Inseguridad

Los ajustes de cuenta empiezan a alertar a los intendentes bonaerenses

La muerte de cuatro oficiales reabrió la polémica sobre el manejo de la Seguridad en la provincia de Buenos Aires. Los recursos salen de los municipios, que solo miran cómo operan los bonaerenses.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare miércoles, 6 de noviembre de 2024 · 10:30 hs
Los ajustes de cuenta empiezan a alertar a los intendentes bonaerenses
La preocupación por la inseguridad crece Foto: Twitter Javier Alonso

El intendente cuenta lo que le enseñó la experiencia de administrar un país en crisis permanente. “Lo importante es fijar prioridades. Para Javier Milei su energía, la única, está en bajar la inflación. En la Provincia tendría que ser el combate contra el delito”.

En el transcurso de una charla con un secretario de Seguridad de otro municipio, ambos compartían impresiones y alertaban sobre los nuevos desafíos que tienen algunas zonas del Gran Buenos Aires que empiezan a quedar como estrellas luminosas dentro de una región donde abunda la pobreza y el narcotráfico se entremezcla con los problemas preexistentes de arrebatos, robo de automóviles e ingresos a propiedades que ya parecen que no son novedad.

La tragedia del choque del micro que trasladaba policías bonaerenses desde Bahía Blanca hasta San Nicolás y que produjo cuatro oficiales muertos puso al desnudo la endeblez del sistema que debe brindar seguridad no solo a la propiedad de los vecinos sino, también, a los espectáculos de todo tipo, desde los deportivos hasta los artísticos.

“Ni un partido de papi fútbol ya se puede organizar sin que te pidan un policía”, reconoce un importante funcionario bonaerense que se queja porque “usan la tragedia de Carmen de Areco (donde el colectivo policial se topó contra un camión) y no se discuten los problemas de fondo”.

¿Por qué tuvieron que trasladarse desde el extremo sur de la Provincia al extremo norte, casi al límite con Santa Fe a los efectivos policiales? La respuesta oficial es que la Policía es la misma en toda la extensión. Y no siempre hay policías en la región en la que ese fin de semana tenían que trabajar. La diferencia por esos adicionales hubieran sido de casi el 30% del sueldo final que, por supuesto, es muy bajo. Unos $700.000 pesos mensuales en mano.

“Es una hipocresía negarse a debatir la policía municipal. De hecho, todo lo que La Bonaerense recibe viene desde las arcas municipales, menos el sueldo del policía y los chalecos anti bala”, se queja el funcionario municipal que vive diariamente en queja con las autoridades bonaerenses.

Alonso, Bullrich y Ramón Lanús, recorriendo La Cava, en San Isidro.

El sistema Ojos en Alerta, implementado en San Miguel y que está siendo utilizado por San Isidro, permite que un empleado municipal conduzca un móvil acompañado por un efectivo bonaerense. “Sirve para tener presencia, pero en caso de un enfrentamiento, los agentes quedan en inferioridad de condiciones. Mientras que los delincuentes tienen entre dos y tres armas por vehículo, el de seguridad tiene solo uno, el del policía bonaerense”, ejemplifican quienes dicen que el sistema sirve pero debe complementarse con otras fuerzas.

En Escobar, Ariel Sujarchuk ya consiguió que le aprueben su fuerza comunal, que estará armada con armas no letales, tal cual anticipó MDZ. Joaquín De la Torre presentó en el Senado bonaerense un proyecto similar para que se ejecute en todo el territorio bonaerense. Tener este tipo de fuerzas que conviven con las provinciales sirve, además, para duplicar la información de los territorios. Una cosa es la que oficialmente ofrecen las denuncias en comisarías y otra, en muchos casos diferente y complementaria, la que se generan a través de los teléfonos y los efectivos municipales.

¿Por qué los intendentes empezaron a preocuparse por tener una información complementaria? Porque los jefes comunales creen que la Policía Bonaerense es parte del problema que más afecta a los barrios, la distribución y venta de estupefacientes. “A diferencia de Rosario y Santa Fe, donde la policía fue cooptada, acá la bonaerense aún no permitió que pase eso porque no quiere perder el control del negocio”.

En el último mes, la Procuración General de la Provincia de Buenos Aires observó un aumento de ajustes de cuenta producto de la pelea por los territorios. Cuando sucedió la tragedia de la cocaína adulterada que produjo la muerte instantánea de más de veinte personas en la zona de Tres de Febrero, General San Martín y Hurlingham, entre las bandas que se disputaban el territorio se quejaban por la falta de un único negociador para trabajar en una zona. Eso, en Rosario no lo entienden.

Luego de aquel episodio, en sucesivos crímenes que se conocieron, aparecieron serias advertencias de participación de sicarios rosarinos en la zona de la Villa 18 y la 9 de Julio, como así también en el límite de General San Martín con Vicente López, en la zona de Villa Concepción y Barrio Las Flores. Esa advertencia se revivió días atrás en el barrio Ejército de los Andes, también conocido como Fuerte Apache.

Ese barrio, ubicado en José Ingenieros, al límite con Capital Federal, era controlado por fuerzas federales que disminuyeron dramáticamente con el correr del tiempo. Los vecinos escucharon hablar de personas que pertenecían a Los Monos y que “se vinieron acá porque allá (Rosario) las cosas se les había complicado. Tiroteos nocturnos pasaron a ser más frecuentes y volvió el temor por el dominio de las torres y los nudos, tal cual sucedía hace dos décadas, en las que el gobierno nacional decidió implosionar los nudos 8 y 9 porque su estructura estaba dañada.

La gente fue indemnizada, pero la idea era evitar que el barrio se siguiera poblando de manera irregular. Al “airear” el lugar se abrieron nuevos pasos vehiculares, pero el barrio que hizo famoso Carlos Tevez sigue sufriendo el mismo flagelo.

A pocos kilómetros de ahí, también cerca de la base operativa armada por Sergio Berni y que hoy ocupa Javier Alonso, ministro de Seguridad provincial con muy buena relación con Patricia Bullrich, en La Matanza el dominio está a cargo de Chaqui Chan, en el Barrio Evita, en el extremo oeste de la General Paz. La avenida que divide Capital con Provincia, y que conecta las rutas más importantes como el Acceso Oeste, Richieri y Panamericana, para el interior y está a pasos de la Villa Zabaleta, en la zona sur de la Ciudad Autónoma, donde Argentina sueña con que vuelva la competencia de Fórmula 1.

Archivado en