Crisis en Cambia Mendoza

De Marchi arma su Tetris electoral para evitar terminar en una PASO

Dirigentes nacionales del PRO no cesan de transmitirle mensajes al gobierno de que el lujanino no romperá con la coalición. Pero él sigue sosteniendo de que esa decisión aún no está tomada. Sus potenciales aliados, como Javier Milei, un tanto cansados de esperar ya buscan candidato propio en Mendoza

Marcelo Arce
Marcelo Arce domingo, 19 de marzo de 2023 · 11:47 hs
De Marchi arma su Tetris electoral para evitar terminar en una PASO
De Marchi en el eje de la tormenta Foto: Twitter

Cuentan que el problema se generó por el espacio y tiempo -casi residual- que María Eugenia Vidal decidió dedicarle a Omar De Marchi en su última gira de campaña de casi dos días por Mendoza. El exintendente entendió que el notable desplante fue un claro ninguneo por parte de ella.

La cosa fue más o menos así. En medio de la situación interna de Cambia Mendoza muy estresada por la amenaza de De Marchi de romper con la coalición, cada visita importante de una figura nacional del PRO se está convirtiendo en un sainete de operaciones y puestas en escena para demostrar de qué bando está jugando aparentemente esa figura.

Vidal había acordado una agenda previa a su visita, en la que quedó muy cerca de convertirse en hija de padres separados. Un día, el jueves, compartía actos y recorridas con los radicales. Y el otro, el viernes, participaba de un desayuno y de una visita a Guaymallén con el PRO. Mariú cumplió al pie de la letra lo acordado para el primer día. Pero al segundo le cambió la agenda a De Marchi. Le dijo casi sobre la hora que el único tiempo disponible que tenía era para que tomaran un café en el Aeropuerto antes de su regreso a Buenos Aires. La foto, de haberse concretado, hubiera sido un pelotazo en contra para el lujanino, y decidió dejarla plantada.



No hacen falta ya demasiadas señales para darse cuenta de que (independientemente de la disputa interna que sostienen en su carrera presidencial) los referentes nacionales del PRO coinciden en no respaldar políticamente la posibilidad de que uno de los suyos rompa el equilibrio de la coalición oficialista de la provincia. Hipócrita desde hace años ese equilibrio. Unidad que solo se sustenta antes de una elección, asimismo.

Pero más allá de esto, los mensajes que llegaron desde Buenos Aires durante los últimos quince días fueron inequívocos. Ni Patricia Bullrich, ni Vidal, ni el sostén principal de las aspiraciones de De Marchi, Horacio Rodríguez Larreta, le levantaron el pulgar a la pretensión de uno de los suyos de eludir el mecanismo de la PASO para ir en búsqueda de una candidatura a gobernador de mana directa. Es más, no solo no le levantaron la mano cuando vivieron, dieron más bien toda la impresión de estar decididos a soltársela en caso de que insista con su aventura. Falta saber si Mauricio Macri opinará del asunto también, pero para eso habrá que esperar unos días en los que reaparecerá políticamente en escena.

Alfredo Cornejo mejoró ostensiblemente su humor en los últimos días. Tras el operativo de Vendimia, en el que buscó posicionar a algún dirigente de la UCR del país (Rodolfo Suarez a la cabeza) como potencial candidato a vicepresidente de Patricia Bullrich, le dedicó un tiempo de su campaña a la rosca nacional para estar presente en el acto de lanzamiento de la candidatura presidencial de Gerardo Morales que se llevó a cabo en Buenos Aires. El plan aquí ya está diseñado: tanto él como los principales dirigentes radicales esperarán un mes o un poco mas para observar si alguna de las candidaturas partidarias despega. En unos días se lanzará Facundo Manes. Y allí estará también presente Cornejo. Pero el objetivo de fondo es otro. El radicalismo está apuntándose para ir detrás de Bullrich o de Larreta para colocarle a cualquiera de los dos un candidato a vice. Y esto lo abarca Cornejo también, sobre todo cuando se menciona la alternativa de que sea para cualquiera de los dos. 

