Por qué Cornejo se acerca a Milei a pesar de las diferencias y las decisiones estratégicas que vienen
Cornejo y Milei no tienen nada que ver, pero el Gobernador busca acercarse al Presidente. Qué pone en riesgo la Provincia. Una obra emblemática que cambia de dueños y la incertidumbre por el futuro.
Horst Paulmann y sus herederos podrían estar sorprendidos si ven que el gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo y sus seguidores más cercanos adhieren a los postulados de Javier Milei, el presidente que aborrece el Estado. Los fundadores y dueños del imperio Cencosud tuvieron que enfrentar una situación inédita hace algunos años, en la primera gestión del propio Cornejo: el Estado les expropió por ley uno de los edificios más emblemáticos de la Provincia, que habían comprado para desarrollar un centro comercial. Se trata del hoy recuperado espacio Arizu, que Cornejo y Tadeo García Zalazar ponderaron y lograron rescatar aún con el repudio del propio Paulmann.
La expropiación estratégica de parte del Estado sobre un bien de un privado no parece ir en consonancia con los postulados extremistas del Presidente. Tampoco la enorme intervención del Gobierno en actividades privadas como la energía (a través de EMESA), la minería -a través de dos empresas estatales- y del sistema de agua, de transporte y hasta de la aviación civil; todas política ejecutadas en los últimos 8 años en la provincia.
Cornejo no tiene nada que ver con Milei. Uno es un político profesional, que busca que el Estado tenga un rol estratégico e intervenga cuando sea necesario. El otro un “outsider” que en algunos temas asusta por la falta de conocimiento, equipo y horizonte. El destino los hizo convivir y Mendoza camina por una delgada línea, pues el mandatario local eligió una estrategia que bordea la obsecuencia con el Presidente; una vez más y una vez más por necesidad.
La provincia y los principales dirigentes tienen la aguja de la brújula descalibrada. El oficialismo de Cambia Mendoza apoya el DNU y la mega ley presentados por Javier Milei, aún cuando puertas adentro se agarran la cabeza por la desconexión que, entienden, tiene con la vida cotidiana. Pero también podría haber sorpresas al presentarse votaciones divididas: el diputado Julio Cobos ha sido uno de los más críticos públicamente con las medidas del Presidente. El resto de los legisladores de la UCR votarían a favor, incluidos entre ellos el exgobernador Rodolfo Suarez, que ha hecho culto del bajo perfil desde que es Senador nacional: no integra comisiones, no presentó proyectos y no se le conocen opiniones sobre las medidas del Gobierno nacional.
Cornejo quedó del lado de los opositores blandos que, incluso, sacaron de su diccionario la palabra oposición. Desde el plano político al Gobernador de Mendoza le ocurre lo mismo que al resto de los referentes de Juntos por el Cambio que gobiernan: quedaron huérfanos de un proyecto nacional coherente, potente y con liderazgos tras el desastre de las elecciones y el “sálvese quien pueda” de referentes como Mauricio Macri y Patricia Bullrich.
Mendoza tenía, según las propias palabras del gobernador saliente, holgura financiera y margen para hacer obras. La realidad, según el nuevo gobernador, es otra. La deuda en dólares se encareció por la devaluación (aunque no sería un riesgo), la recaudación cayó drásticamente, las obras nacionales se frenaron y la prórroga del presupuesto nacional 2023 supone un margen de discracionalidad enorme para que Milei aplique su “motosierra”. El problema es que, entienden, el Presidente no tiene intención de ajustar; sino de hacer desaparecer por desinterés y desconocimiento muchos de los programas, roles y políticas que el Estado nacional tiene a cargo por delegación. Desde planes educativos de refuerzo a las escuelas, hasta programas productivos de apoyo a las PYMES.
La escala es muy distinta, pero en los dos primeros años de gestión que Cornejo compartió con Macri también tuvo que sobreactuar apoyos por necesidad. La duda con Milei es qué tiene por ganar la provincia, pues el Presidente ha dado muestras en campaña y en ejercicio del poder que no tiene interés en trazar vínculos con los estados provinciales y sus líderes.
Mendoza, sin shock
La segunda gestión de Cornejo tiene algunas sorpresas. En el ambiente político hay quienes creen que se sobreestimó el impacto que tendría la asunción del único gobernador reelecto desde el retorno de la democracia. El hecho de haber viajado a España a una feria turística en medio de la incertidumbre política y económica da una muestra. El Cornejo versión 2015 probablemente no hubiera viajado. También ocurre con el letargo en la designación de funcionarios y la cantidad de “pagos” políticos que hizo con los cargos. Igual, el capital que el mandatario tiene es imposible de reemplazar. Él sabe de qué se trata estar en el cuarto piso de Casa de Gobierno y, también, que aunque 4 años es poco, no todo se juega en el primer semestre. Sí está claro que no hubo shock.
