Damián Arabia analizó el tablero político: "Javier Milei es producto del hartazgo de la sociedad"
El diputado nacional del PRO estudia el efecto de la era digital en la sociedad y, por supuesto, la política. La lógica ha cambiado y los partidos políticos quedaron obsoletos.
La forma de estudiar, trabajar, comer e incluso comprar han cambiado de la mano de la tecnología, pero la política parece que no evolucionó a la misma velocidad. Quien habría entendido la demanda de la sociedad hace casi dos años atrás es Javier Milei, que sin un partido político se convirtió en presidente. Este fenómeno se explica, en parte, en el libro del diputado nacional Damián Arabia.
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'No me rompan las pelotas' intenta analizar qué quieren los jóvenes nacidos y criados en la revolución digital, desde una mirada que se aleja de lo apocalíptico. El principal rasgo que los une, según las investigaciones del legislador nacional, es la búsqueda de una individualidad que resguarde el valor de la libertad, principalmente.
Los partidos políticos, como el mismo PRO, han quedado obsoletos. Hoy es la demanda la que condiciona la oferta, y La Libertad Avanza habría entendido esta lógica; de ahí su contundente victoria en 2023 y en las recientes elecciones porteñas. Partiendo de esto, Arabia analizó en una entrevista con MDZ la realidad que atraviesa el país y todo el mundo, a partir de esta nueva revolución tecnológica.
- Nos visita Damián Arabia, diputado nacional y autor del libro 'No me rompan las pelotas'. Muy sutil el título.
- Flojito, como para arrancar una conversación tranqui. Contundente.
- ¿Por qué ese título?
- El libro es un análisis y una proclama de una generación, que tiene que ver con un momento, una época. Si bien creo que hay una generación que se siente profundamente identificada con esto, los más jóvenes, en realidad hay mucha gente que se siente en el mismo mood y en el mismo lugar en esta época; yo mismo. Tiene que ver con el rechazo a la intrusión y la invasión del otro sobre la vida de uno. Llámese Estado o grupos sociales, que te dicen lo que tenés que hacer, pensar, decir, cómo podés ahorrar, de qué tenés que trabajar, cómo estudiar, y cómo tenés que vivir tu vida. Y la respuesta a eso es: no me rompan las pelotas. Un título, por supuesto, un poco provocativo que dice malas palabras, pero como decía Fontanarrosa, hay palabras y frases de nuestro castellano que no tienen reemplazo. Un poco la idea también es generar una conversación en torno a eso. El otro día lo presentamos en la Feria del Libro y la editorial Galerna, a quien le agradezco el acompañamiento y la edición, me decía que la gente pasa por el stand y le dice, por ejemplo, a la pareja: "Mira, te voy a comprar ese libro y te lo voy a poner en la mesita de luz". Es un libro un poco sociológico, psicológico, social, que está escrito desde la Argentina, pero no es de la Argentina, sino del mundo y sobre todo occidente. Me permitió, en el medio de la turbulencia política de siempre, abstraerme y centrarme en un lugar más profundo, estudiado, interesante.
- Lo mencionás en el libro, un Estado Todopoderoso que quedó anacrónico. Cómo los mandatos afectan en qué tenés que estudiar, de qué tenés que trabajar, la masculinidad también la mencionás. La falta de representación que tienen hoy los jóvenes con las instituciones, con la política. En Argentina se ve con la irrupción de Milei, ¿puede ser?
- Yo creo que Javier Milei es producto de ese cansancio, hartazgo. Ni siquiera es un problema, te diría, de un partido o unos partidos políticos, es de una lógica de representación. En el libro yo hablo de la caída del Estado Todopoderoso y el Uber de la política. La tecnología política, la tecnología entendida como herramienta, quedó vieja. El Congreso quedó viejo. Vos pensá que cambió la forma en la que nos movemos, nos transportamos con Uber, con Cabify, con Didi, con apps. Cambió la forma en la que nos alimentamos, pedimos en Rappi o Pedidos Ya. La forma en la que compramos un objeto, pedimos por Mercado Libre. Cambió la forma en la que nos vinculamos amorosamente, está Tinder, Grinder, lo que sea. Y no cambió la forma de hacer política, es la misma tecnología: el Congreso de la Nación con sus comisiones que duran meses, años, 17 años tardamos en sacar Boleta Única, algo tan simple y sencillo. Eso genera una ansiedad, un nivel de ansiedad muy grande en en la sociedad que dice, "¿Cómo puede ser que no resuelvan?".
- ¿Y qué cambió?
