Las dudas del Gabinete de Javier Milei sobre la intransigencia presidencial ya ocasiona ruidos y recelos
Falta de nombramientos. Intransigencias silenciosas. Falta de articulación y un claro ejemplo de "improvisación permanente" obligan al presidente Milei a ir siempre a todo o nada.
Javier Milei debe ir a fondo. No hay margen para negociar nada. Y también hay un antecedente que lo avala. Cuando Mauricio Macri le dejó el manejo a la dupla Emilio Monzó - Rogelio Frigerio, “lo que terminaba saliendo era un 30% de lo que tenía en la cabeza el ingeniero”, recordó hoy a MDZ un influyente funcionario del Gobierno de Cambiemos que creía en la teoría del diálogo pero a quien, la realidad, lo terminó de colocar en el bando de los halcones.
“No puede empezar negociando. Si lo hace, lo despedazan, y de un cuerpo de 1.85, con masa muscular óptima y en condiciones de competir un triatlón le devuelven un bebé de ocho meses que necesita andador para caminar”, le dijo un nuevo representante del ejercito libertario sin siquiera haber pasado por la filial de La Libertad Avanza en algún momento.
Los viejos estudiosos parlamentarios saben que hay grupos que se arman para “dejar en claro que tienen un valor. Tanto político como económico. Entonces, vos tenes que ir como si no los necesitaras, porque en privado sabés que lo que quieren ellos es que le des algo, aunque sea una secretaría”, le dijo un exlegislador a este periodista mientras se reía de su ocurrencia, mucho más brutal y casi impublicable.
Mucho más brutales son otros que consideran, lisa y llanamente, que Javier Milei nunca previó llegar a la Presidencia de la Nación. "La motosierra no alcanza para nada, no tenía equipos ni proyectos y ahora tuvo que alquilar los servicios de otros para su propio Gobierno", exclaman al ver muchos antiguos cambiemistas y la continuidad de los massistas k en áreas centrales del poder.
No hay dudas que hay dos bloques que tienen una mirada amable sobre la mayoría de los artículos presentados en la ley ómnibus y en el Decreto de Necesidad y Urgencia, y que las formas son la excusa para decir acá estamos. Tanto los cambiemistas conducidos por Cristian Ritondo como los federales de Miguel Ángel Pichetto tienen más coincidencias que nadie. “Si no supieras que fue Javier Milei el que los impulsó, tranquilamente ellos hubieran sido los halcones de la propagación de estas medidas”.
En cuanto a los radicales, los conducidos por Rodrigo De Loredo no difieren mucho de las ideas de cambio propuestas en las propuestas libertarias. Pero las formas incomodan tanto o más que los contenidos, y mucho más si las mismas vienen seguidas por un insulto o agravio. “El presidente siempre tiene que tener encima la amenaza del plebiscito. Todos sabemos que hoy lo ganaría”, dijo un intendente que ya se juntó dos veces con el jefe de Estado.
En las últimas horas trascendió la desolación del ministro del Interior, Guillermo Francos, por la manera en que se van desarrollando los acontecimientos. El ministro del Interior quedó ya en varias ocasiones con la palabra destrozada por lo que había hablado con dirigentes sindicales y gobernadores. Hasta se escuchó, efectivamente, quejas recíprocas del presidente Milei y de su principal funcionario político por lo que interpretan, mutuamente, no entenderse.
“La diferencia sustancial entre Milei y Francos es que Javier no tiene ni un conocido en el sistema preexistente mientras que Guillermo sí los tiene, trazó relaciones con todas las tribus políticas en toda su trayectoria. Pero no hay problemas personales ni políticos, aunque hay cuestiones que empezaron a hacer ruido”, le dijo a MDZ uno de los pocos funcionarios que sobrevivió a la “limpieza étnica” realizada antes de la asunción presidencial donde más de la mitad de los “originarios libertarios” quedaron en el camino.
El ministerio de Capital Humano, que conduce Sandra Pettovello, en quien el presidente y su hermana confían plenamente, tuvo un par de inconvenientes graves al conformar su mesa chica, de la cual tuvo que salir, eyectado por su pasado, Fabián Perechodnik. La supuesta construcción de un súper ministerio quedó reducido a cuatro secretarías de vital importancia como Educación, Trabajo, Salud y Desarrollo Social. Ahí fueron nombrados tres representantes de la casta tradicional, más allá de las procedencias más o menos vinculados con sectores que pretendían mayores o menores cambios.
Omar Yasin, armador de la foto con Armando Cavallieri, de la que participó la ministra Pettovello, chocó contra los deseos del no funcionario Federico Sturzenegger. La cantidad de personas que están ejerciendo funciones vitales sin ningún tipo de firma que los avale ni siquiera para autorizar una caja chica es infinita. Días atrás, una de estas personas que ya ha empezado a familiarizarse con cámaras y organizaciones vinculadas con su área específica, tomó nota de que por más voluntad que le ponga, en lo concreto, poco o nada puede hacer. "No tengo firma", se ataja ante cualquier reclamo.
Sin embargo, el caso de Sturzenegger es el más emblemático, Sin firma ni lugar en la burocracia oficial, toma decisiones e incide mucho más, inclusive, que el ministro de Economía, Luis Caputo, o el propio Francos. Quizás por eso otro de los ministros que históricamente estuvo al lado de Milei, Guillermo Ferraro, de Infraestructura, casi no atiende el teléfono salvo que sea de vital importancia. Aún no se le conoce su voz. ¿Será el que mejor conoce el mundo en el que está trabajando?
Mientras tanto, en el principal distrito del país, la provincia de Buenos Aires, esa desorganización llega a extremos increíbles. Las áreas centrales de conducción territorial, donde pueden incidir directamente en la vida cotidiana de los vecinos, como PAMI, Anses o las oficinas del Ministerio de Trabajo. "Es ahí donde ya tenemos que meter mano. Es el mejor lugar para conocer el humor social. Las quejas, las demandas y empezamos a desterrar a los vivos que trafican las influencias, ya sea con los planes, los juicios o los proveedores", le reclaman algunos viejos amigos al propio Francos.
"La locura nace desde el momento en que fue anunciado el DNU. Los ministros y secretarios tuvieron sólo cuarenta y ocho horas para revisar lo que mandó el paquete que ya tenía Federico desde hace tiempo. No pudieron hacer ni media consulta. Lo recibieron un viernes y el domingo ya lo anunció Milei. Por eso le pueden entrar por todos lados", graficó un influyente que sabe como pocos como actúa el poder.
En el equipo oficial hay alguien a quien la opinión pública no le conoce la voz. Nicolás Posse, el jefe de Gabinete, el gran "titiritero" de tiempos y contenidos, que cuenta con el aval del presidente y de su jefa, su hermana Karina Milei. Sin pasado en este tipo de gestión, la máxima de dimensión política institucional, prefiere eludir este tipo de discusiones "terrenales" aunque es uno de los intransigentes más activos del equipo presidencial.