Un abandono que cuesta vidas: rutas de la muerte y desidia nacional en Mendoza
Los accesos a Mendoza y las principales rutas nacionales que cruzan por la Provincia denotan una "provincia baldío". Además de la mala imagen, hay vidas en riesgo.
“Qué raro el abandono. Mendoza era tan pujante…”, comenta la señora que vive en Estados Unidos hace más de 30 años y aterrizó en la provincia para viajar hasta San Juan. Hay una nube de polvo en uno de los desvíos de la ruta 40 Norte, que está casi sin señalización y es una especie de sálvese quien pueda. En la provincia en situación de baldío ese tramo de la ruta es desolador.
En el otro extremo la situación es peor. Camino a las dos décadas de abandono total, la misma ruta 40 va camino a ser tarea de los arqueólogos, más que de los ingenieros. No hay ruta, sino una huella peligrosa que es solo para aventureros y petroleros. Es la vía más austral de la Provincia, en esa porción de la Patagonia. “No vayas si no tenés alguna garantía de conexión, auxilio extra y sobre todo paciencia”; explica un conocedor de esa ruta.
Al Oeste de Mendoza la principal vía de comunicación provincial desde lo comercial, lo turístico y lo estratégico, la 7 se convirtió en la ruta de la muerte. En un paisaje hermoso confluyen más de 2 mil camiones con todo tipo de mercaderías, pozos, banquinas desdibujadas, rastros de accidentes recientes, algunas señales de aludes. En los últimos años la siniestralidad del camino a Chile creció, al ritmo del aumento del tránsito por la conveniencia para la logística internacional. Y en el medio, la constante que se repite: obras abandonadas. Los incidentes tienen características dantescas.
Mendoza, como gran parte del país, vive una crisis de infraestructura enorme y los corredores viales son una de las muestras más elocuentes, pero no la única. La Nación arrastra décadas de deudas con la Provincia. En los años anteriores fue por desidia, demoras y malas gestiones. Ahora, con Milei como presidente, por convicción. El gobernador Alfredo Cornejo intenta hacer un delicado equilibrio poniéndole matices a su respaldo al Presidente; alguien que no admite matices. Ayer, por ejemplo, dijo que apoyaba todo lo que hacía Milei respecto a la macroeconomía, pero que no estaba de acuerdo con el retiro del Estado de los temas estratégicos. “Hay mucha pirotécnica discursiva que no compartimos para nada..Eso de que haya que destruir el Estado. Muy por el contrario, hay que seguir fortaleciendo las funciones estatales sustantivas como la educación pública, que es un concepto liberal de Sarmiento; como la salud pública, que deben atender las provincias", ejemplificó Cornejo ante sus militantes.
El problema lo tiene con las obras que por jurisdicción le corresponden a la Nación, pero que Milei no hará. Mendoza tiene 1023 millones de dólares a disposición. Gran parte de esos recursos se destinarán a obras que deberían hacer otros dos actores relevantes. Uno es el Gobierno nacional. El otro, el sector privado, y particularmente las empresas concesionarias de servicios públicos. Rutas, obras eléctricas, planes de agua y cloacas.
Desiertos
El abandono de la gestión del Estado nacional no es exclusivo de Mendoza y es más notorio mientras más lejos de la Ciudad de Buenos Aires se viaja. Neuquén, por ejemplo, es hoy la provincia más rica del país. Pero tiene rutas espantosas a pesar del boom petrolero. La 151 (que comparte con Río Negro y La Pampa) está en el top 5 de las peores del país; o la 22, que lleva décadas de repavimentación. Es decir, aún en los corredores productivos más rentables del país, la Nación abandonó la jurisdicción que le corresponde.