- Que las redes sociales nos permitieron ver en tiempo real la información, que por ahí antes tardaba más tiempo, uno tenía que esperar al periódico. Ahora llega en el momento y no solamente eso, sino que de algo que era unidireccional ahora pasó a ser bidireccional o multidireccional. Yo le puedo contestar al político y demandarlo. Creo que Javier es de las personas que ha interpretado con mayor claridad, nitidez, esto que ha cambiado. Por eso él maneja su propio Twitter. Ha interpretado eso. Y lo que me parece que tiene que ver con la época también y al liberalismo le es muy útil, son los Estados más líquidos, livianos, dúctiles en términos de Zygmunt Bauman, de la modernidad líquida. Los Estados no tienen ni la velocidad ni el tamaño ni la ductilidad necesaria para esta época.
- Es verdad que Milei tiene más acercamiento a su público en Twitter, a los usuarios que simpatizan con él, pero también esto permitió que se promocionara la criptomoneda $LIBRA. Ya se sabrá de quién es la culpa, quién estuvo detrás. Pero, ¿No te parece que tiene ese lado B?
- Sí, yo creo que hay muchos lados B. De hecho en el libro hablo del lado B, lo llamo así exactamente. Por ejemplo, el Twitter del presidente, ¿es del presidente o es de Javier? ¿De quién es? Hay un montón de discusiones que tenemos que poner sobre la mesa que tienen que ver con la tecnología y las redes sociales. Y, además, hay un montón de discusiones de, por ejemplo, en las escuelas, ¿se puede utilizar el celular o no se puede utilizar en las aulas?
- Tal cual.
- Ahora, yo creo intuitivamente, que la solución no puede ser prohibir. No puede ser negar la herramienta. A mí me hace acordar cuando cuando yo era más chico, antes pasó con Wikipedia, que decían 'no googleen', no busquen en Wikipedia. Ahora a los pibes le dicen, "No, no, bueno, no usen el ChatGPT", pero si está ahí. Todo el tiempo le pregunto cosas, y no significa que no agarre la herramienta y aprenda a utilizarla. A mí me parece mucho más interesante, en vez de una conversación de prohibamos a los pibes que usen el celular, bueno, enseñémosle cómo usar la la tecnología, cómo convivir con eso. Porque sino lo que vamos a hacer es encerrarlos a ellos en un lugar de 'no podés usar esto', y ellos lo van a hacer igual. No vamos a poder abordar cuestiones importantes como, por ejemplo, el tema de la salud mental.
- Vos lo decías, la modernidad líquida. Al ser líquido se mete, llega de alguna forma.
- Lo peor que podemos hacer desde la política es negar la realidad, una realidad que además es mucho más maravillosa de la que tuvieron nuestros padres o nuestros abuelos, porque las posibilidades en el mundo hoy son infinitas. Con poco, rápidamente podés mucho. Nunca la humanidad tuvo la capacidad de viajar tan rápido, de tener tanta información a su disposición en un bolsillo, en la mano, en el celular, de estudiar temas.
- ¿Cómo llevarías esto al Congreso?
- En primer lugar, creo que lo que tenemos que hacer es un tema de procesos. En cualquier empresa privada, de cualquier índole, y en la vida en general, uno se mide por rendimientos. Hasta te diría en las relaciones. En el Congreso no hacemos eso, nadie fiscaliza la eficiencia de la propuesta legislativa, de los legisladores. Hasta hace poco no teníamos evaluación presupuestaria. O también pasa a veces en las sesiones, son largas horas de debates sobre cosas que vos decís: "Che, ¿pero están debatiendo sinceramente o están gritando un poco para grabar un reel y subirlo a Instagram?", si las posturas ya las tienen tomadas. Y sobre todo creo que, no sólo en la Argentina sino en el mundo, hay una profunda crisis de representación. Los partidos políticos no son más un instrumento que tenga sentido tal como están diseñados. La gente ya no se afilia a los partidos políticos. El caso de Javier que llega sin un partido político, como Donald Trump que agarró un partido político al que él prácticamente no pertenecía, se metió adentro del partido político y lo corrió del eje que estaba el Partido Republicano. U otros casos como el de Macron en Francia. Hay una hipersegmentación.
- ¿Cómo es eso?
- El mundo funcionaba de la oferta hacia la demanda. Yo le llamo el chicken or pasta, vos te subís a un avión y te ofrecen chicken or pasta, no tenés 20 opciones. Ahora, con la tecnología si yo quiero una hamburguesa, la quiero con queso, pero sin jamón y la quiero con lechuga, pero sin tomate, con mostaza y ketchup también, y que el pan sea de queso, lo puedo pedir. Si vos no tenés eso, alguien me lo va a ofrecer.
- Claro.
