Milei refunda el Partido Intransigente

Milei, como Cristina, decidió ir por todo y dejó de lado lo que más necesitaba para su plan económico

Harto de negociar, lo que considera -al igual que Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri- un gesto de debilidad, Milei sacó del tratamiento lo único que necesita: las bases recaudatorias.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare sábado, 27 de enero de 2024 · 07:00 hs
Milei, como Cristina, decidió ir por todo y dejó de lado lo que más necesitaba para su plan económico
Momentos clave para el Gobierno de Javier Milei Foto: NA

Pierre Claude Nivelle de La Chaussée dijo en el siglo XVII, “cuando todos se equivocan, todos tienen razón. ¿Lo habrá entendido Javier Milei? Seguro que no. Simplemente, los cambios que propuso en el proyecto de ley “Bases”, más conocido como ómnibus, se relacionan con su creencia fundacional y de “no darles nada” a los gobernadores.

La venta pública fue “el presidente recapacitó y nos escuchó”, tal cual dijo hoy Ignacio Torres, de Chubut, uno de los más letales en las críticas pero que más hizo para apoyarlo. O, tal cual describió Luis Caputo, otro ministro que ni fue al Congreso, “nosotros escuchamos los pedidos de los gobernadores”.  

El presidente Milei parece un alemán hablando en su idioma en un territorio lleno de argentinos que sólo conocen el castellano. Le falta un traductor que le pueda decir hasta dónde ceder es crecer y no tiene nada que ver con una derrota. En esto, como en la escasa vocación a buscar la verdad y combatir la corrupción, es igual al kirchnerismo cristinista.

En privado, la mayoría de sus funcionarios admiten que no es ni la forma ni los métodos en que les gusta trabajar. La única que puede considerarse “fanática” es la canciller Diana Mondino, quien al contestar sobre la salida de su par, el ministro de Infraestructura Guillermo Ferraro, dijo irónica que fue una disminución de costo.

Ferraro, al parecer, no se había rodeado de muchos amigos en el Gabinete que integraba. Su parquedad y practicidad lo dejaban a un paso de ser considerado un engreído. No lo es. Simplemente conoce mucho y lo que veía alrededor era solo improvisación.

Su salida dejó perplejos a varios de sus ex colegas que estuvieron con él durante todo el trayecto de la campaña presidencial de Javier Milei. Supo conseguir todo lo que necesitaba un proyecto de estas características, donde la mayoría descreía y todos se acercaban por simple necesidad laboral.

Caputo anunciando que retiran el tramo económico de la ley, las verdaderas "Bases" del plan. 

El exministro, que podría no ser el único si la irritabilidad presidencial sigue en aumento y no hay nadie que lo contraindique, cayó en el foso que ya tiene como habitantes viejos conocidos de Milei como su socio Diego Giacomini, Luis Rosales, Gustavo Segré, Carlos Kikuchi, Carlos Maslatón, Roque Fernández, Carlos Rodríguez, Ramiro Marra y, aceptando lo que le propusieron para financiar, Sergio Massa y, al final, Mauricio Macri.

Sus seguidores en los territorios más calientes del Gran Buenos Aires, algunos financiados por los intendentes K pero otros no, que tuvieron que poner mucho más de sí que lo que recibieron, aún esperan para ver cómo se los incorpora a un gobierno que sigue cohabitando con massistas, camporistas y conocidos de Juan Manuel Olmos y Wado De Pedro. “Encima tenemos que ver cómo llega a las fuerzas del cielo Daniel Scioli… Es demasiado”, se lamentó en las últimas horas un coordinador regional de La Libertad Avanza.

La Castasabía de antemano que los anarcos libertarios no estaban preparados para gobernar. Pero el nivel de improvisación es inversamente proporcional a la necesidad que tiene el Gobierno por presentarse estable y concentrado para realizar los imprescindibles cambios que necesita y reclamó la mayoría del país.

Sandra Pettovello, quien iba a ser súper ministra, ahora pena por su continuidad, que aún no fue puesta en duda, pero en los hechos parece una mera secretaria. Su voz perdió volumen tras varios desencuentros y desconfianzas generadas por “la jefa” Karina Milei, a quien algunos consideran “la excusa” que utiliza su hermano para cuando quiere quedar mal con alguien.

El jefe de Gabinete, Nicolás Posse, dista de ser un articulador y operador de buenos oficios. Al ser tan parecido en el pensamiento al que tiene siempre Milei, ni siquiera cumple las veces de “traductor” que la propia Elisa Carrió le reconoció a Marcos Peña, también enemigo del “círculo rojo”.

“Por lo menos, Marcos Peña iba al Congreso y enfrentaba a la oposición… Se hacía un picnic. Si esperás que te defienda Posse, mejor huí”, le dijo un secretario de Estado a MDZ.

Semanas atrás, uno de los periodistas que más lo conoce al presidente, Roberto García, anticipó: “Embebido por los fríos de Davos y su acceso al selectivo álbum de figuritas internacional, quizás revise el espíritu negociador que emprende la mayoría de su Gabinete y aliente la reaparición del plebiscito como arma de persuasión y convencimiento. Hoy, según las encuestas, todavía puede correr ese riesgo y enfrentar no sólo a los que arman una manifestación de queja para el próximo 24. Ser o no ser Milei, esa es la cuestión”.

Milei parece que quiere ir por más. Como lo hizo Cristina Fernández de Kirchner tras su primer triunfo. Fue cuando se topó con la reacción social por la 125, el archivo de la Ley de Medios y, al final, eligiendo a Daniel Scioli como su candidato presidencial.

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