La era Rodolfo Suarez: la tormenta perfecta, el legado y su gran deuda pendiente
Sobre el final de su mandato, el gobernador de Mendoza brindó una entrevista a MDZ en la que repasó los momentos que marcaron su gestión. La pandemia, los conflictos abiertos y los que no fueron.
El próximo 9 de diciembre Rodolfo Suarez culminará su mandato como gobernador de Mendoza y pondrá fin a una gestión marcada por muchos momentos difíciles y elementos externos a los que el dirigente radical calificó como una “tormenta perfecta”. No obstante, el mandatario provincial saliente hace un balance positivo de su paso por el Sillón de San Martín y destaca varios logros, a la vez que resaltó cuál fue la gran deuda pendiente de su gestión.
Suarez brindó una entrevista a MDZ en donde repasó las vicisitudes de sus cuatro años al frente del Ejecutivo provincial. El gobernador saliente pone especial énfasis en el impacto que la pandemia del coronavirus tendrá a futuro en la valoración de su gobernación. También hizo hincapié en la conflictiva relación que tuvo con el gobierno nacional del presidente Alberto Fernández.
De todas maneras, asegura que el balance de su mandato fue positivo y enumeró algunas conquistas en distintas áreas, si bien reconoce que la gran deuda pendiente que deja es el impulso de la industria minera en la provincia, cuyo intento quedó trunco tras el conflicto por la reforma de la Ley 7722 al inicio de su gestión.
A su vez, Suarez también se lamenta porque el peronismo haya frenado el intento de reforma constitucional que propuso, a la cual calificó como una reforma “anti-casta”, en línea con las propuestas que tiempo después influyeron en la carrera de Javier Milei a la presidencia. Además, explica por qué no hubo internas ni un quiebre en el vínculo político con Alfredo Cornejo y con su vicegobernador Mario Abed, aunque disparó una crítica a Luis Petri.
Mirá la primera parte de la entrevista
Gracias por recibir a MDZ en la Residencia Oficial, a días de terminar su mandato, para hacer un balance de lo que fueron estos cuatro años de gestión. Desde el punto de vista personal, ¿ha sufrido el cargo de gobernador? ¿Cómo valora su paso por el puesto máximo de representación provincial?
Hay tres temas a analizar cuando se habla de sufrir el cargo o no. El primero tiene que ver con la pandemia. Fue un periodo importante donde realmente había que llevar políticas públicas que nadie conocía y había que tomar decisiones sobre un tema desconocido para todos. El otro es la situación macroeconómica en la que me ha tocado gobernar, que ha sido una de las más duras de los últimos años. Resulta difícil en estas circunstancias. La tercera variable que hay que analizar es que es un Gobierno nacional de un color político distinto, donde realmente -para decirlo elegantemente- no recibimos el "favor" del Ejecutivo nacional en ningún sentido. Todo nos costó muchísimo. Con esas tres variables era como una tormenta perfecta para gobernar. No obstante eso, me acompañó un gran equipo, que -salvo los recambios que fueron producto de una elección, como con Lisandro Nieri y Mariana Juri- fue con el que comencé desde el primer día. Creo que hicimos una buena gestión durante este tiempo tan difícil.
-Esto conllevó un cambio en su vida. Pasó de ser intendente de la Ciudad, un cargo con menos exposición, a ser gobernador. ¿Cambio como persona en estos cuatro años?
-Yo a lo largo de este periodo he dicho que soy un ciudadano que trabaja de gobernador. Nunca me gustó la definición de "soy gobernador", como si esos atributos del poder fueran de la persona que le toca circunstancialmente ejercer su cargo. Yo trabajé de abogado como un ciudadano más. Seguí mi vida con total normalidad, pero con el hecho de la exposición pública las relaciones no son lo mismo. El mendocino es muy respetuoso. A los lugares que voy, como en el supermercado o cuando voy a jugar al paddle, el trato que he recibido es muy bueno y con muchísimo afecto.
