, sin participar de los encuentros ecuménicos con los cordobeses y el neurocientífico, Joaquín De la Torre y Guillermo Britos. Sin embargo, Ni Gray ni los dos últimos aún se sumaron al frente propuestos por los dirigentes nacionales.

Además de Florencio Randazzo, hay armadores expertos como Marcelo Daletto y Emilio Monzó. También se acercaron Margarita Stolbizer, con el GEN, y la Coalición Cívica provincial. La pregunta sigue siendo qué sucederá con el radicalismo.

Cuando los “correligionarios” se dieron cuenta que no tenían demasiadas opciones porque no los invitaron a la fiesta libertaria, todo se desmadró. Miguel Fernández, electo presidente pero aún esperando la convalidación judicial, había conseguido el mandato de su sector, compuesto por Maximiliano Abad y Daniel Salvador, para que sea quien encabece las negociaciones por el centenario partido. Al parecer, y luego de varias consultas, la moción que ganó consideraba que debían acompañar a una tercera opción, con los del PRO que no acordaron con los libertarios o el peronismo no K y, si no había otra, ir simplemente con la lista 3.

Eso descolocó a Abad, quien creía en unir los retazos del viejo juntos por el cambio al tiempo de seguir en la batalla para contener a Guillermo Montengro dentro de un acuerdo decoroso con los libertarios. Los radicales marplatenses tienen la conducción de casi la mitad del municipio, fueron los principales defensores del jefe comunal desde que llegó como candidato hace seis años y tienen el poder para vigilar licitaciones, concesiones y excepciones siempre miradas con recelo por los libertarios locales a cargo de Alejandro Carrancio.

¿Habrá llegado el momento de devolverle al “loco” con más “locura”? Muchos aliados de hoy, quizás, en el Senado y en Diputados podrán olvidarse de que van juntos en la Provincia de Buenos Aires en las próximas elecciones y Cristian Ritondo deberá hacer malabares para contener a un sector que nunca quiso vestirse de violeta.

Mientras tanto, el espejismo del tercer espacio, la unidad peronista y la alianza pro libertaria tienen en su seno un gen difícil de expulsar: la desconfianza, esa que haría que muchos de los que hoy se abrazan mañana terminen participando en una mínima expresión vecinal.