Sin embargo el ánimo mejoró cuando Vidal le transmitió a Rodolfo Suarez, en uno de los encuentros de su accidentada visita de la última semana, la confirmación de que las opciones de De Marchi son dos. O compite en las PASO o directamente no se presenta como candidato. La mesa chica de radicales que se enteró del dato mandó a descorchar los espumantes. La posibilidad de De Marchi de terminar como candidato a gobernador ganándole una interna a los radicales es escasísima. Pero Cornejo no festejó. Duda, todavía, de que efectivamente su rival no termine por hacer volar Cambia Mendoza por los aires.

Y mucho de eso todavía persiste. Como ya se contó en su oportunidad, a los propios y a los potenciales socios les está transmitiendo el mensaje de que finalmente correrá por fuera de la alianza oficialista. Pero todos los que lo escuchan saben que esa jugada no será fácil. Como sea, cada una de las opciones que están sobre la mesa tiene sus ventajas y sus riesgos que está tratando de armar como un Tetris mientras juega con los tiempos. En estos días bajó su perfil y (en modo zen y entre los cerros) De Marchi dejó traslucir la forma en que está meditando su decisión.


Si se va, el frente que pretende construir podría quedar dotado de una potencia electoral mucho más grande que si se queda y su competitividad electoral será mayor. Pero De Marchi ya sabe que si opta por esta vía no se podrá llevar el sello del PRO (aunque seguro judicializar cualquier decisión de intervención nacional en ese sentido). Y lo que más lo afecta: corre el riesgo de que, desde Buenos Aires, Larreta no le baje más financiamiento para su campaña. Lo que menos lo convence es la opción que Vidal le comentó a Suarez. Sin embargo tras la Vendimia esa posibilidad tomó vuelo. Pero en caso de someterse a la interna corre con la desventaja no menor de enfrentarse al aparato de Cornejo y de los radicales. Aquí confía en que le sacará rédito a la boleta única, que él mismo reclamó hace unos años y que ir por adentro le concedió. Ir por adentro le garantizará recursos, pero no la chance concreta de convertirse en candidato. 

Las cavilaciones de De Marchi impactan no solo dentro de Cambia Mendoza. Sino que además modifican el esquema de otros sectores de la política que estaban expectantes de su decisión de armar un frente para pararse enfrente de la vereda de Cornejo.

Entre los que deberán reacomodarse están los peronistas Matías Stevanatto y Emir Félix, quienes venían barajando la posibilidad de agruparse con el díscolo de Cambia Mendoza. El sanrafaelino especuló fuerte con esa posibilidad y, en cierta forma, lo sigue haciendo a pesar de que a esta altura aparece cada vez más remota la chance de la formación de este mega espacio opositor a los radicales. En el fondo, Félix se mueve siempre con la mirada puesta en la interna con La Cámpora. Esta última semana, dijo públicamente que su estado de salud le impedía ser candidato a gobernador. Pero cuando vio el título en un diario que reflejaba sus declaraciones pidió que lo atenuaran un poco. Pasó, según ese titular, de bajarse de la competencia a un “puso en duda” tal posibilidad.

El matiz le da la chance de mantenerse vivo hasta el final en la particular no discusión de las candidaturas del PJ. Es durísima la realidad actual del peronismo mendocino: está obligado en esta contienda a buscar una figura que le garantice que, al menos, conservará el piso de votantes del partido que está en su mínimo histórico y ronda los 20 puntos. Y en este sentido, casi nadie parece dispuesto a ponerse al frente de la campaña.

En solo un par de semanas, pasaron del Plan A que era persuadirlo a Adolfo Bermejo quien sostuvo su negativa. Al Plan B, que era Félix, quien tampoco agarró. Y para no llegar al extremo de tener que romper el vidrio en caso de emergencia y subirla al ring a Anabel Fernández Sagasti, están ahora detrás de la posibilidad de que se candidatee o Roberto Righi, o bien Alejandro Bermejo, quien oscila entre el sí y el no de semana en semana. Ante tantas idas y vueltas, podrían terminar encaramando en definitiva a Martín Hinojosa, un dirigente que no cumple con los requisitos que están buscando para conservar al votante propio. Pero que al menos fue quien manifestó su decisión firme de ser el candidato a gobernador del espacio.



