Donald Trump y Javier Milei quieren ser parecidos: ahora veremos cuánto lo son
El presidente electo de los Estados Unidos venció en los comicios a Kamala Harris, tras conseguir 279 electores. El jefe de Estado argentino lo felicitó y se puso a disposición.
Cuando Donald Trump mire hacia el sur se va a encontrar, allá a lo lejos, casi a un solo aliado confiable en la región: Javier Milei. El presidente argentino disfrutará de su rol de asociado con Trump durante un tiempo bastante largo. En México, Colombia, Perú, Chile, quizás Uruguay y también Brasil, no habrá mandatarios que se identifiquen ideológicamente con el nuevo presidente estadounidense, aunque sigan existiendo intereses a cuidar. Argentina es una isla en medio de las izquierdas que dominan Latinoamérica, algo que de todas formas no garantiza aun una ventaja decisiva para el país.
Las similitudes entre Trump y Milei no terminan allí. En Estados Unidos el partido Demócrata podría asimilarse directamente al concepto de “casta política” con el que Milei hizo campaña y ganó las elecciones en Argentina.
La burocracia estadounidense es una de las más grandes, costosas y para muchos ineficiente, de la tierra. El voto de los norteamericanos estuvo en esta ocasión (y también en otras elecciones) condicionado por el peso que la administración tiene sobre sus bolsillos, y los demócratas están sindicados como responsables directos de esa “obesidad” del Estado que los agobia.
El razonamiento de los electores tiene basamentos sólidos. Los estadounidenses viven en un país que esta en los primeros puestos en el ranking de libertad económica, pero a la hora de hacer un trámite que involucre al Estado pueden quedar inmersos en un papelerío antiguo y burocrático como en cualquier país subdesarrollado.
Como escribe Rana Foroohar, una de las editoras del Financial Times, “durante el último medio siglo aproximadamente, tanto el sector público como el privado se han hecho cada vez más grandes y burocráticos”.
Y agrega un dato esclarecedor: “Las organizaciones grandes y complejas con capas y capas de directivos representan la mayor parte del empleo en EU y la inmensa mayoría del valor del S&P 500. Del mismo modo, el marco burocrático del propio gobierno se ha expandido hasta convertirse en una maraña de trámites burocráticos desde la década de 1960”.
Hoy, desde un certificado inmobiliario hasta un proceso judicial tienen por delante una red de trámites y de funcionarios y empleados involucrados que no solo lo hacen más caro, sino también largo e ineficiente.
Los demócratas nunca pudieron despegarse de esa realidad. Bill Clinton debe haber sido uno de los mejores presidentes de la historia de los Estados Unidos por sus resultados, pero junto con su esposa Hillary son también el emblema de la política más enraizada en el Estado y la que más simboliza a la burocracia.
Trump volvió a prometer en esta campaña desarmar ese peso del Estado sobre los contribuyentes. Las similitudes con la campaña de Milei no son una casualidad. El gobierno de La Libertad Avanza usará a pleno esa empatía entre ambas administraciones para avanzar en la reforma y limpieza del Estado argentino.
En Washington Trump le ofreció a Elon Musk que asuma en el sector público la tarea de desarmar la burocracia y dinamitar a la casta política en cada capa del Estado. Sería una posición similar a la que en Argentina ocupa Federico Sturzenegger.
Elon Musk debería desmontar al extremo todas las regulaciones que ahogan a los estadounidenses de acuerdo al mensaje de Trump. Milei y Sturzenegger avanzan todos los días con alguna desregulación que se publica en el Boletín Oficial. Es uno de los “orgullos” que publicita día a día el presidente. Veremos si en esto también terminan siendo parecidos.