Panorama político

La era Milei arrancó con hipocresías, miedos y esperanzas

La pelea Macri-Bullrich, la posición de los gobernadores, la amenaza de Cristina, todos hechos emparentados por la hipocresía. En una semana, Argentina entra en un complejo desfiladero.

Gabriel Ziblat
Gabriel Ziblat domingo, 3 de diciembre de 2023 · 07:00 hs
La era Milei arrancó con hipocresías, miedos y esperanzas
El próximo domingo, 10 de diciembre, Javier Milei asumirá como Presidente de la Nación Foto: Noticias Argentinas

Habló Rogelio Frigerio y posicionó a Juntos por el Cambio como oposición. Insistió con la idea de que los que asumieran cargos lo hicieran a título personal. Siguió Maximiliano Pullaro y planteó lo mismo. Los halcones del PRO no aguantaron y explotaron. Primero Cristian Ritondo. Después Silvana Giudici.

“No es justo que entreguen a Patricia, cuando en Rosario saben que es lo mejor que les puede pasar es que ella sea ministra de Seguridad”, planteó la diputada electa apuntando al gobernador de Santa Fe, quien justo un rato antes había estado reunido con Bullrich para hablar como ministra aunque aún no había sido oficializada.

La palabra hipocresía empezó a florecer luego de ese encuentro entre semana de gobernadores y legisladores de Juntos por el Cambio. “La gente no nos votó para ser oposición, nos votó para ser gobierno y perdimos, y después nuestros votantes fueron mayoritariamente al ganador”, es el razonamiento halcón.

Por eso critican a los gobernadores y a los radicales que se oponen a tener un entendimiento con Javier Milei. “El cambio lo representa Milei y lo tenemos que apoyar”, dice un halcón. “Yo los entiendo a los gobernadores, pero están mirando la suya, no las grandes reformas, y eso no es lo que votó la gente”, coincide otro.

El problema para JxC se multiplicó cuando la tensión escaló entre Bullrich y Mauricio Macri, quienes se vienen acusando mutuamente de haber querido negociar solos con Milei. La conclusión fue que el presidente electo designó a la primera en Seguridad y no le concedió al segundo la titularidad de Diputados para Cristian Ritondo. Divide y reinarás.

El divide lo logró. El reinarás está por verse. Es que ahora el macrismo quedó ante un dilema: Milei no quiso formalizar una alianza pero tampoco van a tener desde el PRO mucho margen para no acompañar sus iniciativas económicas. “Es como en una pareja, estás de novio y te casás como una manera de afianzar el compromiso”, describe un experimentado dirigente del PRO. Siguiendo esa metáfora, Milei decidió no casarse con el macrismo; agradece los servicios prestados en el balotaje pero no le entra a ninguna alianza.

El encuentro de gobernadores y legisladores de Juntos por el Cambio dejó en evidencia la tensión que existe. Foto: Prensa UCR.

La consecuencia parlamentaria de eso es que deberán trabajar más sus espadas legislativas para llegar al número necesario. En Diputados arranca con 37 propios, en lugar de unos 85 si se aliaba con el PRO y afines, y deberá llegar a 129. En el Senado es más brutal: son solo 7 y elude el compromiso con los 26 de JxC (menos de la mitad son del PRO). Necesita 37. Desde La Libertad Avanza van a tener que trabajar bloque por bloque para aprobar los proyectos. Algunos de los que hoy se hacen los ofendidos no tendrán mucho margen para oponerse; otros, vinculados a gobernadores, prometen hacerse valer.

Ofendidos e hipócritas 

Otro ofendido terminó siendo Mauricio Macri, quien no consiguió la influencia en el armado del gobierno de Milei que pretendía. No necesariamente para ejercer el poder, sino por confiar en sus dirigentes para lograr que todo termine en el mejor gobierno posible. En una situación de alianza, Macri sabía que un fracaso también lo pagaría caro su espacio político. Ahora, buscará tomar una prudencial distancia: si le va bien a Milei celebrará que el PRO aportó dirigentes y apoyo en el Congreso, si le va mal dirá que no se abrió lo suficiente y no se dejó ayudar.