-No tuvo luna miel al momento de arrancar su gestión por el conflicto en el intento de reforma de la Ley 7.722. Lo hizo y tuvo que retrotraer la medida. ¿Le sirvió la pandemia para reorientar el rumbo de la gestión?
-Creo que el manejo de la pandemia fue positivo y exitoso en Mendoza, a diferencia de otras provincias y el país. Pero eso lo podemos decir con el diario del lunes. En su momento, mientras lo vivíamos, todos tomábamos decisiones de forma permanente. Tenían una repercusión en la vida diaria de las personas como pocas veces se da en cualquier circunstancia. Fue una situación completamente extraordinaria. Cuando uno gobierna, también toma decisiones que afecta, pero no tan directamente. Desde el reclamo de un abuelo que quería ver a su nieta y dependía de nosotros o la familia que se quería juntar. Fueron decisiones difíciles, pero creo que acertamos. Tuvimos una economía abierta, mayor libertad que en cualquier otro lugar del país. A nivel mundial tuvimos un estándar distinto. Lo hicimos sin tanta publicidad porque teníamos el temor de si estábamos en lo cierto. Hoy sabemos que hicimos lo correcto.
- ¿Se hizo lo que se pudo? ¿Hay cosas de las que se arrepiente?
- No. Hubo un día que comenzamos en la conferencia de prensa diciendo "no pasamos a Fase 1". Eso desencadenó muchísimos conflictos con el Gobierno nacional. Esto que digo ahora no lo he contado muchas veces, pero en la reuniones con los gobernadores y el presidente, la voz disonante era Mendoza en cuanto al manejo de la pandemia. Yo no salía a decirlo porque creo que no correspondía. Fueron momentos muy duros de peleas con la Nación.
- ¿Esto generó alguna represalia?
- La represalia fue constante [risas]. Recriminaban que Mendoza iba a ser un desastre con las cosas que iban a pasar. Recuerdo una vez que tuve que viajar a Buenos Aires y no había ni vuelos ni avión privado. Me junté con el presidente Alberto Fernández, el ministro de Economía, que en ese momento era Martín Guzmán; el ministro del Interior, (Eduardo "Wado") de Pedro; y Santiago Cafiero. Ellos cuatro y yo solo. Me decían que era una locura lo que estábamos haciendo en Mendoza y yo les manifestaba que la locura era lo que hacían ellos porque no podían encerrar a la gente ya que afectaba mucho a la economía. Somos un país que no puede darse esos lujos. Y creo en un momento se fueron enamorando de esa buena imagen con la gente encerrada, que después fue diferente. Fue un arma de doble filo. Hoy el balance es que tuvimos un buen manejo de la pandemia.
- ¿Cuál es legado que deja? ¿Cómo se lo va recordar como gobernador?
- Creo que lo de la pandemia va a influir mucho. Todos tenemos como una negación. Nadie quiere hablar de esos temas ni recordarlos. Ha dejado muchas secuelas en la vida de las personas. Sobretodo en adolescentes. Alteró mucho. Creo que va a ser un tema de análisis dentro de muchísimos años. Y, repito, creo que se va a recordar a Mendoza. Me pasa que camino en la calle y me dicen "yo no cerré gracias a usted". Casos como en emprendimientos turísticos, donde el turismo interno se mantuvo y los mendocinos podían ir a lugares que ahora visitan los extranjeros y que son bastante prohibitivos para los mendocinos. Los mozos siguieron trabajando y se abrieron restaurantes. Son todos datos que creo que son importantes.
- ¿Cuál es su deuda pendiente? Aquello que intentó y que no pudo lograr.
