Javier Milei en Davos y su error con la democracia cristiana
El error de Javier Milei al comparar la democracia cristiana con el comunismo no refleja la realidad y es importante corregir esta afirmación.
En su reciente discurso ante el Foro Económico Mundial, en Davos, el presidente Javier Milei cometió un grave error al afirmar que la democracia cristiana (junto con otras corrientes políticas) es parte de lo que él denomina el colectivismo. Esta afirmación es incorrecta y demuestra una falta de comprensión, preocupante en un jefe de Estado, sobre los principios y valores de la democracia cristiana.
La democracia cristiana tiene como base el humanismo cristiano
Promueve la defensa de valores éticos y morales en la política, lo cual es contrario al comunismo. Es una corriente política que se basa en los principios y valores cristianos que tienen un papel fundamental en la promoción de una sociedad justa, equilibrada y solidaria. Sus principios éticos y morales se traducen en políticas que buscan el bienestar social, promoviendo la subsidiariedad y la solidaridad, aspectos fundamentales para el desarrollo y la estabilidad de una sociedad libre y justa.

La importancia de la democracia cristiana radica en su capacidad para ofrecer una visión equilibrada entre los principios cristianos y la democracia liberal. Esta corriente política reconoce que la democracia es el marco ideal para la convivencia pacífica y el respeto a la diversidad, pero al mismo tiempo defiende que los principios y valores cristianos no deben ser relegados a un segundo plano, sino que deben ser tenidos en cuenta en la toma de decisiones políticas.
En un mundo cada vez más alejado de Dios y en el que los valores éticos y morales son cada vez más cuestionados, la democracia cristiana se vuelve fundamental para recordar la importancia de la ética y la moral en la política. Sus principios y valores promueven el respeto a la dignidad humana, la justicia social y el bien común, elementos fundamentales para una convivencia armoniosa y equitativa.
La democracia cristiana también destaca por su defensa de la subsidiariedad
Lo cual significa que los problemas y decisiones deben ser abordados en el nivel más cercano posible a los ciudadanos. Esto implica una descentralización del poder y una mayor participación de la sociedad civil en la toma de decisiones políticas. Asimismo, la solidaridad es otro aspecto fundamental de la democracia cristiana, que busca promover políticas que reduzcan las desigualdades y brinden oportunidades a todos los miembros de la sociedad.
Nada más alejado, entonces, de una visión colectivista, que el pensamiento demócrata cristiano. Ni el endiosamiento del Estado, ni la pretensión de que este controle “cada aspecto de la vida de los individuos” (desafortunada acusación que el presidente Javier Milei lanza a los democristianos y a otras corrientes políticas –prácticamente a todas, fuera del liberalismo libertario-) han formado nunca parte de las ideas de esta corriente política. Y más allá del plano teórico, demócratas cristianos como Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi o Robert Schuman, grandes políticos que, además de desempeñarse brillantemente en sus países (respectivamente, en Alemania, Italia y Francia) durante el siglo XX, fueron los padres de la Unión Europea y han sido ejemplos de demócratas y de cristianos.

Otro caso es el de Ángela Merkel, notable líder democristiana
De admirable desempeño como canciller de Alemania. Merkel ha sido una destacada representante de la democracia cristiana. Durante su mandato, ha demostrado la importancia de aplicar aquellos principios en la política y cómo pueden contribuir al desarrollo y progreso de la sociedad. Su liderazgo ha sido clave en momentos de crisis, como la migratoria o la financiera, donde ha buscado soluciones basadas en la solidaridad y la cooperación internacional.
Merkel es, además, un modelo a seguir para las mujeres en la política, demostrando que es posible alcanzar el éxito y el liderazgo en un ámbito históricamente dominado por los hombres. Su visión equilibrada entre los principios cristianos y la democracia
liberal, combinada con su pragmatismo y capacidad de toma de decisiones difíciles pero necesarias, la convierten en una figura inspiradora para las mujeres en todo el mundo.
En conclusión, la democracia cristiana es una corriente política que se basa en los principios del humanismo cristiano y aboga por la defensa de los valores éticos y morales en la política. Repudia toda expresión autoritaria, y más aún, totalitaria, tanto de derecha como de izquierda, pero también todo relativismo moral que no le otorgue a los valores éticos y morales un rol preponderante en la vida pública. Esperamos que el Presidente recapacite y comprenda que tendrá siempre un aliado en la democracia cristiana, mientras se deje guiar por los valores supremos de la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad.
* María Alejandra Muchart, Abogada, Magister. Presidente Partido Demócrata Cristiano-CABA.

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