Un fenómeno barrial que juega en el barro y la especulación sobre las candidaturas
Javier Milei volvió a aprovechar el escenario internacional para instalar su batalla cultural. Las negociaciones en el Congreso vienen trabadas y solo un proyecto parecería tener avales suficientes.
La misma energía positiva que genera Javier Milei en cada viaje al exterior parece aplicarla para meterse de lleno en el barro de lo que los libertarios llaman “la batalla cultural”. El Presidente pasa de ser uno de los pocos mandatarios internacionales en estar presente en la jura de Donald Trump y de ser solicitado tanto en Estados Unidos como en Suiza a envolverse en discusiones controvertidas que lo alejan cada vez más de sectores que podrían acercarse.
Es que entre los opositores dialoguistas, esos a los que Milei convoca para armar un frente en las elecciones 2025 que termine “para siempre” con el populismo, hay cada vez más incomodidad con esas declaraciones presidenciales. Algunos prefieren hacer oídos sordos y quedarse con el capítulo económico, con el que coinciden casi en su totalidad. A otros les cuesta más.
“Zurdos hijos de puta tiemblen”, “Los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la libertad”, “Se normalizó que si uno mata a una mujer se llama femicidio”, “Ambientalismo fanático donde los seres humanos somos un cáncer que debe ser eliminado”, “Las aberraciones del aborto”, “Quieren imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben”, “En sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil”, “Están dañando irreversiblemente a niños sanos mediante tratamientos hormonales y mutilaciones, como si un menor de cinco años pudiera prestar su consentimiento a semejante cosa”, “Se inventan cupos para cuántas minoría se le ocurra a los políticos, que lo único que hacen es atentar contra la excelencia de esas instituciones”, “De intentar atraer el talento extranjero para promover el desarrollo hemos pasado a la inmigración masiva motivada no desde el interés nacional sino desde la culpa”, son algunos ejemplos de las frases que dejó Milei en la última semana, ya sea en X como en su discurso en Davos.

Más allá de las posiciones que cada dirigente tenga de esas aseveraciones (en algunas pueden estar de acuerdo y en otras no), lo que genera Milei es que mete a todos en un mismo barro de incomodidad. Y aleja posibilidades de acuerdo. “¿Vamos a trabajar para darle la mayoría a alguien que promueve esas aberraciones?”, es uno de los argumentos que se escuchaban esta semana.
Una de esas “aberraciones” es la eliminación de la figura de femicidio del Código Penal. Fue un proyecto que se votó en 2012, por unanimidad en la Cámara de Diputados, con el voto, entre otros 222 diputados, de Patricia Bullrich. Si el proyecto, que ya anunció el ministro Mariano Cúnero Libarona que van a presentar, quiere el Gobierno que prospere tendrá una casi imposible tarea de convencimiento.
Una cosa es criticar a la ideología de género y los manejos que tuvo durante las últimas décadas, normalizando situaciones que con el tiempo empezaron a resquebrajarse (como que cualquier denuncia de una mujer era considerada cierta), pero distinto es ir al choque de una herramienta judicial que ayudó a dar combate a un flagelo real: la violencia de género. Como tampoco suena lógico criticar la hipocresía de algunos sectores con un ejemplo de un matrimonio homosexual que abusó de un hijo, algo que estigmatiza a los padres homosexuales.
Con el aborto por ahora también seguirán esperando. Según las encuestas que miran en Gobierno, la Interrupción Voluntaria del Embarazo es una “vaca sagrada”. No necesariamente por ser defendido por una amplia mayoría, sino que se evalúa como un tema que no tiene sentido dar marcha atrás.

La batalla cultural, para Milei, no implica ganar las votaciones, sino imponer agenda. Romper el status quo. No importa si el proyecto de femicidio sale o no sale ahora. Lo mismo con aborto. Plantearlos tiene dos beneficios para los libertarios: primero que ponen la semillita de esa batalla cultural y, segundo, que imponen ejes de discusión en la agenda pública.