- No solamente me pasó a mí, sino a toda la dirigencia política con el tema de la minería. Anteriormente a este debate que se produjo, todo el mundo -los políticos, empresarios y cámaras- hablaban de ampliar la matriz productiva. Si nosotros googleábamos, era el tema que más se trataba. Nosotros lo dijimos en la campaña. Pero no solo el frente al que pertenezco, sino también el Frente de Todos. Si sumamos los votos de los partidos que dijeron eso, llegamos al 80% prácticamente. Se votó en la Legislatura como una política de Estado para crecimiento. La deuda que tengo es que nadie vio esto que pasaba en la sociedad. Porque en los debates, entrevistas y actos decíamos que íbamos a hacerlo -el peronismo también- y, de repente, cuando tomamos la medida, se llevó a cabo una difusión de política del miedo que caló mucho. En esa época, en Chile, estaba el tema de las protestas callejeras y era fin de año. Esta campaña del miedo significó -que lo tengan en su consciencia ellos- que hay gente que no tiene para comer, auto o salud porque no hay trabajos que esto podría haber dado, haciéndolo bien como en muchos lugares del mundo. Es un tema muy complejo. Ni siquiera en las mediciones cuantitativas y cualitativas surgía este tema. Lo hizo por esta campaña del miedo. Si vos tenés artistas internacionales que te dicen "vas a matar a mi hijo y va a salir cianuro por las canillas" es un absurdo. Pasa con las redes.
- Al próximo gobernador -o al que venga luego-, ¿qué consejo le daría para poder materializarlo?
- Creo que hemos dado pasos muy importantes en ese sentido. Primero con Hierro Indio, que ya se hizo la etapa de exploración y tenemos un yacimiento de hierro importantísimo. Con Cerro Amarillo, de cobre, ya comenzaron los trabajos y se empezaron a abrir los caminos con mano de obra. Tres proyectos que mandamos a la Legislatura, también sobre cobre, y sobre potasio. La gente va a ver que las cosas se pueden hacer bien como en muchísimos lugares. Es trabajo, bienestar de vida y riqueza para la provincia. Ese es el ejemplo que tienen que llevar a la gente. Recuerdo cuestionamientos que me hicieron reinas de la Vendimia. Me dijeron "está bien, pero ustedes no van a gobernar siempre. Tenemos confianza de que van a hacer los controles, pero no van a gobernar siempre". Entonces, vi que uno los elementos que existía es que no hay confianza en quien gobierna. Hay que generarla. El mayor desvelo de quien se dedica a la gestión pública es que haya menos pobres. Se trata de eso.
- Además de la Ley 7.722, también hubo un intento de reforma de la Constitución provincial y la Ley de Educación...
- Nosotros no planteamos la reforma de la Ley de Educación como tema. Planteamos la Ley de Alfabetización que se concretó y que es una política de Estado que se votó por unanimidad. La reforma de la Constitución, como vino después de esta mala experiencia, no hubo manera de que lográramos los dos tercios de los votos. Me cansé de decirle a la oposición "esto es bueno para ustedes también" porque era una reforma para bajar el costo de la política: lo que la gente ha votado ahora (en referencia a Javier Milei). Era una reforma anticasta absoluta y completamente empática con la gente. Sacar las elecciones de medio término, que el equilibrio fiscal tenga rango constitucional. El no fue porque no.
- ¿Pone toda la responsabilidad en el peronismo? ¿No hay una autocrítica sobre haberlo encarado de otra manera?
- No había otra manera. Son dos tercios de los votos. Le ofrecimos que dieran el debate ante la sociedad, pero no querían. Así les fue... Al peronismo le fue mal en Mendoza y ha ido disminuyendo su caudal de votos. Era una oportunidad para amigarse con la sociedad y que vieran de la dirigencia un gesto importante. Algunos decían que no es tanta plata. Por supuesto que todo es plata. Aparte, es el gesto. Lo que primero se tiene que ajustar es la política.
- Otro tema que marcó la gestión fue que no se haya concretado Portezuelo del Viento. El proyecto generó una pelea con el Gobierno nacional...
