Energía

Por qué Mendoza es vulnerable y puede sufrir más apagones

Mendoza sufrió el apagón a pesar de estar lejos de donde ocurrió la contingencia. La falta de inversión ha hecho que la provincia sea "dependiente" y tenga menos energía propia.

Pablo Icardi
Pablo Icardi viernes, 3 de marzo de 2023 · 09:19 hs
Por qué Mendoza es vulnerable y puede sufrir más apagones
Foto: Edemsa

Se cortó la luz y fue un viaje al pasado. Los servicios de emergencia afectados, las comunicaciones y la vida cotidiana que es “electrodependiente” alteradas. En Mendoza hubo operativos para evitar que la Policía, los hospitales y otros servicios fundamentales no se alterarán, pero había un telón de fondo que inquietaba: nadie sabía cuánto iba a durar el corte de luz y como la provincia tiene mayor vulnerabilidad que antes, tampoco estaba claro si podría abastecerse.

Más que un viaje al pasado, fue una muestra de que la infraestructura actual es añeja. Un incendio menor terminó dejando fuera de servicio una línea de extra alta tensión que “bajó la demanda” y por seguridad la generación comenzó a cortarse, pero en medio país. Mendoza quedó atrapada en ese caos organizacional. La falta de un “backup” del sistema generó el apagón preventivo.

Mendoza tuvo una política energética propia y había logrado “autoabastecerse”, es decir generar energía suficiente para la demanda e incluso para aportar y vender al resto del país. Todo el sistema está interconectado, pero ante contingencias como las del martes, había posibilidades de desengancharse para dar energía con la generación propia. La provincia creció y no lo hizo en la misma magnitud en infraestructura y, menos, en energía.

Con el apagón se ejecutó la maniobra de “desenganche” del sistema interconectado, pero también vino energía desde San Juan, que ha crecido sensiblemente en ese plano. En dos horas comenzaron a inyectar energías las centrales hidroeléctricas y de a poco volvió la luz, aunque no en toda la provincia. A las 9 de la noche Mendoza se reconectó al sistema interconectado. Pero la vulnerabilidad continuó y por eso desde Distrocuyo advirtieron que podía haber problemas porque las fuentes de generación de energía tenían dificultades, sobre todo la central térmica que está en el parque petroquímico de Luján (Central Puerto, ex CTM). Allí cae otro mito: Mendoza no tiene más como principal fuente de energía a generadoras "limpias", sino a una térmica. El 69% de la energía proviene de la central térmica que usa gas o fuel oil. El 50% la generan las hidroeléctricas y el remanente otras fuentes renovables. 

El recorrido histórico del consumo y la generación de energía en Mendoza. Desde el 2010 la provincia es "dependiente.

El aumento de la demanda y la caída en la generación fueron por caminos perpendiculares y en 2010 se cruzaron: Mendoza dejó de ser "autosuficiente" y pasó a ser dependiente. Desde ese año la diferencia entre la energía "propia" disponible y la necesidad de la provincia se agrandó cada vez más. 

No es casualidad. El último dique se inauguró en 2001, pero empezó a generar energía más tarde. Y desde ahí solo hubo anuncios vacíos y falta de inversión; en generación, en transporte y también en distribución. Por eso, por ejemplo, están subaprovechadas algunas líneas eléctricas disponibles. En esos tres planos hubo problemas de inversión. Incluso Mendoza abandonó su "banco de proyectos", un sistema de gestión que permitió en otros años tener una planificación sobre la regulación de los ríos. De hecho, la mayoría de los planes anunciados tienen origen allí; desde Potrerillos, hasta El Baqueano.

Según la información oficial, Mendoza produce hasta 1550 MV de energía y en los picos de demanda consume 1600. La disponibilidad entre la generación propia y los que "se compra" es de 1850 MV, es decir la provincia está muy cerca del consumo máximo.

Frustraciones

La falta de obras estratégicas estuvo acompañada por anuncios vacíos. La primera cortina de humo fue el dique Los Blancos, pensado y anunciado para regular el río Tunuyán superior. Fue motivo de reiteradas promesas durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y hasta hubo una licitación que se frustró. De manera lateral ese proceso figura en los "cuadernos de la corrupción" por las presiones que surgieron desde el Ministerio de Infraestructura. Ese proceso se hizo sin que hubiera un proyecto ejecutivo. 

La represa que no fue: Portezuelo del Viento se licitó, pero se frenó por los problemas políticos, ambientales y legales. 

La mayor frustración fue, quizás, Portezuelo del Viento. El plan original fue acordado entre Julio Cobos y Néstor Kirchner en 2007. Allí se pensó una represa con un trasvase, todo financiado con los fondos del resarcimiento por los perjuicios de la promoción industrial. La obra y el resarcimiento se demoraron y recién en 2019 se firmó el convenio definitivo para el pago de 1023 millones de dólares para hacer Portezuelo. El proyecto cambió por uno más grande. La licitación se demoró, tuvo un solo oferente y desde distintos sectores advirtieron que no era la represa que convenía ejecutar por problemas ambientales, legales y logísticos. El freno impuesto por el Gobierno nacional a través del COIRCO fue la excusa definitiva para abortarlo. 

La situación es curiosa, pues Mendoza tiene dinero y no planes para aprovecharlo. Rodolfo Suarez apuró los estudios técnicos para ejecutar dos represas y "eligió" avanzar con El Baqueano, un nuevo dique de pocas dimensiones en el Río Diamante; aún a pesar de que los técnicos recomiendan apurar las obras sobre el Río Mendoza con la represa Uspallata. 

Pero no solo faltan obras de generación, sino de transporte y de distribución. En ese caso, el Estado también es parte de Distrocuyo, la empresa que trae la energía a la provincia. Una obra clave, explican, es la línea Cruz de Piedra - Gran Mendoza, que fue planificada hace 30 años y recién ahora se ejecuta. Esa interconexión le daría acceso a más energía a la provincia a través del sistema interconectado nacional. Y con las distribuidoras la relación es tensa y el Estado perdió: tuvo que acordar una extensión del contrato con EDEMSA con condiciones mucho más laxas que las originales. Allí se incluye un plan de obras urgentes para ampliar y mejorar la red por un total de 17 mil millones de pesos y a pagar con tarifa. 

Mendoza está en pleno proceso de replanteo de la gestión energética, a través de la empresa estatal EMESA, que tiene vínculos con privados. Una de las decisiones que deben tomar es qué hacer con las represas cuya concesiones vencen el año que viene y cuál será el modelo de gestión para los diques futuros. 

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