Entrevista MDZ

Lautaro Jiménez: "Prácticamente, a cualquier cosa se le llama tercera fuerza"

El exsenador provincial que recientemente se lanzó como para precandidato a gobernador en representación del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT) conversó con MDZ y, entre otras temáticas abordadas, hizo mención a la concepción de las terceras fuerzas en la provincia.

Diego Gubinelli
Diego Gubinelli martes, 21 de febrero de 2023 · 07:01 hs
Lautaro Jiménez: "Prácticamente, a cualquier cosa se le llama tercera fuerza"
Lautaro Jiménez Foto: Maximiliano Ríos / MDZ

Lautaro Jiménez, exsenador provincial y dirigente del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), anunció días atrás que será precandidato a gobernador en las elecciones de este año, junto a Noelia Barbeito como compañera de fórmula. En diálogo con MDZ, el exlegislador se refirió a sus aspiraciones para llegar a Casa de Gobierno, el papel que busca recuperar su espacio a nivel local, el rol de las terceras fuerzas y el boom de Javier Milei en los jóvenes, entre otros aspectos abordados.

-Te lanzaste como precandidato a gobernador, un anuncio reciente en tu carrera política. ¿Cómo lo ves y lo tomás?
-Es una experiencia muy importante. La verdad que me sorprendió por la propuesta y el rol que ha venido cumpliendo Noelia Barbeito, que ha sido una referente muy importante en la izquierda mendocina. Y este desafío de tomar la posta y de tratar de llevar esa misma experiencia más adelante en esta nueva etapa es un desafío muy importante para mí.

-¿Cómo te preparaste desde que dejaste tu banca en la Legislatura en estos casi dos años? ¿Qué has hecho como para decir "bueno, estoy listo para lanzarme a una precandidatura"?
-Nosotros venimos reorganizando todo el partido en función de algo que es muy importante, que es lograr enraizarnos en las distintas organizaciones que tiene el pueblo trabajador y el movimiento estudiantil y así lograr tener una una construcción más orgánica para expresar y canalizar muchas de esas demandas que van surgiendo desde abajo en una traducción política, en una fuerza política que logre representarla. Y la verdad es que en los últimos años que estuve en el Senado provincial me tocó atravesar experiencias muy importantes para la historia reciente de Mendoza, como fue el proceso de la defensa del agua y la Ley 7.722 en diciembre de 2019. Luego, el proceso de la lucha vitivinícola. Todos esos años permitieron que avance una nueva generación de dirigentes de la izquierda en la juventud y en los distintos sectores de trabajadores con los cuales la verdad que me siento muy hermanado. Me han ayudado mucho para poder tratar de darle una traducción política y construir una alternativa en ese sentido.

-Muchos te definen como alguien moderado dentro del Frente de izquierda. Incluso desde otras fuerzas políticas te han destacado como, quizás, un dirigente con el que se puede hablar de ciertas temáticas. ¿Vos te autopercibís de esa forma?
-Creo que lo importante es la argumentación y tratar de mostrar que uno está convencido de lo que defiende por los argumentos y los fundamentos que se ponen sobre la mesa. Y tratar, en todo caso, de que la gente valore o pueda medir tu fuerza y tu voluntad de defensa de esos derechos por la persistencia en el tiempo, por una coherencia entre lo que dice y lo que luego hace en la práctica, dónde esta presente... Eso es lo que he ido tratando de aprender en los últimos años.

-¿Qué expectativas tiene el FIT Mendoza para para este 2023?
-Nosotros estamos muy preocupados por la situación social que está atravesando el pueblo trabajador en la provincia y en el país. Realmente estamos viendo un crecimiento de la desigualdad que no se veía hace muchísimos años. Vemos que está partida y dividida y que hay un contraste muy fuerte entre un nivel de realidad que se vive en una provincia que en muchos sentidos es una provincia rica en recursos e ingresos y, luego, un segundo nivel que está sumergido en una situación desesperante, que no logra no solo llegar a fin de mes, sino que no tiene, por ejemplo, los útiles escolares para mandar a sus chicos a la escuela, zapatillas... Y eso está muy silenciado.