- Fue una decisión absolutamente acertada no haber adjudicado la licitación, a pesar de haberse cumplido todo el proceso. Lo único que faltaba era una firma mía. El presidente decía que había que hacer un estudio de impacto ambiental y, por ahí, hasta se confundía de río... Dije que podía pasar algo. Si adjudicaba -como me decía la oposición y muchos del frente-, empezábamos la obra y después Alberto frenaba la obra -como la frenó- hubiéramos producido un daño ambiental y un gasto enorme en dólares. Los 1023 millones de dólares están intactos y bien guardados. Eso es mérito de la prudencia que tuvimos en ese entonces.
- Con el diario del lunes, es bueno tener ese monto de dinero considerando lo que se viene con el nuevo Gobierno nacional...
- Es extraordinario. En Mendoza, Alfredo Cornejo va a poder mantener la actividad económica con obras que son sumamente necesarias. Él las va a definir y hay una base de proyectos importantísimos con muchos datos que estamos recabando sobre qué es lo que hay que hacer. Con la empresa de Israel con la que trabajando (Mekorot) y técnicos de Irrigación que son buenísimos... Eso va a generar actividad en la provincia.
- También está el proyecto El Baqueano...
- Está totalmente avanzado el proceso. Se presentaron como treinta empresas. De China, Alemania y de Estados Unidos para hablar antes acerca de cómo tiene que ser el pliego licitatorio.
- ¿Hace alguna autocrítica sobre la ejecución de obra pública en la provincia durante su gestión?
- Hemos hecho una buena ejecución. Al momento de decidir cualquier obra pública, uno tiene que ver qué beneficios tiene para la sociedad. No los beneficios para el político. Para el político se hacen las que son lindas y la gente ve, pero que no producen nada. Nosotros tenemos un problema que tiene que ver con el saneamiento. Es hacer las obras ocultas y que van por abajo. No las va a ver nadie, pero son necesarias en Mendoza. Hemos cambiado caños de cerámico. Algunos contenían plomo. Se ha invertido muchísimo en saneamiento y en impermeabilización de canales. Son obras necesarias para crecer y que la gente tenga calidad de vida en una sociedad que va creciendo.
- ¿En qué área cree usted que se destacó más su gestión?
- La gestión es una sola. No la puedo diferenciar por área. Pero diría Salud por la pandemia y Economía por Mendoza Activa, que ha tenido un uso impresionante en la provincia. ¿Quién no modificó o amplió su casa con Mendoza Activa o contrató empleados con Enlazados? Muchos chicos pasaron de no trabajar a hacerlo en la formalidad. Creo que manejamos herramientas económicas producto de lo que fue la pandemia y han dado buenos resultados. En materia de Seguridad, que es un tema sensible para la población, tenemos el dato frío de la estadística en cuanto a homicidios y a robos agravados, que es baja.
- Pero en los últimos cuatro años fue muy cuestionado el ministro de Seguridad, Raúl Levrino.
- Ustedes lo han cuestionado.
- La oposición también lo hizo.
- En la oposición está bien que se cuestione a un ministro que está en la primera línea. Pero nosotros tenemos que ver las estadísticas: en la gestión de Levrino bajaron los homicidios y los robos agravados. Sí subió, y lo reconozco producto de tener el 45% de la población bajo la línea de pobreza, lo que es robo de cubiertas y el hurto. Es uno de los temas que Cornejo va a abordar. Es un área muy difícil.
- ¿En algún momento peligró Raúl Levrino como ministro de Seguridad?
- No, en ningún momento.
- En los cuatro años de gestión estuvo la mirada puesta en su vínculo con Alfredo Cornejo.
- Al principio, después lo abandonaron [risas].
- Durante el cierre de campaña provincial utilizó la frase "cuánto tiempo se esperó que nos peleáramos". ¿Por qué no se pelearon públicamente cuando se ve que en el plano nacional hay muchos egos? Se ve en el PRO, el peronismo y el radicalismo.
