La resistencia de Kicillof

Cristina y Máximo Kirchner, en silencio y con gestos que agudizan la crisis

Axel Kicillof anunció un "gabinete militante" pero en realidad es el mismo que lo puso en crisis hace tres años, con algunas modificaciones puntuales. Las viejas alianzas escondidas permanecen igual.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare martes, 12 de diciembre de 2023 · 21:16 hs
Cristina y Máximo Kirchner, en silencio y con gestos que agudizan la crisis
Foto: Twitter Axel Kicillof

El peronismo kirchnerista renovador de la provincia de Buenos Aires aún no digirió lo ocurrido el 11 de noviembre pasado, hace más de un mes, cuando Javier Milei le ganó a Sergio Massa por más de 11% de diferencia la elección de segunda vuelta, a pesar que desde hace más de dos años estaban especulando con que el gobierno del Frente de Todos, con semejante fracaso, no podía volver a repetir la victoria de 2019.

Axel Kicillof, el mismo que ayer anunció que su equipo de trabajo será un “gabinete militante”, en abril de este año había anticipado en un acto gremial realizado en Moreno que “vamos a perder las elecciones” y había reclamado a todos los presentes ir casa por casa, barrio por barrio, para evitar la catástrofe electoral.

Finalmente, y ante el pésimo gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, presidente en funciones durante el último año electoral, el conglomerado político conocido como Unión por la Patria debe sentirse más que satisfecho por haber retenido la provincia de Buenos Aires, algo que no había logrado en 2015, y recuperado más de una docena de intendencias que estaban en manos de Juntos por el Cambio, entre ellas tres emblemáticas: Lanús, Bahía Blanca y La Plata.

“Estábamos para perder todo, inclusive la Provincia, si la oposición no se fragmentaba”, reconoció ayer en estricto off un intendente de la Tercera Sección electoral que, junto con Fernando Gray y Juan Zabaleta, vienen recitando que “desde 2007, sólo en 2011 y 2019 el kirchnerismo y Cristina nos ayudaron a ganar. En las otras seis elecciones, si sobrevivimos, fue por la fuerza nuestra, no la de los que siguen manejando la centralidad de nuestra fuerza”.

“El resultado es un 6 a 2”, había escuchado la propia Cristina Fernández de Kirchner hace dos meses cuando se concedió un diálogo franco con uno de estos jefes comunales. Obviamente, entre los que supuestamente no incidieron en sus reelecciones no lo ponen a Axel Kicillof, a quien siempre ven atados a la suerte de la expresidenta y vice.

De hecho fue el propio gobernador el que ayer organizó un acto tributo a Cristina Fernández de Kirchner rodeada de todos los que convivieron en estos cuatro años con la organización fraudulenta que vincula la recaudación del juego y los contratos otorgados desde el poder.

Ante la renuncia de Alberto Fernández al PJ nacional, Gray volverá a pedir la de Kirchner en Provincia

Ayer, la asunción de la fórmula ganadora de las elecciones bonaerenses en octubre pasado, Kicillof y Verónica Maggario, significaba para el gobernador un triunfo personal por la presión que tuvo que sufrir por parte de Máximo Kirchner para que en lugar de la dirigente de La Matanza estuviera el exintendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde.

Anteriormente, durante todo 2022 y 2023, el hijo de los dos presidentes había fracasado en la instalación de un operativo clamor para “elevar” a Kicillof a la candidatura presidencial. De este modo, él se aseguraría su lugar para sí, Wado De Pedro o el propio Insaurralde, algo que, efectivamente, no pasó.

La viuda de Kirchner estuvo como invitada especialísima. Pero su hijo, a quien le cursaron la misma invitación, adoptó un bajísimo perfil. Como también buena parte de los funcionarios que él hizo ingresar cuando hace dos años le intervino el gobierno provincial. Todos esos ministros y secretarios no estarán más en el gabinete provincial, repleto de gente de extrema confianza, como 2019, y un par de nuevos funcionarios con los cuales durante cuatro años tuvieron más de un desencuentro, como Gabriel Katopodis, o Malena Galmarini de Massa.

Dos corridos por ambas apariciones, Leonardo Nardini, de Obras Públicas e Infraestructura, y Gustavo Menéndez, de la presidencia del Grupo Bapro, aún no recibieron las explicaciones de rigor, y mucho menos saber qué necesitan en el futuro, a pesar que en ambos distritos Massa ganó por más de 20 puntos.

Estos son algunos ejemplos, pero hay más. Mario Ishii, Gastón y su padre, Alejandro Granados, Ariel Sujarchuk, son intendentes que ya empiezan a gestionar el futuro sin mirar tanto a lo que hacen los demás. Lo mismo pasa con Julio Zamora, en Tigre, que le ganó al kirchnerismo massista en las PASO, retuvo la intendencia en la elección general y cuando su cuerpo desapareció de la boleta Unión por la Patria perdió en su distrito. Esta situación se repitió en Pilar y Escobar, limítrofes entre sí.

“Algunos están tratando de entender algo simple. Entre los muertos de las Torres Gemelas, muchos fallecieron porque decidieron tirarse desde lo más alto de los edificios porque no bancaban más la angustia de ver la muerte encima. Acá pasó lo mismo. La gente saltó al vacío porque no soportaba más lo que vivía”, expresó un dirigente que quiso participar del nonato albertismo con escaso éxito, como la mayoría de los que ahora ven en silencio la nueva realidad.

El propio Kicillof observa que a pesar de su decisión de no renovarle la confianza a la dupla Máximo Kirchner-Martín Insaurralde, todos los aliados, funcionarios e intendentes que participaban de esa sociedad permanecen como si nada hubiera pasado. Por eso la dificultada para completar las segundas y terceras líneas que son las que hacen funcionar o no a la administración pública.

“Hasta que no empecemos a administrar bien el estado provincial, esto no tiene arreglo. Y no tiene la culpa Milei de que nosotros aceptemos que SUTEBA y Roberto Baradel nos manejen el presupuesto”, inició su relato un intendente reelecto. “Si aún no podemos darle de baja al 35% del personal que vive de licencia entre los docentes, la Policía y los médicos, que no van a los hospitales para atender sus cosas particulares, todo es sarasa”, completó y alertó: “Y ojo con decir que tienen que aumentar las tasas porque no les alcanza la plata. Si vemos los empleados y contratados que tienen los municipios, sobran el 40% del supuesto personal”.

Archivado en