Eso no se ve. Siempre se habla de la crisis a nivel general o de la inflación a nivel general, pero se soslaya mucho lo diferente que pegan esas cosas en un nivel y en otro. Traducir eso en un programa político, en una alternativa, en una fuerza que quiera terminar con ese crecimiento de la desigualdad y dar vuelta a esas cosas es un desafío muy importante porque nunca nos había tocado afrontar una situación con tantos contrastes sociales. Y este intento de crear desde arriba una suerte de burbujas o de guetos sociales, donde lo que pasa en muchos barrios de las escuelas, en los lugares de trabajo, en las bodegas, en las viñas, pareciera que queda ahí encapsulado y que es algo de lo que está prohibido hablar. Es mejor hablar de los números generales, del turismo, de las fiestas, de lo que pasa en la vida política general y no de esas cosas. Y tratar de hacerlo va a ser el desafío central para esta campaña.

-El FIT no se salva de las peleas internas dentro de los partidos políticos. Podemos verlo tanto en Cambia Mendoza como en el peronismo. En la actualidad se sabe que Víctor Dávila también es otro aspirante o precandidato a gobernador que estaría compitiendo con vos dentro de unas PASO, a no ser que se llame a una lista de unidad. ¿Cuál es tu percepción al respecto?
-Veo muy positivo el surgimiento y la aparición de nuevos dirigentes. El mismo crecimiento que ha tenido el FIT en cuanto a los partidos que lo integran, tanto los compañeros del Partido Obrero que mencionabas recién como los del MST tienen dirigentes muy interesantes que tienen mucho para aportar y que nos gustaría, lógicamente, poder construir una lista de unidad y llegar a un acuerdo. En el caso de que se llegue a una instancia de PASO, como ya ha sucedido en el Frente de Izquierda, es para mí una experiencia muy positiva que ya se ha atravesado. Tanto en uno como en otro caso, el FIT siempre se mantiene unido y sostiene esa coherencia. No sucede como con otras fuerzas que, lamentablemente, cada dos años cambian de nombre o que los dirigentes porque no les gusta una cosa se pasan a otro partido... Lo importante es que los debates que se den dentro del FIT se mantengan ahí y se construya lo que realmente todos los trabajadores que comparten nuestras ideas quieren, que es la unidad.

-Según tu visión, ¿qué se hizo mal en el último tiempo para que actualmente el FIT no tenga representación en la Legislatura provincial?
-Es una pregunta muy interesante porque en realidad tiene un contenido histórico. No es fácil determinar qué cosa en particular se hizo mal si uno no tiene una visión más amplia. Cuando ves la historia de la izquierda en Mendoza, vas a ver que los períodos en los que tuvo representación parlamentaria han sido breves en el tiempo. Primero, el Partido Socialista -a principios de siglo-, logró que se votara la ley de sufragio directo para ingresar y tener representación con senadores, con referentes muy importantes, los cuales nosotros estudiándolos aprendimos mucho. Posteriormente fue por distintas estrategias políticas, llevando a un curso histórico que los llevó a disolverse en los partidos que hoy son tradicionales o en frentes con el radicalismo. Una suerte histórica que fue para otro lado. A mediados del siglo pasado sucedió algo similar con el Partido Comunista, que tuvo referentes como Benito Marianetti y Ángel Bustelo, que también lograron tener un mandato en la Legislatura y luego se fueron disolviendo en los llamados frentes populares y perdiendo así esa identidad. Si lo ves desde ese punto de vista, el Frente de izquierda, al lograr mantener esa cohesión, hoy por hoy vas a encontrar que se mantienen las mismas ideas, el programa, el no haberse unido con otras facciones -el motivo que nos unió en el 2011- y eso ya es un sentido positivo. Es decir, estamos tratando de conservar esa coherencia y lograr sostener y evitar caer en que por los vaivenes electorales se pierda una experiencia que para nosotros es histórica. En ese sentido estamos aspirando a que la izquierda sea más orgánica y que tenga una construcción con mayor cantidad de militancia y desarrollo en la juventud y en el movimiento obrero.

-Entonces, más allá de tu precandidatura o candidatura gobernador, habrá un fuerte trabajo para poder volver a la Legislatura.
-Sí, más que nada tiene que ver con que esas expresiones que se van conquistando. Pensemos que hay momentos en los que el FIT ha logrado incluso llegar desde Mendoza al Congreso Nacional. Eso fue histórico y no había pasado nunca. Sucedió con con Nicolás del Caño en el 2003 y fue un empujón muy importante. Pero, a veces, lograr que esos momentos en donde vos tenés un crecimiento electoral tan importante coincida con la construcción y el desarrollo orgánico por abajo que te permita sustentar luego esos resultados, no es algo que se consigue de un año para el otro. Requiere una acumulación de trabajo durante varios años. Y en eso es en lo que estamos empeñados. Porque si ves los tiempos históricos, no solo en Mendoza o Argentina, sino en el mundo más en general, la izquierda cada vez se encuentra con desafíos más definitorios a niveles históricos con lo que va pasando.

