Otra guerra en Juntos por el Cambio: el regreso de los muertos vivos al Senado
Se libran batallas en el Senado por ocupar cargos y despachos. La segunda línea de Cambiemos que quedó relegada tras la llegada de Cristina Fernández de Kirchner puja por regresar.
El Senado de la Nación vive una situación extraordinaria: el oficialismo de Javier Milei cuenta con solo 7 representantes. Cristina Fernández de Kirchner disipó dudas la semana pasada al admitir la vigencia de la tradición parlamentaria que le adjudica al Gobierno la presidencia provisional del cuerpo y las estratégicas secretarías de administración y parlamentaria. Es una posición clave ya que el presidente provisional del Senado está en tercer puesto directo en la sucesión presidencial. Quien mejor lo supo fue Fernando de la Rúa, que tuvo que soportar en diciembre del 2001 que el peronismo tomara ese cargo para Ramón Puerta, un acto con el que se inició la caída del presidente radical. Milei por ahora no correrá ese peligro.
Existen otras áreas del Senado donde se libra una batalla sin respiro y que tienen como protagonista a Juntos por el Cambio. Hay una puja en marcha entre Humberto Schiavoni y Luis Naidenoff por ocupar la Secretaría Parlamentaria del bloque, mientras de atrás mueve los hilos Agustín Gustinian, actual secretario de bloque PRO, quien en la última semana no se despegó de la vicepresidente electa, Victoria Villarruel ni a sol ni sombra. Y en esto comienza a aparecer un regreso inesperado: el de los seguidores de Gabriela Michetti, que en muchos casos dejaron historias para el olvido en los pasillos del Senado tras su paso durante la administración macrista. Además, muchos recuerdan por estos días que en los 4 años de Gobierno de los Fernández, el exfuncionario michettista impulsó el acompañamiento de casi toda las iniciativas kirchneristas.
Gustinian, Sánchez Wrba, que ya tuvo cargo en la Cámara en la administración anterior, y Alejandra Illia, la kinesióloga prima de Michetti que trabaja en el Senado desde el 2014, han tomado la delantera en proponer designaciones y ya comprometen el armado de equipos.
En esas listas aparecen conocidos y conocidas de otras épocas que Villarruel debería mirar ahora con preocupación. A Alejandra Illia, por ejemplo, para protocolo; Sánchez Wrba con el regreso de Paula Schuster a la dirección de Senado TV. Villarruel deberá decidir si quiere mantener o no la costosa estructura que significa tener un canal de televisión adentro del Senado. Schuster fue vocera de Michetti y Directora de Comunicaciones del Senado.
De esa época le quedaron recuerdos imborrables y un enorme afecto a Schuster, pero no de los integrantes de Juntos por el Cambio sino por parte de los empleados del área de Comunicaciones que había dejado Amado Boudou durante su paso por la vicepresidencia. Nadie entendió en esos tiempos por qué durante el Gobierno de Mauricio Macri en el Senado no solo se mantuvo a casi toda la planta de empleados kirchneristas de esa área, sino que a muchos se los premió con el pase a planta permanente y suba de categorías. Las malas lenguas dicen que, además, deberían revisarse las listas de empleados incorporados en esa época ya que abunda la repetición de apellidos y novias actuales y pasadas de hijos ilustres.
Es otra tarea titánica que tendrá Villarruel ni bien asuma. Todo ese mar de empleados de Comunicaciones del Senado obviamente quedó revistando en la administración de Cristina Fernández de Kirchner mucho mas cómodos ideológicamente hablando, ya que siempre habían militado para el Frente para la Victoria, aunque se hubieran "escondido" durante el gobierno macrista.
El michettismo tardío no duda tampoco en impulsar el regreso del director de legales Juan Salerni, que dejó la casa tras un retiro voluntario que impediría el acceso a la función pública por cinco años, situación a todas luces contradictoria con la racionalidad en el uso de recursos humanos, caballito de batalla de La Libertad Avanza. En los pasillos de la Cámara Alta se preguntan que falta para el desembarco de Helio Rebot al esquema.
A la vicepresidente Villarruel no le faltan convicciones ni fuerza para encarar las transformaciones pero viene de la Cámara baja, donde cada representante cuenta con tres asesores y desconoce aún la magnitud de la planta del Senado donde a principios de siglo revistaban poco más de dos mil empleados y hoy llegan a seis mil. No parece que los funcionarios que se acercaron a "ayudarla" hayan entendido que el PRO perdió las elecciones y es la Libertad Avanza quien conducirá el senado en el próximo mandato.