- Lo mismo le pasó a los partidos políticos. Vos antes tenías dos, tres partidos políticos, como mucho. Vos crecías dentro de la elite y una vez que estabas en la cúspide, esos dos partidos le ofrecían al electorado las dos opciones, chicken or pasta. Ahora, el electorado es el que ordena la oferta. Y entonces dicen: "No quiero votar ni al partido uno, dos, tres, ni cuatro. Porque yo tengo un interés específico de estos temas". Y así surgen en Europa, por ejemplo, los partidos animalistas, los que específicamente representan las ideas liberales en economía o los partidos que solo hablan del medioambiente. Empezás a tener una hipersegmentación. Y así surgió Javier. Apareció por el medio, rompió el status quo que estaba pseudoequilibrado; había kirchnreismo y Juntos por el Cambio o Cambiemos, y apareció por el medio un caballo que nadie vio venir porque la demanda estaba. Esto lo explica muy bien Claudio Zuchovicki, lo habla en términos económicos, pero se puede trasladar a todos los ámbitos de la vida. Ahora ya no ordena más la oferta, ordena la demanda.
- ¿Estás contento con el PRO o te ofrece chicken or pasta?
- Qué pregunta difícil. Yo soy vicepresidente del PRO. Creo que estamos viejos, somos una tecnología vieja. Creo que el partido, la conducción del partido, no está pudiendo enganchar lo que está pasando y es tan maravilloso lo que está pasando. Cuando yo era chico militaba las ideas de la libertad, éramos 10, nos juntábamos siempre en un campamento en Villa Gesell año 2012. Había muchos amigos, Marcelo Duclós, Alberto Benegas Lynch, José Godoy, había un montón de gente. Éramos 20, 25, entrábamos en un cuartito. Y hoy de pronto los pibes abrazan las ideas de la libertad. A mí me cuesta entender que teniendo la oportunidad de hacer el cambio transformador de la Argentina los partidos un poco más tradicionales no logren engancharse.
- Acá en Ciudad, a vos te hubiese gustado que el PRO y La Libertad Avanza fueran juntos. El PRO dice que fueron separados porque Karina Milei no quiso, a través de Pilar Ramírez. ¿Estás de acuerdo con eso?
- A mí me hubiera gustado que fueran juntos, la dispersión electoral no beneficia al espacio del cambio. Pero bueno, tampoco hay que ser nostálgico de lo que no fue. Dice Sabina que no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió. Lo que fue, fue de la forma que fue y ya está. Los motivos no los tengo tan claros, a mí me gusta, por ejemplo, lo que hacemos en el Congreso Nacional. El bloque del PRO ha votado consistentemente todas las leyes con La Libertad Avanza, con la conducción del presidente Milei. Esto hay que decirlo claro, hoy el cambio en la Argentina lo lidera el presidente, todo aquel que quiera colaborar desde el espacio que sea, tiene que ser siguiendo el liderazgo del presidente.
- Teniendo en cuenta esto que decías de los partidos políticos, ¿romperías el bloque o te irías a La Libertad Avanza?
- Yo hoy estoy en un bloque que ha votado consecuentemente con lo que creo una y otra vez. Hemos votado todos juntos y hemos votado con el partido del presidente. Mientras eso sea así, me siento cómodo. Tenemos buenos diputados como Fernando Iglesias, que preside la Comisión de Relaciones Exteriores, Silvana Giudici que es la parlamentaria que lleva todos los días las sesiones, Sabrina Ajmechet que es la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Laura Rodríguez Machado, presidenta de la Comisión de Legislación Penal que ha sacado todas las leyes que hoy están permitiendo mejorar la seguridad, por supuesto con la tarea incansable que lleva delante de la ministra de seguridad, Patricia Bullrich. Nosotros hemos podido dar un sustento: los ministros, Toto Caputo, Federico Sturzenegger, la propia Patricia, son ministros extraordinarios que vienen del PRO. No importan tanto los partidos, lo que importan son las ideas.
- Ya para cerrar, no puedo dejar de preguntártelo. ¿Qué pensás que ocurrió con Ficha Limpia?
- Yo creo que pasó lo que todos sabemos, que 35 senadores kirchneristas votaron en contra. El peronismo maneja el Senado de la Nación, es así. En la Legislatura de la Ciudad dos veces trató el PRO de votar ficha limpia y perdió las dos veces por un voto.
- Sí, así es.
- Cuando las mayorías no te dan, no te dan. En 4 años del gobierno de Cambiemos nunca pudimos tratar ficha limpia. Y el presidente Milei mandó este proyecto al Congreso; logramos la media sanción en la Cámara de Diputados y estuvimos a un voto en la Cámara de Senadores, con un gobierno que tiene la minoría parlamentaria más chica de la historia de la democracia. Creo que la voluntad de él es total, porque yo creo, como él dice, que va a volver con esto. Va a tener que esperar 1 año parlamentario porque, lamentablemente, la tecnología del Congreso es así, pero yo creo que el nuevo año parlamentario con unas mayorías distintas a las que son ahora, él va a volver a la carga y la va a ganar.
Video: mirá la entrevista completa a Damián Arabia