-La pelea por la tercera fuerza en Mendoza será fundamental para lo que es el Frente de Izquierda y también para otros partidos, como el Partido Verde, que buscará ingresar o tener quizás más representación en las cámaras. ¿El FIT quiere volver a recuperar el concepto de tercera fuerza?
-Para ser coherente con lo que dije antes, si hay algo que hemos aprendido en estos últimos años es que hay muchas cosas que quieren decirse con tercera fuerza en Mendoza [risas]. Si te ponés a ver qué es lo que ha sido, a cualquier cosa prácticamente se le llama tercera fuerza.

-¿Y qué es la tercera fuerza?
-Tomaría el sentido que nosotros le queremos dar y es que en realidad esa tercera fuerza -como independiente tanto del peronismo o de lo que es el radicalismo, el PRO y Cambiemos- no solo sea coherente o consecuente en esa independencia, sino que nosotros lo que aspiramos es a que tenga un enraizamiento en los sectores populares, el movimiento obrero y la juventud. Si lo querés ver como un espejo de lo que era antes una tercera fuerza en ese sentido, pero del otro lado de la vereda, era el viejo Partido Demócrata. Más allá de sus oscilaciones electorales, era un partido formado por bodegueros y empresarios que tenía su formación y su persistencia en el tiempo. Era una tercera fuerza más allá de si quedaba segundo, tercero o quedaba cuarto en una elección. En una tercera fuerza orgánica de los sectores patronales. Nosotros queremos ser el espejo invertido en ese sentido y ser una tercera fuerza de los trabajadores de bodega, de viñateros, de los obreros de la construcción, de los estudiantes, de los docentes, de los trabajadores, de la salud, etc. A medida que nosotros logremos esa construcción y esa fuerza del pueblo trabajador, creemos que vamos a estar haciendo una superación real de aquella experiencia que fue el Partido Demócrata, una superación de clase.

-En numerosas ocasiones se te ha visto bastante crítico con el Partido Verde, que se presenta a sí mismo como la tercera fuerza que necesita Mendoza. ¿Por qué tanto problema con el espacio que tiene como referente hoy en día a Mario Vadillo y a Emanuel Fugazzotto?
-Creo que ahí hay que contextualizarlo con lo que ha pasado, con la experiencia de muchos partidos que se han presentado como terceras fuerzas. Es verdad que la gente muchas veces tiene una necesidad porque está cansada de las dos coaliciones mayoritarias. Hay un segmento de la población que está muy cansado y más ahora que los dos gobiernan. Unos gobiernan la provincia y otros el país. Muchas veces se presentan armados políticos que dicen ser independientes y uno sabe que están armados por sectores del peronismo o del macrismo. Operadores políticos que están por atrás y que los mandan a presentarse como tercera fuerza para captar esos votos. Y una vez que tienen un puesto, darlos vuelta e integrarlos y reabsorberlos. Lamentablemente los partidos tradicionales tienen esa práctica muy aceitada y la experiencia de (José Luis) Ramón, que es un nombre con mucho peso y que no por casualidad está tan asociado a Vadillo, porque surgieron juntos y construyeron esa matriz. Va en ese sentido. Y el Partido Verde está claro que no se escapa. Eso no está a nivel nacional con el radicalismo. Acá no se sabe si con el kirchnerismo o con Omar De Marchi. Pueden estar con cualquiera porque en realidad su voluntad es acomodarse a lo que venga según la ocasión.

-¿Por qué pensás que el fenómeno de Javier Milei de alguna forma ha reemplazado a las fuerzas combativas en el adolescente que puede estar enojado con la política? ¿Por qué se siente representado por Milei?
-No diría que reemplazó a la juventud rebelde y combativa, un sector en donde nos hemos construido mucho en la izquierda. Yo creo que es un espejo que viene de otro lado. Más bien, veo que reemplazó al joven emprendedor que estaba ilusionado con la llegada de (Mauricio) Macri al gobierno y que pensaba que todo iba a ser fácil poniéndose un emprendimiento. Se apropió de esa ideología de la salida individual, de pensar que "si a mí nadie me jode, yo por mí mismo puedo hacer lo que sea". Y se llevó un una pared por delante porque el experimento que significó el gobierno de Macri en la Argentina terminó muy mal, como ha terminado mal en todo el mundo. Veamos cómo se fueron (Sebastián) Piñera de Chile, (Jair) Bolsonaro de Brasil o (Donald) Trump de Estados Unidos. Eso lleva a que esa juventud se radicalice mucho más y en lugar de cuestionarse su ideología individualista y esos valores de salvarse solo, prueba hacer una experiencia radicalizando y tomando aspectos mucho más aguerridos en ese sentido, girando hacia hacia la derecha.