Extraordinarias trabadas
En ese contexto, ss está dando el debate en la Cámara de Diputados por los proyectos que impulsa el gobierno en sesiones extraordinarias. Hoy todo parece lejano. La propuesta de Ficha Limpia no parece contar con las adhesiones para avanzar, no solo en el Senado donde la votación ya de por sí es difícil por la mayoría que cuenta ahí el kirchnerismo, sino incluso también en Diputados, donde hay sectores de los dialoguistas que no están de acuerdo con la iniciativa. Consideran que es darle mucho poder a la justicia.
La nominación de los jueces para la Corte Suprema también aparece en una nebulosa. Ariel Lijo parecería contar con los votos para avanzar pero mucho más difícil se ve la situación de Manuel García Mansilla. ¿Aceptará finalmente Milei que prospere solamente uno de los dos o mantiene la idea de que son los dos o ninguno?. Y si avanza Lijo y no García Mansilla, ¿hay margen para que su nominación sea por decreto? Se supone que la excusa para nominar a un juez de la Corte por decreto está en el cierre del Congreso, de que no está trabajando el Poder Legislativo para avanzar con el procedimiento normal. Si el Congreso votó a uno de los dos no parecería regir esta justificación.
El proyecto que parecería tener más allanado el camino es el de que no haya primarias en las elecciones 2025. El oficialismo impulsa eliminar las PASO, pero ya empieza a reconocer que en última instancia si no consigue los votos (como parece no tenerlos en este momento), avanzaría con la suspensión, al igual de lo que se está votando en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Aquí será clave, al igual que con los jueces, la postura del kirchnerismo. Según cuentan fuentes consultadas, están esperando que vuelva Cristina Kirchner de sus vacaciones en Monte Hermoso para que terminen de fijar una posición
En sectores de la oposición dialoguista insistirán con que el Gobierno presente a debate el Presupuesto 2025 como prenda de negociación, aunque más de uno ya da por perdida esa discusión y saben que difícilmente el oficialismo acepte que sea una cosa por otra.
Por lo menos, el Gobierno aceptó algo que venían reclamando diferentes sectores y que aliviana un poco la discusión en el Congreso, que es la baja, aunque sea temporaria, de las retenciones en los principales productos agropecuarios y la baja total y permanente de las retenciones a las economías regionales.
Adivina adivinador
De lo que pase en el Congreso en el próximo mes, probablemente marque el pulso de la campaña electoral, que ya arrancó pero que durante el mes de marzo encenderá motores con mayor potencia. Desde allí no frenará hasta octubre, cuando se defina la composición del Congreso por los próximos dos años.
En cada una de las conversaciones políticas entre dirigentes de cualquier extracción ya empieza a practicarse el juego de la temporada: el adivina adivinador.
Hay un desconcierto generalizado donde nadie tiene claro qué es lo que va a suceder, primero con el cierre de listas y después con el resultado electoral. Aunque hay una tendencia generalizada de que de no mediar sorpresas, La Libertad Avanza de Javier Milei se encamina a un resultado satisfactorio en las elecciones 2025.
El desconcierto es entre opositores dialoguistas, que podrían sumarse al armado oficialista, pero también entre las fuerzas de la oposición, a saber:
En la Ciudad de Buenos Aires está claro que no va haber unidad entre La Libertad Avanza y el PRO. Qué candidatos va a jugar cada uno es un misterio. En el PRO se barajan dos opciones: unos se inclinan por Waldo Wolff, ministro de Seguridad, de buen vínculo con Milei, figura cercana a los libertarios que le permitiría al macrismo pelear con ese electorado, y otros piensan en Fernán Quirós, ministro de Salud, mucho más moderado que permitiría llegar a un votante más amplio pero sería más susceptible a las críticas libertarias, sobre todo por su rol durante la pandemia. La duda es si en la Ciudad La Libertad Avanza está en condiciones de hacer una elección con un piso de votos propio más allá del candidato o si sigue siendo un territorio difícil.. Algunos creen que sí que ese piso ya está en torno al 20%, aunque resta ver cómo queda la oferta. Allí, algunos miran a Ramiro Marra, que tiene que renovar su banca del legislador, está distanciado de de los libertarios y peleado con Karina Milei, y muchos se preguntan cuál va a ser su futuro.
