Nicolás Massot: "En muchas cosas yo prefiero la continuidad antes que el cambio"

El diputado nacional Nicolás Massot (Hacemos Coalición Federal) es uno de los blancos permanentes de los dardos que el presidente Javier Milei lanza al Congreso de la Nación. Apoyó a Patricia Bullrich y llegó a la Cámara baja con la lista de Juntos por el Cambio. Sin embargo, hoy tiene un discurso muy crítico de la gestión libertaria y tomó distancia de la ministra de Seguridad cuando ella decidió apoyar al actual mandatario. "¿Qué es eso de cambiar por cambiar?", se preguntó para rechazar el argumento de que los que fueron parte de la coalición opositora deben apoyar a La Libertad Avanza. "En muchas cosas yo prefiero la continuidad antes que el cambio", sentenció.
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"No me interesa si no hay un público suficiente como para ganar elecciones. La política es convicciones antes que especulaciones", indicó en una entrevista exclusiva con MDZ, para sacarle peso a las críticas que recibe de distintos espacios. Es uno de los hombres clave en la suerte que tendrá el DNU 70/23 en el Congreso. Coincide con muchas de las reformas que propone el mega decreto, pero critica la herramienta. Sostiene que "es imposible aceptarlo".
- ¿Qué sensación le dejó el discurso Javier Milei ante la Asamblea Legislativa?
- El presidente bajó un cambio y entendió que las políticas públicas no se imponen, se acuerdan. Su discurso refleja que finalmente entendió esta premisa básica y plantea un sendero de acuerdos con el congreso y las provincias. No hay otra manera. Solo resta ver que en el reenvío de la ley no incluya ni una suba de retenciones ni un ajuste a los jubilados, que fueron los temas que principalmente la trabaron el mes pasado. Por lo demás, cualquier iniciativa del Ejecutivo que involucre la debida discusión y posterior consenso en el congreso, podrá definitivamente llegar a buen puerto.
- ¿Qué análisis hace de lo que fue la fallida sesión de la ley ómnibus en Diputados?
- No, no fue una sesión fallida, fue una sesión celebrada en tiempo récord. La ley, inclusive en su versión reducida, fue la más ambiciosa de la historia argentina en términos de reforma del Estado. Entró el 3 de enero y el 24 enero ya tenía dictamen de comisión y en menos de un mes llegó al recinto. Es decir, que no solamente no fue fallido el proceso, sino que tuvo una celeridad particular. Lo que sí fue fallido fue la falta de intención del gobierno de establecer acuerdos para la sanción de esa ley. El Gobierno creyó que por ganar las elecciones no hay disenso posible. Y ahí lo que fracasó fue la postura del Gobierno.
"Patricia Bullrich cambió, yo no"
- ¿Cómo vio este doble discurso del gobierno durante la negociación de decir que "no negocia la casta", que "es a todos o nada", y en paralelo, funcionarios del Ejecutivo cedían en puntos importantes como la eliminación de la fórmula jubilatoria?
- Con la casta no se pelean, ellos tienen una enorme parte de la casta adentro, muy cerquita. Si Daniel Scioli y Luis Barrionuevo no son casta, yo no sé qué es. Al final es la definición de un enemigo necesario, pero que es solamente enemigo en tanto y en cuanto no reúne condiciones objetivas, como ocurre empezando por el presidente para abajo, con varios de sus funcionarios. Si tiene crítica, no importa qué edad tiene, cuánto tiempo hace que está en política ni cuán honesto sea, es casta solamente por estar en contra. Y si es la expresión más pura de la casta, como puede ser Daniel Scioli, que es parte del gabinete…Y bueno, 'como es mío, dejó de ser casta, está absuelto'. 'Yo, el Rey León, absuelvo a Daniel Osvaldo como integrante de la fuerza del cielo, ya no de la casta'. Es un recurso que a la gente ya le está cansando y ya es como el cuento de Pedrito y el Lobo.
- ¿Qué parecido le ve a Cristina Kirchner con Javier Milei?
- La necesidad inescrutable de generar un enemigo ficticio. Lo hacía Cristina Kirchner con todos los intereses concentrados, las corporaciones grandes. Siempre se necesitó un enemigo ficticio. Bueno, Milei toma exactamente la misma práctica, cambia la ideología, que no es menor. Yo reconozco que estoy mucho más en consonancia con sus predicados, sobre todo económico. Pero es poco lo que se puede lograr cuando se destruye la estabilidad y la paz social de un país. Lo único que está logrando Milei es sustituir inflación por desempleo y es una receta de la más tradicional y de la más ortodoxa, que es bajar la inflación destruyendo demanda, generando una recesión en la economía que haga por ende bajar los precios. Pero está perdiendo el propósito. Bajar la inflación no es un fin en sí mismo. Es importante que Milei no pierda el propósito, no se convierta esta bandera de bajar la inflación como la única directriz de su gobierno. Esa y cumplirle y caerle bien al Fondo Monetario Internacional y a Estados Unidos. Acá el criterio importante, que es para lo que muchísimos lo votaron, es que la gente pueda sentir que sus ingresos no se siguen derritiendo y que la plata se esfuma.
