Opinión

Inteligencia artificial y política humana

Los analistas pasan encuestas y estudios por el frenesí de tratar de ajustar su análisis a la realidad lo más cercana posible. Sin embargo, como creían los clásicos, la realidad no se puede sistematizar. Agustín O’Reilly es politólogo y opina en MDZ.

Agustín O' Reilly jueves, 1 de junio de 2023 · 21:35 hs
Inteligencia artificial y política humana
La inteligencia artificial no va a tomar el poder como en Terminator. Foto: MDZ

El Dr. Alfonso Santiago profesor de Gobierno y Administración de la Universidad Católica Argentina afirmaba, la política y el poder son “esto y lo otro”. Aquel enorme universo de circunstancias, tiempos, personas, acciones e imposiciones que se dan dentro del marco social y político. Nadie es capaz de sistematizar y controlar esa hermosa creatura de Dios llamada hombre. Esa hermosa creación que es inteligencia y voluntad. Hace que en política como en la vida misma la inteligencia artificial sea incapaz de traducirla. Explicar la historia de Messi o de Maradona es posible para una unidad de chatGPT en un nanosegundo. Abrazar a un hijo y llorar por haber ganado la copa del mundo de futbol, es imposible para la inteligencia artificial.

Enormes maquinarias tecnológicas, inteligencia artificial para detectar los gustos, las tendencias, las opiniones, los deseos de las personas fueron puestas en marcha en Google, Facebook, Twitter, y otras plataformas como Mercado Libre, Despegar, etc. Estas tecnologías traspasaron el marketing comercial y hoy son indispensables para cualquier político que cree tener una campaña política moderna. Sin embargo, lo que no puede simular la política son los sentimientos internos de un argentino a la hora de acercarse a un cuarto oscuro.

Tampoco recibir las expresiones y los “síntomas” de la opinión pública cada vez más atomizada y desvinculada de la opinión “publicada”. En pocas palabras, la inteligencia artificial no va a tomar el poder como en Terminator, menos en la Argentina donde el 50% o más de la economía se maneja por fuera de los circuitos del control estatal de la Administración Federal de Ingresos Públicos. Así como el Estado y sus funcionarios, no pudieron generar respuestas a las demandas populares, esa enorme masa de personas decidió estar por fuera de la economía denominada “formal” como manera de desfinanciar el proceso político de espaldas a la sociedad moderada.

La inteligencia es capaz de establecer circunstancias y sumar datos.

Es que la sociedad moderna y moderada no vive el día pensando en el cambio climático o en los derechos de la comunidad lgbtiq y demases. Entre sus diversos y enormes desafíos, es parte de un propio proceso continuo de crecer y desarrollarse, tener una comunidad de crecimiento social, proponerse actividades necesarias para su sustento y también aquellas que lo acercan a la felicidad. En resumen, ir a la escuela y al trabajo, compartir con amigos, desarrollar actividades espirituales y proponerse una manera de vivir la propia vida. La brecha entre estas actividades y lo que la política propone y dispone son cada vez mayores.

Simplemente porque los lugares donde buscan información los políticos a través de la inteligencia artificial son los que menos frecuentan los hombre y mujeres de trabajo de nuestra querida argentina. Es por esto por lo que el diagnóstico es erróneo, y las personas prefieren elegir a candidatos que no sean parte de este conglomerado coordinado de ideas enlatadas. Una gran mayoría de los argentinos está descontenta con la política y administración de su país en niveles insostenibles para la ejecución de cualquier política pública. Los diarios son una novela continua sobre los distintos problemas internos de las dos fuerzas más representativas a nivel político del país.

El motivo es que los dos dirigentes históricos de estas fuerzas están en retirada. Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner con sus liderazgos personalistas, provocaron una implosión preventiva de sus propios espacios, que provocó la aparición de un tercero en discordia, Javier Milei. El 50% de la economía sabe que de esa elección no depende su futuro. El otro 50% lo duda. El discurso contra la política es cada vez más fuerte y descarnado. Las redes sociales son un lugar para comprender que la gente a perdido el miedo a la autoridad política y desconoce el liderazgo de los dirigentes de manera masiva.

Los tibios llamados a un “moncloismo babe” perdieron su oportunidad en los años post 2001, donde la sociedad firmo nuevamente un cheque en blanco para una colisión (no es un error de ortografía) del Kirchnerismo con el Radicalismo y le dio el 54% de los votos. Cristina, Cobos y vos, fue el Slogan altanero de esa fórmula. De ese tridente político hoy el único que queda con capital político suficiente para ungir a un presidente es el pueblo. Es un pueblo que cree en la épica inorgánica, familiar o de cercanía. Donde los gobiernos locales son los más valorados y la información es más certera. Es cierto que el candidato puede llegar a la mano del votante a través de su celular con su mensaje.

La política la realidad no va a cambiar.

El tema es si el receptor desea recibir cualquier mensaje de ese tipo de emisores. La inteligencia es capaz de establecer circunstancias y sumar datos, pero es incapaz de saber que piensa una persona, que siente una familia y por lo que pasan día a día en su circunstancia barrial, social y política. Un candidato puede enviar una publicidad sobre el trabajo y que hay que trabajar y en ese momento le pueden estar robando la carretilla a un albañil en un barrio del conurbano. A su vez puede llegar el discurso altanero de Javier Milei, estableciendo un canal de transmisión de la bronca y la desazón. Proponiendo una campaña basada en redes.

Pero carece de construcción positiva en los distritos más populares del país. No hay filiación ni cercanía, no hay contacto humano, por lo tanto no hay política. Sin la política la realidad no va a cambiar y nuestro país va a continuar en una senda de decepciones.
En el final del análisis, creo que en el próximo turno será alguno de los candidatos de la coalición de Juntos por el Cambio que accederán al gobierno nacional, y esperemos que en este turno, más allá del marketing y la realidad virtual soportada por la
inteligencia artificial, propongan una política humana, que nos permita ser una nación cada vez más libre, con más Justicia y realmente soberana.

* Agustín O’Reilly es politólogo y director General de Moody Brook Consultores.

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