Guaymallén, en caída libre

Guaymallén parece no encontrar salida desde hace años. Lejos quedó aquel departamento pujante que supieron administrar dirigentes históricos como Jorge Pardal y Leopoldo Orquín.
Te Podría Interesar
Marcos Calvente posiblemente posea algunas cualidades, aunque hasta el momento no hayan sido descubiertas. Lo que sí ha dejado en evidencia es la profunda crisis de liderazgo político que atraviesa el municipio más populoso de la provincia bajo su gestión.
Sería un logro para él que sólo se lo recordara por sus trajes de corte italiano, de talles menores a los recomendados, y su peinado de futbolista de un equipo amateur. Sin embargo, su administración se destaca por otros hitos, como ser el único intendente que admitió abiertamente no tener un plan de gobierno. Tal es así que recientemente contrató una consultora para elaborar un plan para los próximos años, algo impensado para alguien que lleva 17 meses al frente del municipio y ocho años como funcionario en la gestión de Iglesias. El "plan" debería haber estado definido hace mucho tiempo.
Hoy, propios y extraños se hacen un festín. Marcelino Iglesias tuvo una mala performance durante su último período, pero con mejor fama. No tolera verse salpicado por la desastrosa gestión que lo sucede. Según se dice, planea regresar al municipio como concejal para "combatir desde adentro". Calvente se siente inseguro, en las reuniones de gabinete manifiesta que figuras como la del exintendente de Las Heras, Daniel Orozco, miden más que él en el departamento que comanda.
El peronismo, por su parte, parece ser el único que no logra capitalizar el malestar social: intenta, falla y vuelve a intentar, atrapado en sus internas y en la desorganización que caracteriza al movimiento en estos tiempos.
El único que se perfila como líder opositor es el senador Gabriel Pradines, quien debe aprender de sus errores y construir poder para gobernar y darle una impronta PRO al departamento.
Para el gobierno provincial Calvente es un dolor de cabeza constante. Las irregularidades en la gestión, los lujosos viajes, sumados a los vidriosos vínculos de Lorenzo Nieva con la familia Fusari, siembran dudas en los pasillos del viejo edificio de calle Libertad de Villa Nueva.