Se suman otros actores, como Horacio Rodríguez Larreta, que quiere ser candidato. Algunos dicen que incluso podría ser candidato a legislador para reconstruirse desde la Ciudad, su territorio, y otros que puede ser candidato a senador o a diputado nacional. Si juega a legislador puede sacarle votos cruciales al PRO.
Desde el peronismo también están atentos a estas definiciones, incluso quienes creen que si llega a haber alianza entre La Libertad Avanza y el PRO hay un sector del peronismo no camporista que no descarta entablar una negociación con el sector del radicalismo que conducen Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti. Sería una línea del centro, para diferenciarse del PRO y de los libertarios, pero también del kirchnerismo.
Todo esto va a estar atado a las fechas de votación. Es que Jorge Macri puso fecha para julio, pero en la negociación con el peronismo para suspender las PASO, lo que están pidiendo es adelantar para mayo. Eso permitiría que la elección porteña sea antes del cierre de las listas nacionales.
En ese escenario, se abren nuevas opciones: puede haber separación entre el PRO y LLA en la elección de legisladores pero unión en la nacional. Muchos creen que esa es la estrategia de Mauricio y Jorge Macri para salvar la mayoría en la Legislatura, pero después acordar en la nacional.
Caso contrario muchos creen que si hay ruptura va a tener que jugar el propio Mauricio Macri, pero aparece siempre la pregunta: ¿qué pasa si le ponen enfrente a Patricia Bullrich o a Manuel Adorni, ambos con buen desempeño según las encuestas? ¿Y qué pasa si pierde Macri, está dispuesto a ese derrotero en su carrera de expresidente, pasando a perder una elección en su territorio? Cristina Kirchner ya pasó por eso en 2017.
Diversos sectores están esperando a ver también cómo termina la negociación del PRO y La Libertad Avanza. El impulso está en hacer un rearmado de Juntos por el Cambio, con el propio Rodríguez Larreta, el radicalismo y Elisa Carrió.
Las mismas discusiones se están teniendo del otro lado de la General Paz. El radicalismo bonaerense, por ejemplo, se juntó este viernes en Mar Del Plata y la postura que prima es la de avanzar en ese tipo de construcción. Están mirando muy atentamente a ver si el PRO termina jugando por afuera y hacen un acuerdo similar a Juntos por el Cambio. Rl problema es que se trataría de una versión devaluada y con muchas menos bancas para repartir, según lo que marcan las encuestas hoy en día.
Axel Kicillof está también atento a cómo termina de armarse el calendario electoral. Si finalmente el Congreso vota eliminar o suspender las PASO, el gobernador avanzaría en el mismo sentido, con el argumento de evitar que los bonaerenses tengan que ir más veces a las urnas. El gran misterio es si termina de ir al choque con Cristina y decide desdoblar la elección de cargos locales.
El juego de nombres en la provincia de Buenos Aires gira en torno a la figura de Cristina. “Yo estoy seguro de que va a jugar en 2025 como candidata a diputada y no descarto que también se postule para la presidencia en 2027“, dice un dirigente del peronismo que tiene diálogo con la expresidenta.
Tanta incertidumbre llevó a la insólita propuesta de Juan Grabois, que planteó que tenía que armarse un frente anti Milei, que incluyera desde el peronismo de Cristina Kirchner, hasta figuras como Elisa Carrió o Martín Lousteau. Delicias de la política argentina.
Mientras se repite este juego de nombres y posibles candidaturas y armados electorales, Javier Milei sigue consolidándose en diferentes indicadores. Esta semana se conoció el Índice de Confianza al Consumidor que realiza todos los meses la Universidad Di Tella, que marcó un nuevo crecimiento y muestra el enero más alto en los últimos nueve años. El informe destaca una particularidad: la mejora en la confianza está liderada por los hogares de menores ingresos. Un dato más que hace que todo el arco político se llene de preguntas.

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