Primera visita al Papa

Un Gobierno de enroques y traiciones lo espera a Javier Milei en Argentina

Javier Milei volverá a gobernar tras renuncias y chicanas internas que ponen en jaque el plan de Gobierno y la composición del bloque en el Congreso. El rol de Mauricio Macri y la tensión en el PRO.

Pedro Paulin
Pedro Paulin lunes, 12 de febrero de 2024 · 16:00 hs
Un Gobierno de enroques y traiciones lo espera a Javier Milei en Argentina
The last dance. Javier Milei y su final de gira exitosa en Italia. Foto: Noticias Argentinas

Javier Milei está en el mejor día desde que es presidente. Se reunió por más de setenta minutos con el papa Francisco, con una sonrisa y con la comunicación verbal opuesta a la que le espetó a Mauricio Macri el 3 de octubre de 2016, cuando el gélido saludo y la charla exclusivamente protocolar terminaron de signar el rumbo de una distante y apenas cordial relación vaticana de Cambiemos. Milei logró conversar, reír, tener complicidad, y su hermana también. Pero Argentina los espera con un Gabinete que cruje por pujas de poder incipiente pero con desgaste de antaño, con personalidades fuertes y ansiosas y la pereza de sectores que ya se cargaron a un ministro.

Mauricio Macri sabe que hay una sola escupidera que puede pedir Javier Milei y es la del PRO. No habita el ecosistema de partidos políticos, demasiadas redes de contención para la verba y estilo de los hermanos Milei, donde el insulto o el bloqueo de WhatsApp con niveles de intransigencia desconocidos hace que no muchos quieran construir puentes al vacío. Es el partido amarillo que fundó hace 22 años Mauricio Macri el que va a contener, cobijar, cogobernar, negociar y avanzar con Javier Milei en su plan de Gobierno, por ahora paralizado por el fracaso parlamentario, lo que dicen, lo envalentonó aún más para ir a fondo. 

Sintonía. Javier Iguacel y Javier Milei.

Javier Iguacel terminó de planchar la camisa ministerial. Está listo para asumir cuando lo llamen, pero esta vez será con determinados cánones de calidad no negociables. Fue ninguneado en la interna de Juntos por el Cambio, cuando alguien pensaba que Diego Santilli podía lograr la gobernación con nulo olfato político frente a Axel Kicillof. Llegará a timonear tal vez el área de Energía, huérfana aún a los ojos presidenciales. Tiene el aval de Mauricio Macri y del sector privado, que nunca terminó de digerir el poderío calabrés producto del convencimiento paternal a los amigos.

El mensaje del empresario Roberto Navarro no fue casual. Utilizó su canal de YouTube para contar una reunión privada que había tenido con Cristina Kirchner dos días antes, tomó nota como siempre a pedido de la vicepresidente y leyó literalmente sus palabras. El empresario es dueño de distintas marcas de medios gracias a los más de $1.500.000.000 que cobró de la gestión de Alberto Fernández y Cristina, por lo que seguirá siendo su portavoz no oficial durante los años de ostracismo y hemorragia de votos venideros.

Dice entonces el empresario Navarro que Javier Milei le da buena espina a Cristina Kirchner, porque es "kirchnerista en sus formas y siempre redobla", es el premio castigo, el peor piropo que podría recibir Javier Milei, que vino a terminar con una forma vetusta y verticalista de la política para ser ponderado por la máxima expresión del verticalismo moderno. Así entonces, el Gabinete cruje y sangra a distancia, mientras las mejores horas del Gobierno de transmiten desde Roma, junto al ministro Guillermo Francos, tal vez el único que tuvo relación con Francisco de la comitiva presidencial.

Exito. Javier Milei, aplaudido por argentinos del exterior en Roma.

Nicolás Posse no encuentra comodidad en la silla de jefatura de Gabinete de ministros, y sabe que la llegada de Mauricio Macri es inversamente proporcional a sus aspiraciones de poder expandido. Lo mismo sucede con Santiago Caputo, quien goza de la absoluta antipatía del expresidente, el cual percibe un gusto amargo en cada acción comunicacional disruptiva que sugiere el alumno de Durán Barba, hoy alejado y antes enemistado con Mauricio Macri por "traicionarlo" al trabajar con Horacio Rodríguez Larreta.

Así entonces, Mauricio Macri dotará de política al Gobierno de Javier Milei, será menos estridente y más profesional, habrá más expertise que antes, con la llegada posible de Guillermo Dietrich o Andrés Ibarra, sólo por citar dos casos que en los cafés políticos se suelen mencionar. El veto para María Eugenia Vidal ya está escrito. No quiere saber nada Karina Milei con su llegada, prefiere pocas mujeres y esencialmente por debajo de su órbita.

No habrá grandes anuncios. Macri irá colando en distintas áreas funcionarios de su confianza hasta las legislativas. No será el día D para colocar una cantidad de personas que pueda llamar la atención de otros que no entren. La desconfianza del calabrés, como en Tandil hace sesenta años, está intacta. En el sur estuvo más activo que nunca, con el celular en mano y largas charlas con dirigentes de distinto pelaje. 

Confianza. Andrés Ibarra, otro que puede volver en el corto plazo.

Karina Milei es otra de las preocupadas. Sabe que el ingeniero Mauricio Macri no es lo evolucionado suficiente para pensar que la relacionista pública y cosmiatra pueda vetar embajadas y ministerios a piacere, como viene sucediendo hasta ahora. La injerencia de Macri también será en detrimento de la autonomía de la hermana presidencial, algo que puede herir la fuerza centrípeta de los hermanos Milei.

Javier Milei volverá a ordenar el equipo de trabajo, donde falta revolear cuatro secretarios de Estado y tal vez algún ministro que no termine de entender la línea revolucionaria del plan liberal. La sintonía papal lo refresca al presidente, agobiado por la incapacidad de aplicar sus ideas, es lo que le hace consumir varias latas diarias de "mango loco", una bebida energizante que le permite casi no dormir y trabajar veinte horas sin mayores inconvenientes.

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