Alguna que otra bocanada de oxígeno podría tomar el Frente Elegí en estas elecciones. No existen por ahora demasiadas dudas de que todos los intendentes del peronismo que anticiparon la elección en sus comunas conservarán su territorio. Y si bien Cambia Mendoza aparece liderando claramente las encuestas, los propios números del gobierno están marcando cierto desgaste del oficialismo como consecuencia de las falencias de gestión. 


Rodolfo Suarez conserva un diferencial de imagen positiva, pero con el transcurso de los meses va dejando en el camino jirones de credibilidad. En mayo del año pasado casi el 32 por ciento lo observaba más bien que mal y en febrero último esa cifra se achicó al 22 por ciento. Hoy, al gobernador, según estas mismas estadísticas elaboradas por Martha Reale, le cree casi la misma cantidad de gente que no le cree. Al candidato Cornejo lo afecta un fenómeno similar: su diferencial de imagen positiva está en un piso del 13 por ciento (estaba en 28 por ciento hace nueve meses) y el 50,2 por ciento dice que no le cree contra el 48,8 por ciento que dice que sí lo hace.

El tema es que ante la diáspora opositora y la mala imagen de los dirigentes del PJ (la mayoría acumula un diferencial negativo incluido el novato Hinojosa) Cambia Mendoza sin De Marchi acumula un 43 por ciento de intención de voto a cuatro meses de la PASO, el Frente Elegí apenas supera el 18 por ciento y existe hoy un 14 por ciento de gente o que está diciendo que no votará por ninguno de los que están en la oferta o que no sabe todavía por quién lo hará. “La verdad es que estamos muy mal -se sinceró un dirigente del PJ-  en esta coyuntura deberíamos estar peleando el treinta y cinco por ciento al menos y estamos sufriendo para ver si llegamos al veinticinco”.

Otro dato ya no tan sorpresivo surge de las encuestas ante este escenario electoral de Mendoza. Siguiendo la tendencia que se está detectando a nivel nacional, Javier Milei es el candidato a presidente que suma acá la mayor cantidad de intención de voto y además es quien, durante febrero, el único dirigente político que logró consolidar su imagen positiva. Un punto peculiar para analizar que también juega a su favor, es que está mostrando un peso electoral en ascenso hacia el interior de la provincia más que en el Gran Mendoza.

Los libertarios locales son el otro espacio que está esperando las definiciones de De Marchi. Y ante las dudas que surgen por parte del dirigente del PRO, ya están empezando a diseñar su propio plan. Corrigiendo la estrategia que habían armado hace unas semanas nada más, están a la búsqueda de un candidato a gobernador del frente que ya constituyeron con el partido de los jubilados, con el Partido Demócrata y con Encuentro Mendoza, de Carlos Ianizzoto. Hasta aquí, este último es quien corre con más chances de ser la cara visible de los seguidores de Milei.

Con De Marchi está todo bien. Aunque una alianza tiene sus condicionamientos. “Se está conformando un frente sin él. Si después se quiere sumar, que lo haga. Pero los libertarios tenemos un piso de intención de voto del quince por ciento que lo vamos a hacer valer”. Fue lo que sostuvo uno de los armadores de Milei en Buenos Aires. “Sería suicida para nosotros no presentar un candidato propio”, expresan además, mientras continúan esperando definiciones del frente que no llega.

Ya es vox populi. La posibilidad de que Milei cierre un acuerdo con De Marchi tiene una traba insalvable y es la alianza del lujanino con Rodríguez Larreta. Si la decisión de De Marchi fuera romper, alguna posibilidad existiría. Jugar por dentro y con el PRO detrás, dejará a Mendoza con un candidato libertario en la disputa. Sin dudas

Ahora bien¿Se trasladará esa potencialidad electoral de Milei hacia el candidato a gobernador que su partido elija acá? Hoy eso parece difícil. Habrá que ver lo que sucedería si viniera y le levantara la mano a alguno en su momento. Y además es muy difícil que se pueda construir una candidatura potente desde la nada y en apenas unos meses. Pero la dinámica que está desarrollando esta campaña hace que nada, pero nada, resulte imposible.  

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