Pero eso no reemplaza la rebeldía de una juventud que en la Argentina viene de conquistar derechos muy importantes y que en Latinoamérica está dando que hablar permanentemente. Quizás no hay interés en hablar de eso. Por ejemplo, hay que ver lo que está pasando en Perú. Se pensaba que iba a ser un cambio rápido, donde iban a acomodar las fichas desde el poder, dando estos golpes institucionales por arriba y que no iban a tener oposición. Y está teniendo un un nivel de combatividad en las calles desde la juventud de los pueblos originarios y desde las propias ciudades. Lo vimos en Chile, lo vimos en Colombia y lo vamos a ver en Argentina cuando llegue el momento. Que no nos confundan.

-En términos de campaña, ¿considerás que Milei puede pisar fuerte en Mendoza?
-Creo que que cualquier fuerza política hoy por hoy tiene un río revuelto porque han fracasado muy estrepitosamente las experiencias de gobierno de Alberto Fernández, de Sergio Massa y de Cristina Fernández de Kirchner, que formaron una coalición donde sembraron muchas expectativas de que realmente iban a revertir todo lo que se había perdido con el gobierno de Mauricio Macri. Lo que han hecho es darle continuidad a un saqueo, creando esta situación de creación de burbujas, de guetos en donde por tener encapsuladas a las personas que están pasando hambre y que tienen que vivir con un sueldo de $50.000 o de $70.000 que no les alcanza para nada, van a tener contenida la situación. Y esa no es la realidad. La realidad es que la gran mayoría de la gente la está pasando muy mal y eso crea una situación política turbulenta de la cual pueden sacar partido distintas fuerzas políticas. No creo que los errores que tienen las encuestas en distintos lugares del mundo sean porque sí, sino que realmente es muy difícil prever los giros políticos que pueda tener la situación, porque se están creando situaciones explosivas y convulsivas.

-Suponiendo que Omar De Marchi rompe con Cambia Mendoza y con el radicalismo, ¿esto podría significar algún problema para el FIT a la hora de posicionarse como tercera fuerza? Siempre teniendo en cuenta que el radicalismo, el Partido Justicialista y el PRO son las fuerza con más votantes en la provincia.
-Para nosotros, lo que representa Omar De Marchi como fuerza política es un problema. Queden cuartos, primeros o terceros. Es una reorganización de ese armado histórico que tenía el Partido Demócrata. No por casualidad es De Marchi el que lo está haciendo. Tiene una corporación de intereses empresarios muy fuertes atrás y que actúan, presionan e imponen sus condiciones, saquen los votos que saquen. Ellos votan todos los días y su fuerza no depende muchas veces de cuántos votos saquen.

-Pero teniendo en cuenta esa cantidad de votos, ¿no sería mejor anclarlo al radicalismo para que se libere ese cupo que va después del Partido Justicialista en lo electoral?
-No tenemos un problema de cupo. Si gana Alfredo Cornejo o Emir Félix o Lucas Ilardo, también es un problema para nosotros. No hay que tener una visión institucionalista de la dinámica de las fuerzas políticas porque eso lleva a cometer muchos errores. Errores en los cuales uno puede confiar que "bueno, si logramos posicionarnos de este lado y traducimos los resultados electorales así, podemos hacerlo exprés, por ejemplo, y reformar la Ley 7.722 en entre Navidad y Año Nuevo". Y así te va porque luego, aunque te hayan votado, no quiere decir eso. Le pasó a Macri con la reforma jubilatoria.

Hay que tener una visión menos centrada en la especulación política y tener más sensibilidad con lo que le está pasando a la gente, con los padecimientos que está pasando el pueblo trabajador y poner el compromiso de que si salís cuarto, tercero, segundo o primero vas a estar ahí, vas a estar con la gente cuando te necesiten en la puerta de una bodega, en una asamblea que se esté haciendo desde el Hospital Central, en una situación para defender los humedales que se están secando... En cualquier lado donde se necesite, el Frente de Izquierda tiene que estar y decir presente. Después, en el lugar del podio que quedes es algo que depende de la gente y no de uno. No hay que ser tan soberbio de pensar a veces que porque uno diga tal o cual cosa, vas a tener la capacidad mágica de garantizar un resultado.

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