- Es cierto lo de la frase. También agregaría que no me peleé con el vicegobernador (Mario Abed), que siempre ocurre. Voy a explicar por qué: porque tenemos una visión de lo que tiene que ser el manejo del Estado. Cornejo bajó el empleo público y yo lo seguí. Hemos achicado el Estado y hemos mejorado los servicios dentro de las circunstancias en las que vivimos. Muchas veces los periodistas exigen como si estuviésemos gobernando en otro país. En la circunstancia en la que nos toca gobernar y con esta inflación, hemos mejorado los servicios. Tenemos un gobierno con superávit fiscal y hemos achicado la deuda. Cuando uno tiene una misma visión de cómo hacer las cosas, hay una coincidencia importante. Aparte, es una demostración que hay administrar las diferencias. No voy a decir que con Cornejo coincidimos en todo, porque no es así. En el matrimonio y en las amistades siempre hay diferencias. Es parte de la naturaleza humana. En cómo se administran las diferencias está la inteligencia. Y mucho más cuando implican acciones de gobierno. Creo que hemos tenido la madurez.
- En los momentos en los que fue blanco de críticas, ¿sintió que faltó respaldo tanto de Cornejo como de gente del frente Cambia Mendoza?
- Jamás. Sentí respaldo de legisladores del espacio y uno muy fuerte de los intendentes. Siempre hubo reuniones periódicas para debatir temas de agenda. No solamente la relación se define con Cornejo o con Mario Abed, que es un gran amigo y que no lo éramos. Con Alfredo nos conocemos de jóvenes, desde San Carlos. Pero la relación con los intendentes fue muy buena en la pandemia. Fue impresionante cómo trabajamos.
- En en el informe del INDEC sobre el primer trimestre de 2023 se ha marcado que en Mendoza más del 41% es pobre. Ahora se dice 45%... En Cuyo, Mendoza es líder en lo que respecta a la tasa de indigencia en comparación con San Juan y San Luis. ¿Cuál es su valoración?
- Voy a hacer dos razonamientos. Veamos San Juan y Neuquén: en Neuquén tienen petróleo en la explotación de Vaca Muerta, que es lo que nosotros comenzamos con los pozos piloto. Lamentablemente, uno tuvo problemas y se está haciendo otro. En San Juan tienen minería. Ahora, los gobiernos ahí perdieron. La valoración que tiene ustedes los periodistas sobre esas dos provincias no es la que tienen los sanjuaninos y los neuquinos, a diferencia de Mendoza. ¿No han pensado en eso? Se hace hincapié en eso, pero a ellos no los votan. ¿Qué pasa con las políticas públicas? La Salud, la Educación y todos esos temas.
- En la campaña electoral antes de las PASO provinciales, Luis Petri como precandidato a gobernador aseguró que Mendoza estaba "en pausa". ¿Se lo tomó personal?
- Ya lo dije. Después parecía que no estaba tan en pausa cuando ganamos... Ahora que pagamos los aguinaldos, que hay superávit, con los niveles de comprensión de lectura en colegios, que es un dato estadístico avalado por el Banco Mundial, bueno, parece que no estaba tan en pausa. Fue una cuestión de campaña.
-¿Qué perspectiva hay respecto al internismo, que es algo histórico en el radicalismo mendocino?
- Petri fue disruptivo con el internismo. Lo que veníamos manejando con los intendentes era administrar las diferencias. Esa campaña no le cayó bien a ningún intendente y, obviamente, a quien les habla. No hizo bien y no creo que los votos que obtuvo hayan sido por esa campaña porque después la gente nos votó. No se jugó bien.
-Hagamos en cuenta que esto es una mesa universitaria, ¿qué nota se pondría como gobernador?
- No, siempre dije que no me voy a poner nota porque no me corresponde a mí ponerme la nota. Cualquier nota que se ponga, cualquier dirigente político es poco creíble.

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