La visión más optimista que tienen en el gobierno provincial es que con la “lluvia” de dólares que se espera para fines de marzo y abril, podría generarse alivios. La duda es qué quiere hacer Milei con esos recursos. Y si llega políticamente sano a ese período. La versión más dramática es que la improvisación en la gestión y la política puede costarle caros; y sobre todo el impacto que pueda tener el costo de vida, cuando se asiente en la población el deterioro intempestivo que hubo.
La aguja de la brújula está dando vueltas para todo el país en realidad, mientras hay temas estratégicos que requieren y dependen de decisiones como la política energética, de obras y las proyecciones a futuro. Es lo que pasa con las obras estratégicas y la gestión que debería encarar Cornejo. ¿Habrá diques? ¿Se anula por siempre El Baqueano? ¿Abortan Uspallata por falta de fondos privados que puedan invertir tanto dinero? Cuando Mendoza tenga los 1023 millones de dólares en la mano (en octubre de este año) se sabrá. La intención del Gobierno es “no hundir” toda la inversión y que haya participación y riesgo privados. El contexto por ahora no ayuda.
Mendoza no construye un dique desde hace más de 20 años y el último que se hizo, Potrerillos, tiene algunos pies de barro. La obra emblemática que hicieron el Estado mendocino y dos de sus empresas emblemáticas (IMPSA y Cartellone) tiene un fondo sin cara como dueño, pero está con el tarrito de venta. La concesión fue adquirida por BAF Latam Found (subsidiaria del fondo Apollo), que tiene otros emprendimientos energéticos en crisis en Argentina. El Gobierno prorrogó la concesión de manera automática por 5 años porque no se recuperaron los 120 millones de dólares de inversión privada. Allí hay una curiosidad: hubo dos organismos estatales a cargo de las ecuaciones y la diferencia fue enorme. EMESA había calculado un monto muy diferente al EPRE, a favor de la empresa. La concesión se prorrogó y Cornejo ordenó revisar el contrato. Uno de los interesados en comprar esa concesión sería Integra Capitals y sus ramificaciones, el mismo grupo (liderado por José Luis Manzano) que tiene la concesión de EDEMSA. El Gobierno aprobó un cambio en la distribuidora que le permitiría hacerlo: amplió su razón social y le dio la posibilidad de participar de otros negocios ligados a la energía. Esa empresa ya tiene la prórroga de EDEMSA, la explotación de Potasio Río Colorado y otros negocios asociados; además de los intereses en minería y energía fuera de la provincia (EDENOR, Ameguino, concesiones en Litio, etc).
Ninguna represa de Mendoza está en “manos de mendocinos” o a cargo del Estado. Y sigue en duda cuál será el futuro de las concesiones de HIDISA e HINISA, que vencen y deberían volver a manos provinciales (la intención oficial es provincializarlas para volver a licitarlas). Esos los contratos de las represas Agua del Toro, Los Reyunos y El Tigre en el río Diamante y Nihuil I, II y III, sobre el río Atuel. Todas están en manos de la empresa Pampa Energía, bajo las compañías HINISA (hidroeléctrica Los Nihuiles) e HIDISA (Hidroeléctrica Diamante). En 2025 vencían las de Potrerillos, Cacheuta y El Carrizal, pero ya fueron prorrogadas a favor del fondo extranjero.
La única obra grande que el sigue gracias a la prefinanciación del Gobierno es la extensión del Metrotranvía. Es el medio de transporte más celebrado por los usuarios, pero más caro para el resto de los mendocinos. La obra tiene el “taxímetro” prendido y ya supera los 100 mil millones de pesos. En el Ejecutivo celebran que la decisión de adelantar fondos funcionó: aseguran que gracias a los 8 mil millones de pesos adelantados a CEOSA se pudieron comprar insumos dolarizados de manera anticipada y congelar precios a septiembre del año pasado. Por eso la obra sigue y aunque tiene un avance de algo más de 3%, es un ritmo superior al esperado. La decisión política de hacer esa obra corre por cuenta de Suarez y Cornejo. El Metrotranvía transporta unos 400 mil pasajeros al mes, con un recorrido acotado. El sistema de transporte “vende” más de 15 millones de pasajes en el mismo período. La extensión a Luján supone otras inversiones necesarias. Una de ellas es la rectificación de las ciclovías realizadas por Cornejo cuando era intendente y "tapó” las vías; así como la erradicación de asentamientos en otros departamentos. “El tramo más barato es el de Godoy Cruz, porque no hay que reubicar familias. Sin la ciclovía, se corría el riesgo de que hubiera asentamientos, como ocurrió en otras comunas”, explican en el Gobierno.
En los próximos dos años deberían llegar 29 duplas para esa extensión y los materiales comprados. La relación costo beneficio es la que muchos ponen en duda. Incluso si está bien planificado, pues creen que no logrará descomprimir el tránsito de personas desde Luján al microcentro por la zona de llegada y la falta de estaciones de transferencia.