"Es imposible aceptar el DNU"
- ¿Cómo piensa, en ese escenario que describe, que se va a dar el balance entre lo que pase en la calle, con caída del poder adquisitivo, recesión, caída del consumo, y el Congreso que va a estar debatiendo temas centrales para el gobierno como el DNU?
- El DNU fue una una mala elección del Gobierno, una mala herramienta. Está demostrado ya que algunas de las cuestiones más relevantes del decreto, como la modernización laboral, está judicializado y frenada. Pero también, hay cuestiones que ya están vigentes, que son importantes para la sociedad y no hay que discontinuar. Es importante que hayamos salido de una ley de alquileres tan nociva. No sé si esta liberalización absoluta es deseable. Pero lo que no podemos es volver a lo anterior ni por dos semanas. Ahora bien, es imposible aceptar el DNU por distintas cuestiones. Hay temas de fondo y que es imposible meterle algunas mejoras. Tomo ejemplo la ley de tierras. Fue derogada y yo creo que era muy restrictiva. Pero, no tengo ningún interés que en las tierras de frontera puedan venir carteles de narcotráfico del extranjero a comprar cientos de miles de hectáreas y a complejizar todavía más el combate en la frontera.
- Bueno, pero el Congreso sólo puede validar o rechazar los decretos, no corregirlos ni modificarlos. ¿Cuál es su propuesta para esas correcciones que propone?
- El DNU ya está presentado como ley espejo, tanto en el Senado como en Diputados. Nosotros tenemos que avanzar a partir de la semana que viene en pedir una sesión urgente especial para tratar el contenido. Tenemos que darle el marco de ley. Así, lo importante va a tener firmeza, va a salir de la judicialización y aquello que deba ser modificado podrá serlo.
- También sabe que no hay un oficialismo muy propenso a negociar con el Congreso, que repite que el DNU no se negocia.
- Bueno, el oficialismo en el Congreso es una parte menor. Es un 15%. Tal vez contando al PRO como aliado no supera el 40% de la Cámara de Diputados y menos del 25% del Senado. El Parlamento funciona de manera colegiada, no importa solamente lo que dice el oficialismo. No hay lugar para capricho de "no se discute". Esto sí se discute, porque lo que puede pasar, y no sería ningún problema que ocurra, es que directamente el oficialismo decida quedarse afuera de las discusiones y que se avance igual.
- ¿Cómo percibe esta resistencia, que por momentos parece más organizada, por momentos menos, entre los gobernadores y la Nación?
- Siempre hubo discusiones entre la jurisdicción federal, en todos los gobiernos, por ahí eran más puntuales, era de una provincia por un tema particular. Acá lo que vemos es la predisposición del Presidente a no observar la conformación de la Argentina, que es una nación que surge de un pacto entre provincias. Creo que esa es la principal particularidad. Lo normal es que los gobernadores reaccione de esta manera y que sea el Congreso el ámbito en donde se resuelva. Vamos a empezar a ver una coordinación en el Congreso de diversos bloques para que un poder del Estado, el Legislativo, defienda las provincias.
- Y en esa puja, ¿qué capacidad de fuego tienen las provincias, puede Torres no entregar el gas y el petróleo de su suelo?
- Yo creo que no tenemos que llegar a eso. Es una medida muy nociva para Chubut.. Esa es una pésima señal para la salida económica de la Argentina, para el desarrollo económico, para la creación de empleo, la atracción de inversiones. Porque habla de una inseguridad jurídica, de un riesgo político, de otro nivel, que la Argentina hace tiempo no vivía.
- Fue una de las personas que apoyó a Patricia Bullrich primero en la interna y después en la elección general, hoy se los escucha en polos distintos. ¿Qué evaluación hace de los destinos que tomaron?
- Bueno, ella siempre supo cómo pensaba yo. Desde hace años que no estoy en el PRO, pero sí me parecía que ella era la mejor expresión de lo que la Argentina necesitaba. En algunas cosas no la reconozco. No entiendo el silencio después de las agresiones que recibió un caballero como es Ricardo López Murphy, una persona coherente que fue el primero en deponer sus ambiciones presidenciales para apoyarla a ella y que tanto hizo por la campaña. Es casi cómplice Patricia, es un silencio ensordecedor. Probablemente este el temor que se le infunde a todo aquel que piensa distinto, que es aniquilado.
- Uno de los argumentos que expresan para defender la gestión de Milei es que "el PRO es el cambio", y que el cambio que la sociedad eligió fue el que propuso el actual presidente y que por eso hay que acompañarlo. "Somos el cambio o no somos nada". ¿Qué te genera?