Así se debe leer su tuit del viernes, en el que celebra la incorporación de Bullrich y Caputo al gabinete. “Para llevar adelante el cambio que Argentina necesita y al elegir su primer equipo, me pone contento que Javier Milei cuente con la probada experiencia de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad y con la capacidad que demostró Toto Caputo en momentos muy difíciles de la economía argentina. Les deseo a ambos el mayor de los éxitos en este compromiso personal que asumen. El éxito de Javier Milei es lo que deseamos todos los argentinos de bien”, tuiteó.

La relación con Milei distanció a Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Foto: Prensa Milei.

Dos conceptos clave: “primer equipo” y “compromiso personal”. Para que no haya dudas de que en este gabinete no hubo acuerdos con el PRO y los que se suman es a título personal. Los rencores, que Macri suele administrar muy bien, quedarán para otro momento. El poder lo tiene Milei, y Bullrich leyó también eso.

Deberá decidir Macri en los próximos meses si decide ser candidato a presidente del PRO y desde ahí reconstruye su liderazgo o si vuelve a delegar esa tarea en un comisario político. Ya este sábado una de sus espadas, Federico Angelini, aseguró en Radio Continental que le gustaría que se postule.

Ese liderazgo del espacio no peronista hoy aparece completamente atomizado. Macri y Bullrich se reparten a los halcones, Horacio Rodríguez Larreta busca recuperar terreno, los radicales tienen que definir sus propias internas y los gobernadores buscar ser los exponentes del poder que le queda a Juntos por el Cambio.

Más allá de sus diferencias, a los gobernadores de JxC y del peronismo no les costó ponerse de acuerdo para pedir plata. Y con otro gesto de hipocresía, presentaron un proyecto para que se les compensen los fondos que perdieron por la eliminación del Impuesto a las Ganancias a los trabajadores (que muchos de ellos apoyaron) con la coparticipación del 50% del impuesto al cheque. Varios de ellos saben, sobre todo los de JxC, que eso significa hacer permanente un impuesto que debería ser eliminado.

En el mundo de la hipocresía también se coló Cristina Kirchner, quien no pudo con su genio y ya empezó a azuzar sobre las consecuencias de una gestión de Milei. Aprovechó el anticipo del libertario de que se viene una estanflación para marcar la cancha y perfilar lo que será su postura en la oposición. “Estanflación es catástrofe social”, disparó, con la idea de después poder decir “yo te avisé”. El problema para Cristina es que en los dos últimos gobiernos kirchneristas hubo alta inflación y recesión (estanflación) y que no dice cual es la alternativa, porque si la solución es gastar más plata (como insinúa) el riesgo es una hiperinflación, que sería mucho más catastrófica.

Miedos y esperanzas 

No obstante, hay un punto de lo que plantea Cristina que genera temores. Por más que Milei advierta que se vienen meses de altísima inflación (pronostican 20% en diciembre), hay que ver si la sociedad tiene resto para soportar el vendaval.

Allí, el interrogante es si el libertario y su equipo tendrán la sensibilidad para entender el sufrimiento genuino y separarlo del que seguramente vendrá, que es el estimulado políticamente. Piqueteros, sindicalistas, punteros, que callaron durante los últimos años de alta inflación y pobreza volviendo a superar el 40%, estarán en la mira ante cada movimiento. El vocero presidencial, probablemente, apelará a sus habituales “fin” para minimizarlos. Tendrá en su equipo a dirigentes como Bullrich o Hernán Lombardi que son especialistas en lo que llaman “las psicopateadas” del peronismo en la oposición.

Cristina Kirchner tuvo que proclamar a Milei como presidente. Después lo criticó por la estanflación que anticipó. Foto: Télam.

Pero detrás habrá una silenciosa mayoría que sufrirá las consecuencias del plan de estabilización. La paciencia difícilmente aguante esos 18 o 24 meses que planteó Milei.

¿Tendrá la espalda política para aguantar el nuevo presidente? ¿Es suficiente el respaldo del 56% del balotaje? ¿Debería cerrar desde ahora acuerdos más amplios para que nadie se pueda hacer el distraído cuando se venga la mala o la figura de Milei aguantará por si sola?

Dentro de una semana, la Argentina ingresará en un complejo desfiladero. Si los miedos tienen razón de ser y Milei no tiene la pericia necesaria, horas oscuras sobrevendrán, social, económica y políticamente. Pero si el equipo libertario tiene éxito, el plan de estabilización tiene argumentos para sostener que el futuro puede ser virtuoso. Entre tantas hipocresías y miedos, hay lugar para la esperanza.

 

Archivado en