Los dramáticos cambios que busca Milei obviando al Congreso y a los gobernadores
Milei busca declarar la "emergencia total" para poder gobernar durante toda su gestión sin recurrir a la representación del pueblo y las provincias. Apela a consignas. El efecto "caballo de Troya".
Javier Milei asumió y no habló ante la Asamblea Legislativa. Eligió hacerlo dándole la espalda al emblemático edificio donde sesionan los representantes del pueblo y las provincias. Fue una metáfora llana: ahora avisó que pretende desarrollar su gestión prescindiendo del Congreso nacional, obviando a los gobernadores y concentrando el poder de decisiones en su despacho y quienes lo asesoraron para elaborar el plan de cambio institucional y concentración de facultades más grande que se conozca desde el retorno de la democracia, usando la "emergencia total" vehículo para hacerlo. En su 40 aniversario, el sistema político argentino tiene una presión extra con un presidente que busca reformular todo, aún contra algunos preceptos del propio sistema de gobierno: el republicano, representativo y federal.
El proyecto propone declarar la emergencia "en materia económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, defensa, tarifaria, energética, sanitaria, administrativa y social", haciendo uso de una cláusula venenosa de la propia Constitución: arrogarse facultades legislativas. Es decir, prescindir de la representación y la voz del pueblo y de las provincias (el Congreso) para muchas decisiones. El proyecto pone plazo hasta el 31 de diciembre de 2025, pero prorrogable por el Ejecutivo por dos años más. Es decir, Milei quiere obviar los caminos de la división de poderes durante todo su mandato.
Los estrategas del presidente construyen un relato simplista y engañoso: suponen que a él lo eligió más del 50% de la ciudadanía y eso le genera un aval extra. Si ese dato fuera preciso, Milei tendría mucha más representación parlamentaria de la que tiene; pues en realidad obtuvo el 30% de los votos y logró ese volumen de representación. Tampoco tiene el presidente gobernadores afines. Por eso la parte "representativa y federal" del sistema de Gobierno parece obviada en sus proyectos.
Para Mendoza, como ocurre con otras provincias, hay cambios rotundos. Tantos, que el Gobernador, como sus pares, están desbordados por la cantidad de frentes abiertos. Mientras aún maduraban si estaban a favor o en contra del Decreto de Necesidad y Urgencia, comenzaron a recalcular el estado de situación con la reconducción del Presupuesto 2023. Antes de sacar la calculadora, vino el empujón final un proyecto de "ley ómnibus" que desacomoda todo el estatus institucional del país. Milei busca liberar económicamente todo lo que puede, aunque con señales particulares para quienes podrían resultar ganadores si ese esquema se aprueba. Pero se mete de lleno con la vida institucional y como un caballo de Troya, seduce con propuestas encantadoras, pero esconde medidas que pueden ir contra el interés de las provincias.
En el cambio del sistema político, por ejemplo, promueve la boleta única, la reforma "anticasta", pero cambia el mecanismo de representación política para diluir las minorías y hasta la división política de las provincias. Si esa ley se aprueba, Mendoza pasaría a tener 11 diputados en vez de 10 y debería dividirse en 10 distritos elegidos por la Nación sin que se entienda alguna lógica: Mendoza tiene 18 departamentos y 4 secciones electorales. Buenos Aires pasaría a tener 97 diputados, por lo que su representación pegaría un salto y amenguaría el del resto.
El Gobierno nacional descarta a otros temas de la vida cotidiana, la industria y las responsabilidades del Estado, como ocurre con la cultura. Esa carencia futura también podría recaer en más problemas para las provincias. Es que busca eliminar de cuajo los incentivos a las actividades artísticas, la mayoría de ellas autárquicas.
Con pocas chances en el Congreso, la mega reforma del presidente va camino a generar una tensión discursiva y política enorme. Los "beneficios" del proyecto de ley son fácilmente comentables como consignas, los riesgos de difícil explicación, mucho más para un sistema político en crisis. Milei considera que ya ganó la primera batalla cultural, aún antes de ser electo.
La filosofía del presidente es quitar al Estado de cualquier rol de mediación para equilibrar desigualdades y dejar librado a la pulseada del mercado todo lo que pueda; incluso más de lo que ocurre en otros países. Pero su proyecto de ley "picotea" en todos lados: propone arancelar universidades para algunos estudiantes, se arroga superpoderes para prohibir disidencias políticas y sociales, modifica normas para facilitar algunas industrias, como la minera, promete estabilidad fiscal y legal a mega emprendimientos, modifica leyes ambientales y de manera disimulada busca quedarse con el ahorro del sistema previsional argentino: capitaliza para sí el Fondo de Garantía de la Sustentabilidad, un cambio rotundo que podría ser el inicio del cambio del sistema previsional.
Unitario
En las provincias miden el impacto de cada propuesta. Desde la quita de retenciones para algunos sectores, hasta la imposición para otros (como la industria del vino). También el impacto económico y fiscal, pues Milei creará nuevos impuestos y no serán coparticipables. También quiere cambiar las potestades sobre los recursos naturales. Las provincias petroleras, como Mendoza, leen la letra chica del proyecto de ley, pues en principio avanza sobre una jurisdicción que no le es propia: la Nación podría volver a concesionar áreas y las provincias solo "cobrar regalías".
Incluso en el capítulo destinado a las "grandes inversiones", hay amenazas explícitas a las provincias para que no impongan gravámenes o reglamentaciones propias que "los entorpezcan". El proyecto dice que le retendrán fondos de coparticipación a las provincias que no hagan caso a esa orden. Vale decir que dentro de las actividades que se consideran en ese régimen especial que buscan crear están las relacionadas con la explotación de recursos naturales, que son propiedad de las provincias. Los gobernadores aún están estupefactos. Acostumbrados a un tipo de negociación clásica, están incómodos por las nuevas y extrañas reglas de juego del Presidente. Cada uno busca capitalizar, también de manera clásica, algo. En Mendoza, por ejemplo, se especula solo con dos temas: que no haya recortes a fondos automáticos y, sobre todo, que Milei se comprometa a liberar para todo uso los 1023 millones de dólares que tiene la Provincia para obras hidroeléctricas.