Qué hay detrás del "vino, minería y progreso" que promociona Cornejo

Alfredo Cornejo ahorro energía, tiempo y palabras en su discurso ante la Asamblea Legislativa y, por ejemplo, evitó cualquier tipo de definición política que lo pueda incomodar. Por eso fue uno de sus discursos con menos volumen, más chatos desde ese punto de vista. Más al tener en cuenta que se trata de un "animal" en el rubro; que vive y vivirá del armado partidario, electoral y de la gestión pública. El marco de indefinición que había en la previa, se profundizó; no hubo gestos relevantes hacia la Nación, tampoco puentes tendidos hacia otros sectores. Cornejo se enfocó en otro lado.
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El hecho más trascedente estuvo desde lo gestual. En un discurso monocorde y plagado de generalidades, haber subido al estrado una botella de vino y una roca parece un elemento gráfico disruptivo para poner a la par una industria histórica de Mendoza como es la vitivinicultura, con la minería. Cobre y vino. El mensaje tiene varias lecturas y hechos laterales. Detrás está la pelea por los recursos, por peso político y hasta cómo se toman las decisiones.
Cornejo, por ejemplo, impulsa un cambio en la gestión del agua en el que se elimina el concepto de "regantes" por el de "usuarios", con la idea de sumar en la mesa a otras industrias. Otro mensaje por elevación a los sectores tradicionales de Mendoza en la "competencia" de actividades tiene que ver con la generación de valor y riqueza. Por eso no es casual que el Gobernador remarcara que los mendocinos necesitan tener mejores salarios. En su discurso Cornejo reafirmó son "la minería y el petróleo" las actividades que pueden aumentar el nivel de ingresos. "Hagamos cobre, hagamos mejor vino. Necesitamos salarios más altos. necesitamos riqueza. Salarios más altos nos darán el petróleo y la minería fundamentalmente. Nos hemos propuesto abrir la casa al progreso. Y la minería será el motor de ese progreso", repitió; poniendo de relieve que con las actividades tradicionales de Mendoza no alcanza.
Detalles y silencios
No hubo un detalle fino de la estrategia de explotación de los recursos naturales, pero sí reafirmaciones. Por eso se puso como bandera al proyecto San Jorge, que se madura desde hace al menos dos años en reuniones entre el sector político y las empresas involucradas. Pero fue recién este año cuando se presentó y oficialmente se reconoció el impulso. El otro es Potasio Río Colorado, empresa que tiene un contrato en marcha y que estipula que este año debe estar operativa la planta piloto para producir en baja escala sales de potasio. Esos caminos son distintos. San Jorge está en pleno proceso de completar la documentación para avanzar en análisis de la Manifestación General de Impacto Ambiental para que la DIA sea enviada luego a la Legislatura. Ese proceso puede ser más extenso que lo acostumbrado en las propuestas que han llegado a la Legislatura. Aún así, por la escala que tiene San Jorge podría ser una de las primeras minas de cobre de Argentina, tras el cierre de Bajo la Alumbrera.
La administración de la energía y los recursos naturales son los grandes temas de Mendoza. Cornejo, por ejemplo, puso como eje la rebaja del 4% de la tarifa eléctrica. Lo hizo en base a una historia reciente de recomposición, aumentos y beneficios que recibieron las empresas distribuidoras eléctricas. Justamente Mendoza tiene tarifa plena y planes de inversión sostenidos en gran parte por los usuarios.
El VAD; que es la parte local de la tarifa, aumenta cada tres meses y por primera vez habría un ajuste a la baja. Pero en ese tema el Gobierno volvió a remarcar que habrá inversión provincial en el transporte de energía, un área que es competencia nacional y del sector privado. Esa inversión por reemplazo llega tras décadas de carencia que hoy se paga con limitaciones productivas. El Estado mendocino no es del todo ajeno, pues incluso es parte de Distrocuyo, una de las empresas encargadas del transporte eléctrico y, además, está involucrado el poco éxito en las gestiones ante la Nación. "Si no no vamos a tener crecimiento económico", justificó Cornejo al explicar las razones de esas inversiones.
La bandera de Brasil dice "orden y progreso", pero es una mención explícita a la adhesión al positivismo y que en Argentina se pueden identificar con "la generación del 80". Mitre, Sarmiento y Avellaneda. Los presidentes que son antojadizamente reinterpretados hoy por el Gobierno nacional al que adhiere Cornejo. "En mi primera gestión fue el orden", aseguró. Ahora, explicó, viene el "progreso". Es, claro, una promesa.