El caso de Mendoza es emblemático, pues es una provincia que siempre fue oficialista y ni por demagogia hubo buenas gestiones en la infraestructura básica. La última ruta relevante inaugurada por la Nación fue el tramo que une Pareditas con El Sosneado. Vialidad Nacional es uno de los cargos políticos de mayor responsabilidad, pero de menor lucimiento. Por eso tampoco es tentador. Desde Mendoza se maneja la gestión regional y la necesidad de recursos para mantenimiento es enorme. Hoy se convirtió en una de las áreas de “desinversión” más que de progreso. Se pasó de “soñar” con volver a tener un tren, a la supervivencia como sea sobre la antigua traza de la ruta 7. Curiosamente Javier Milei y su ex jefe de Gabinete conocen el tema porque fueron parte del armado del trunco proyecto Corredor Bioceánico Aconcagua, el trasandino, cuando estaban en Corporación América.
Había un plan gestado desde 2017para mejorar todo el corredor bioceánico. El BID dio apoyo y comenzaron algunos trabajos. En ese mismo plan está la Variante Palmira, que es la más próxima a terminar, y la reconversión del túnel ferroviario para que sea usado por transporte convencional. El plan completo preveía más de 750 millones de dólares de inversión, financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La ruta 7 es la más importante vía de comunicación entre el comercio del Atlántico y el Pacífico. Y hay proyecciones de más crecimiento. El problema es que es un embudo: la demanda y el uso de la ruta creció, pero tiene la misma capacidad. El resultado es una sobrexigencia que se traduce en un altísimo riesgo y también en aumento de la precariedad de de la ruta. La ruta altamente riesgosa y así lo tienen marcado todos los mapas ruteros. Del lado argentino hay 10 curvas críticas: la de Guido (Km. 1115), el sector de túneles y curvas (entre los kilómetros 1117 al 1120), la Curva de los Chilenos (Km. 1136), la curva del Túnel 12 en Polvaredas (Km. 1187), la Curva de la Mirian (Km. 1192), la del Arroyo Negro (Km. 1194), el puente en curva sobre el Río Mendoza (Km. 1200), la curva del Tiempo (Km. 1205), la curva del Yeso (Km. 1224) y la de la Soberanía, (Km. 1228/30). Pero toda la 7 es peligrosa. Del lado chileno también, pues salvo una parte recientemente reparada, también está en pésimo estado.
En el Norte de la provincia el abandono es total y acarrea muchas más décadas. La “vieja” ruta 40 siempre fue de una sola vía en Mendoza y la autopista prometida solo es una ilusión que marca Google Maps. La obre fue adjudicada al consorcio Chediack-Ceosa, pero se frenó por falta de pago en la gestión de Alberto Fernández. Hoy se retomó en los papeles, pero se mantiene la situación de abandono. La salida del Aeropuerto hacia el Norte tiene un desvío inmediato y luego hay otro más importante antes del ingreso a Lavalle.
La 40 Sur tiene destino incierto y allí hay resignación. El conflicto legal entre la empresa que en su momento tenía la obra es la excusa perfecta para no ponerle gestión a la necesidad de reparar el vínculo con Neuquén. Y es una señal de la zona: Malargüe es la “tierra prometida” para el futuro productivo de Mendoza. Pero las carencias en infraestructura, que marcan el abandono del Sur de Mendoza, complican los planes de desarrollo. De hecho hasta los petroleros tienen problemas para acceder a sus emprendimientos y hubo freno a algunos desarrollos por falta de caminos y logística. Por eso Rincón de los Sauces, en Neuquén, es la base real del futuro energético de Mendoza. El Gobierno, como anticipó MDZ, tiene un plan de inversión para unir valles turísticos del Sur. También para desarrollar Pata Mora y llevar energía a Potasio Río Colorado.
El Gobierno nacional es intransigente en cuanto a su visión sobre el rol del Estado. Ese rol es “ninguno”. Cornejo acordó con el jefe de Gabinete Guillermo Francos que se culminarían algunas de las obras a medio hacer, como la Variante Palmira, los puentes caídos de la ruta 40 en el Valle de Uco, un tramo de la ruta 40 norte, la primera etapa del túnel Caracoles, entre otras. En el Presupuesto los recursos previstos para Mendoza son lánguidos. Pero el escenario es peor, pues se viene un 2025 sin siquiera tener una pauta de gastos garantizada. Es decir, sin un plan de gobierno avalado por el Congreso y con certezas para las provincias, que seguirán en estado de abandono.