- Es una enorme simplificación, porque ¿qué es el cambio? Hay muchas cosas en donde yo prefiero la continuidad. No comparto la idea de que lo bueno es cambiar por cambiar sin definir qué cambio estamos hablando. Un cambio que se lleve puesto a instituciones que tanto costaron formar, que nos haga volver a dos siglos atrás, cuando discutíamos entre unitarios y federales, es un cambio que yo no quiero. No quiero un cambio que nos haga pasar vergüenza en el mundo. El PRO sigue viviendo a la sombra de Cristina Fernández de Kirchner. El principal argumento de los comunicados es que no se puede quedar del lado del kirchnerismo. Estamos del lado de los docentes cuando no les mandan la plata para pagarle el sueldo. No es el lado del kirchnerismo. Es una simplificación infantil de ver la realidad como antinomias, en donde solamente existen dos partes. Yo quiero salir de ahí. No me interesa si no hay un público suficiente como para ganar elecciones. La política es convicciones antes que especulaciones.
Massot: "¿Qué es esto de cambiar por cambiar?"
- Bueno, a Bullrich se la ve bastante convencida también del destino que tomó. Ella pagó un costo dentro del PRO por su decisión de sumarse a este Gobierno.
- Está bien, pero si hay convicción me parece fenomenal. Lo que yo no comparto es este imperativo de que el que estuvo con el cambio tiene que apoyar. Yo formé parte de un espacio en donde nuestra candidata a presidente dijo que Milei era una persona incapacitada para garantizar cualquier cambio. Sigo pensando igual. No fui yo el que cambió. Y lo mismo decía el expresidente, que hoy anda buscando un acuerdo.
- ¿Volvió a hablar con la ministra después de esta ruptura?
- Hablamos el día que ella tomó la decisión de acompañar a Milei y después de las elecciones generales. Yo me diferencie de su decisión. Ella me escribió un mensaje diciendo la verdad. 'Sé que siempre pensaste de esa manera, te agradezco que me hayas acompañado hasta acá con la lealtad que lo hiciste'. Lo cual habló bien de ella, porque yo siempre fui transparente respecto de cuáles eran mis límites y de qué tipo de cambio era el que yo veía. Y volvimos a hablar unos días antes de la sesión de de la ley ómnibus, en donde yo le expresé que creía que era una oportunidad inmejorable para que incorporemos la reforma laboral del DNU, que estaba judicializado
- A Cristina Kirchner la ubica como parte del pasado, ¿el rol de Mauricio Macri cómo lo ve?
- Puede ocupar un rol muy importante, como todos los expresidentes. Es uno de los pocos expresidentes que no es arrojado o arrastrado a la arena electoral permanentemente. Él puede ejercer por primera vez, de manera un poco más limpia. Obviamente están claras sus convicciones y sus posicionamientos.
- ¿Tiene margen Macri y el PRO para quedar pegado a un eventual éxito de Javier Milei y corrido del gobierno frente a un eventual fracaso del libertario?
- Depende de cuál sea el contenido del acuerdo. Si el acuerdo es un acuerdo de cargos, como parece hasta ahora que para Cristian Ritondo sea presidente de la Cámara, que María Eugenia Vidal vaya a Desarrollo Social o que Diego Santilli vaya a Ministerio del Interior. Si es así, me parece que no va a haber ninguna riqueza en ese acuerdo, más allá del número del Congreso. Ahora, si el acuerdo busca incidir sobre los errores que Milei está mostrando a la hora de gestionar, puede ser mucho más interesante. Del PRO se pueden decir muchas cosas. Yo fui un actor desde prácticamente el inicio. Lo volvería a ser muchas veces. Se hizo una tarea muy relevante en frenar el avance de otro totalitarismo, como el que muestra hoy Milei, que era el intento reeleccionista del kirchnerismo en su momento más fuerte.
- En los últimos días se conoció una filtración que difundió la jueza Sandra Arroyo Salgado que se lo incluye a usted y también a Emilio Monzó en relación al trabajo que se hacía en un hospital durante la pandemia. Y esto lo retomó el presidente para difamarlo ¿Qué fue lo que pasó?
- Hay dos cuestiones ahí. Primero, me parece sospechosa la irrupción de la jueza, no a través de los oficios de la justicia, sino en un medio de comunicación haciendo una filtración vieja. Lo hizo el día anterior a que se estaba constituyendo la bicameral, de la que yo soy miembro y que va a decidir la suerte del DNU. Por otro lado, la envergadura que el Presidente le da instantáneamente de sus redes sociales a eso. Sobre lo primero, efectivamente nosotros tuvimos en 2020, en plena pandemia, un contacto con el director médico de esa clínica que es el padre de la nuera de Emilio Monzó, que trabaja con nosotros hace 12 años. Nos llamó ese día como cualquiera, absolutamente movilizada y tocada y con cierta desesperación, para consultarnos sobre la situación. Y, más allá de contener emocionalmente, también nos pidió un asesoramiento legalmente por su padre, no tenía a quién acudir. La causa que iniciaron fue por propagación. No tengo ni idea del vínculo con el PAMI ni de cómo funcionaba la clínica. Jamás lo conocí personalmente, ni a él ni al dueño de la clínica. Ninguna gestión fue hecha por nosotros. Más allá de que la jueza habla de tráfico de influencias, nosotros no podría haber traficado nada porque ninguno era funcionario público, no éramos ni diputados ni funcionarios.
Entrevista completa a Nicolás Massot