Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia

El primer 24 de marzo sin Sofía y Susana

En la marcha por el día de la memoria faltarán Sofía D'Andrea y Susana Muñoz. Militantes y ex presas políticas fueron referentes de los derechos humanos en nuestra provincia. Muñoz murió el 4 de diciembre de 2022 y D'Andrea el 7 de marzo de este año. Sus historias y el recuerdo.

Laura Fiochetta
Laura Fiochetta viernes, 24 de marzo de 2023 · 07:00 hs
El primer 24 de marzo sin Sofía y Susana
Foto: Facebook Sofia DAndrea
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"Si yo me quedara, otros vendrían luego.

Si yo me quedara, dejaría en este valle huellas indebidas y rastros ajenos.

No en todos los sitios podemos permanecer.

Hay algunos, como este, por donde debemos pasar.

Solo pasar, llorar, aprender, dar las gracias y marcharnos felices."

-Venado - El arte de Los Confines, Liliana Bodoc

(El valle que cantaba)

Ni el rojo fuego de la cabellera ni la voz irreverente de Sofía D’Andrea. Tampoco el mate y el emblema de la memoria de Susana Muñoz. Ellas y sus características propias que hace muchos años que también son colectivas, faltarán por primera vez en la marcha por las calles de este 24 de marzo. Un día antes del día de la mujer del 2023, este 7 de marzo, Sofía murió. El domingo 4 de diciembre de 2022, es decir cuatro meses antes, Susana también se fue. Pero ambas, se hicieron siembra, cosecha, flores, para quienes las quisieron, pero también para la historia de la memoria, de la verdad y la justicia de Mendoza y del país.

Nacida en 1945, Muñoz egresó del colegio Universitario Central en 1969 y se sumó a grupos peronistas. En el preuniversitario conoció a quien sería su marido, de acuerdo a lo que contó en un video de una cátedra de Comunicación Social de la UNcuyo.  Comprometidos con la militancia, ambos se fueron a vivir a Santa Fe donde, entre otras acciones, armaron la prensa clandestina: “El Descamisado”, fue el nombre del período que construyeron.  Como parte de la Juventud peronista, trabajaron en una villa conocida como "la chaqueña". Después de la muerte de Juan Domingo Perón, padecieron el accionar de grupo paramilitares. En 1976, cerca de su casa la dictadura que recién comenzaba mató a tres compañeros. Días después, cayeron a su casa para matarla pero finalmente la encerraron en el penal de Devoto. Luego de varios pedidos y argumentando el Mal de Chagas que padecía, logró salir del país directo a México donde trabajó junto a sus compañeros montoneros en una comisión de solidaridad con presos políticos.

Después, vinieron años de posibilitar denuncias internacionales sobre lo que ocurría en Argentina. De ilusionarse con volver al país y prepararse en Nicaragua junto a otros monteros para el regreso pero sin éxito. De volver con tristeza a México. Y finalmente llegó la democracia a la Argentina. La primavera de 1984 la trajo de vuelta a la Argentina. Llegó la época de reconstruir familia propia y de otras personas. Siempre en grupos. En 1999 fundó la Casa de la Memoria y la Cultura Popular con la idea de rescatar las historias de una generación y combatir el olvido. Como dice el libro publicado en 2010, con el fin de “Hacerse cargo" .

 

 

Nacida el 14 de agosto de 1946, D’Andrea nació al Sur de la Provincia de Buenos Aires y aunque su vida transcurriera años después en Jujuy y Mendoza, su tonada bonaerense nunca se fue. Cuando los años 60 llegaron a su fin, conoció a Juan Carlos Arroyo, un dirigente de la Juventud Revolucionaria Peronista. Se fueron a Jujuy y se casaron. Tuvieron mellizas. Arroyo cayó preso político varias veces y llegó a ser el Director del Museo histórico de esa provincia pero la derechización del peronismo en el poder, a cargo de la presidenta Martínez de Perón, hizo que D’Andrea fuera detenida para luego de un año viajar a Lima por decreto presidencial junto a sus hijas.

Volvió de manera secreta al país en el 76. Su estadía duró poco. Arroyo fue secuestrado por la dictadura y D’Andrea quien ya no era su pareja, se exilió en Bolivia. Cuando volvió, tuvo dos hijas más junto a otro compañero, Ramón Vega. Sofía ya era periodista, docente y tuvo una participación fundamental en la conformación del movimiento de mujeres y en la recuperación de la memoria. En los últimos 15 años militó en la Red Par (Periodistas de Argentina en Red para una comunicación no sexista). Impulsó la creación del Colectivo Juicios Mendoza.

Siguió, siempre, escribiendo sobre los juicios de lesa humanidad en los que estuvo presente casi con asistencia perfecta. Escribió, por ejemplo, en 2016 que: “Ya podemos decir que es inadmisible que un funcionario del Estado desconozca la disquisición en la que coinciden moros y cristianos. El monopolio del poder de la última dictadura militar se ejerció mediante el terrorismo de estado con un aparato clandestino e ilegal que cometió todos los crímenes tipificados como delitos de lesa humanidad. Estos son datos de la realidad incuestionables”.

 

 

 

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