La extrema preocupación del peronismo que lo frena a acompañar las marchas de fin de año
Los jefes territoriales del peronismo bonaerense no saben cómo explicarle a los propios, angustiados por las medidas de ajuste adoptadas por Javier Milei, que no es tiempo de manifestarse en masa.
Mediodía en Buenos Aires. Un importante intendente del peronismo kirchnerista está sentado en su despacho, y apenas termina los saludos navideños de rigor, le dice a este periodista: "Mirá qué al pepe que es todo esto. Lo único que hacen es darle más volumen a Javier Milei".
Por la televisión aparecían las imágenes de la CGT y de los movimientos que adhirieron a su mínima movilización frente al palacio de Tribunales. "Hay que esperar cien días por lo menos. Esto se cae, va ser insoportable para todos, entonces, si sabemos cómo termina, ¿qué sentido tiene aparecer empujándolos?", remató con su idea.
Miembro fundador del Partido Justicialista moderno, no podía creer que Juan Grabois reclamara la renuncia del presidente del PJ en medio de la convocatoria. "Alberto Fernández es el presidente del PJ nacional y ya no está. ¿Lo dice por Máximo, que fue quien lo creó?", se ríe y luego se indigna. "Es una cosa de locos, de locos", exclama.
Sin decir nada sobre el futuro del peronismo kirchnerista renovador, sólo revela algunas posturas que viene anticipando desde hace tiempo y que el resultado del balotaje desnudó nítidamente. "Nadie parece entender lo que nos pasó. Seguimos creyendo que acá la gente se equivocó, que puede ser, pero los que más nos equivocamos somos nosotros", afirmó.
Efectivamente, "la foto de la semana pasada fue una pesadilla. Seguro que la pidió Cristina Fernández de Kirchner para darle algún tipo de relevancia a Axel, y así fue que estuvieron todos. Pero la verdad es que nadie dijo nada interesante y nuestro candidato a presidente tuvo que quedarse callado para no robar protagonismo", remató.
Efectivamente, Sergio Massa, a quien la mayoría le debe gran parte de su buena fortuna, salvo los jefes municipales que fueron reelectos, casi no emitió opinión. Quizás prefirió el silencio porque todavía no terminó de cerrar las negociaciones con el gobernador, quien le abrió las puertas del Grupo Bapro para su esposa Malena Galmarini, le habilitó la administración de algunas empresas descentralizadas del Estado provincial y le mantuvo el Ministerio de Transporte para uno de los suyos, Jorge D'onofrio. "Pero viste como es Sergio, siempre se queda con gusto a poco", se sinceró el intendente que lo quiere y lo admira.
La paz entre Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa está vinculada a la nueva realidad opositora. Como le ocurrió a Juntos por el Cambio, que permaneció unida cuatro años por la posibilidad de la vuelta, ahora en el peronismo habita la misma lógica. La posible decadencia del encanto de Javier Milei es la única estrella que tienen en el firmamento para seguir unidos por la patria.
"Lo peor es que seguimos con la misma de siempre. Siguen sin escuchar. Nos destratan, nos operan. Lo mismo que Axel piensa que le hace Máximo Kirchner, él lo hace con el resto", recordó días atrás un histórico dirigente peronista que vio cómo lo ubicaban en lo más extremo del recinto, alejado de las principales figuras del peronismo bonaerense.
Esta supuesta impericia política también permea entre sus principales funcionarios. A pesar de haber sido advertidos en reiteradas ocasiones, el ministro de Hacienda bonaerense, Pablo López, tuvo que recibir este miércoles a un nutrido grupo de legisladores provinciales para ver si podían incorporar cambios que le permitieran abrir un hendija en la cerrada postura opositora, que amparado en el espejo de Javier Milei, pide que haya recorte de ministerios, secretarías y gastos para evitar asumir el costo del impuestazo bonaerense.
"Los medios y la oposición nos ganaron de nuevo. Si ves detenidamente el proyecto fiscal impositivo, verás que hay casas que aumentan hasta 280% en todo el año, y otras que sólo sufrían un 100%. Son $5.000 o $1.000 pesos en todo el año", justificaban desde ARBA.
"No podemos hacer una movilización por cada cosa que no nos gusta. La gente votó en contra de los piquetes, de las marchas, de algunos personajes que ya cansan. Hay que esperar cómo sigue esta película, si la inflación no se desboca. Ahora, todo lo que hagamos es para justificar lo que hace Milei", reitera, una hora después, el intendente que sigue sin entender, o para peor, sí lo entiende, lo que le remiten las imágenes de TV.