Poder, riqueza y corrupción: el impacto que tiene la caída del juez Walter Bento
Walter Bento podría quedar oficialmente destituido. Sería el segundo juez federal penal y electoral destituido de manera consecutiva. Por qué pasa y qué impacto tendrá. Poder y dinero.
En la vida privada, era, según explican, el “jefazo”, “el 1”, el “primo”, esos, entre otros, eran códigos o apodos encriptados usados por quienes intentaban o ejercían negocios con él. Pero en los vínculos públicos había que dirigirse como “Juez Federal Doctor Walter Bento”, para crear un aire de superioridad y una enorme distancia con sus interlocutores. Esta semana, el hombre que supo ser el juez más poderoso de Mendoza puede perder el cargo que le daba acceso a los privilegios de los que, según las sospechas, hacía uso y abuso.
Algunos de esos abusos eran evidentes: Bento tenía una vida de sibarita, aún siendo sujeto obligado y funcionario público. Viajes frecuentes, visitas a hoteles con casino y vinculaciones íntimas con dueños de salas de juego que hasta lo llevaban en aviones privados. Un patrimonio de crecimiento vertiginoso e infinidad de ejemplos de uso de su cargo para acceder a privilegios que incluso le estaban vedados: entre otras cosas sacó créditos que eran para “vivienda única” aún cuando por su cargo, ingresos y patrimonio no podía.
El miércoles el tribunal de 7 integrantes que juzga el desempeño de Walter Bento debe emitir su sentencia, es decir determinar si lo destituye o no. Se trata de un juicio político en el que no se evalúan las pruebas de las denuncias de delitos de Bento, sino si es ético, honorable y apegado a las exigencias que tiene como juez de la Nación. El suspendido juez no se caracterizó por la discreción justamente, sino más por la ostentación de dinero, influencias y poder. Eso es lo que se evalúa. Además de las propiedades, autos de lujo y que estuvo cerca de 1000 días de viaje en el exterior en destinos como Las Vegas y Orlando, el juez usaba sus influencias en beneficio propio.
Si es destituido, comenzará a correr el pedido de captura porque perderá los fueros. Por eso ya hay preparada una estrategia judicial para pedir la prisión domiciliaria. Otra de las paradojas generadas por la causa: Bento está sospechado de haber tenido “tarifada” la libertad de los acusados porque, según esas sospechas, cobraba coimas a través de terceros para otorgar beneficios procesales. Ahora es su libertad la que está en juego. El impacto se sentirá en la política y la justicia porque es el juzgado más relevante y se sumará una vacancia más en el edificio de calle España. También una especulación más: debería haber un concurso, la actuación del Consejo de la Magistratura, el Presidente de la Nación y el Senado para nombrar un reemplazante en un proceso que suele durar años y demanda mucha energía de lobby. La caída de Bento tendrá impacto porque la red de abogados, informantes policiales, "punteros", y delincuentes que trabajan alrededor de Tribunales Federales quedarán observados; incluso los que no están siendo sometidos a proceso. También la política, que tuvo en la previa de los juicios una actitud "tímida", ante el caso. Juntos por el Cambio tuvo una postura más clara al manifestarse por la destitución del juez rápidamente. El kirchnarismo lo cuidó con dilaciones y largas esperas, hasta que resultó insostenible. Por eso la suspensión fue por unanimidad, al igual que los procesamientos en la causa penal. La política será la que definirá el presente y futuro del juez, y también de lo que ocurra en Tribunales.
El tribunal está integrado por jueces, abogados y políticos. Para que Bento sea destituido se necesitan una cantidad de votos que hace imposible si ocurra sin que haya votos o acuerdos transversales, es decir que se rompan las visiones “corporativas” entre esos 7 integrantes. Según los sondeos previos, la decisión está tomada y el titular del Juzgado Federal 1 de Mendoza sería destituido. Es decir tendría el mismo destino que su antecesor Luis Leiva y también la de los camaristas que conformaron la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, que fueron echados por mal desempeño. La justicia de Mendoza arrastra antecedentes de mal desempeño. En 2002 fue destituido Luis Leiva y en 2005 fue nombrado Bento. En 2011 fue destituido Otilio Romano en la Cámara Federal, junto a sus ex colegas. Ahora esa Cámara tiene otras 2 vacantes.
El suspendido titular del Juzgado Federal 1 tenía una concentración de facultades y responsabilidades, propias de ese cargo, enormes. Las causas relacionadas con delitos federales en Mendoza son relevantes, pues al estar en una zona de frontera y con el paso internacional terrestre más activo del continente el contrabando y el narcotráfico son frecuentes. También tenía en sus manos el control electoral de la provincia, por lo que controlaba las elecciones, la habilitación y sanción a partidos, entre otras cosas. Bento pone sobre ese tema la supuesta razón del intento de destitución, tratando de tomar una distancia que no es tal entre él y la política. Bento llegó al juzgado apadrinado por Juan Carlos Mazzón, el multioperador del PJ que estaba al lado de Néstor Kirchner cuando se rearmaron los juzgados. Eso le generó también una llegada fina con el sector azul del PJ, que también fue perdiendo peso y poder en Mendoza con la muerte de Mazzón. Además tiene como madrina a María Servini, la jueza más poderosa de Argentina. El cuestionado juez incluso tiene antecedentes de osadía en el ejercicio del cargo, pues se avocó a causas por hechos que ocurrieron a más de 1000 kilómetros de distancia de su órbita.
Al no aplicarse el nuevo Código Procesal, los superpoderes y la pluricompetencia del juzgado federal 1 se mantienen (igual que su poder para instruir causas), algo parecido con lo que ocurre con la Cámara Federal de Mendoza, que concentra responsabilidades y alcance. Hay proyectos para desmembrar esas facultades, pero hasta la caída en desgracia a Bento muchos le rendían pleitesía. Así se nota en los intercambios de mensajes que figuran en la causa con figuras de poder de distintos ámbitos que se dirigían hacia Bento con reverencias.
El Tribual está integrado por Javier Esteban de la Fuente (presidente), el juez de cámara Javier Leal de Ibarra (Vicepresidente), los senadores Pablo Bensusán (PJ) y José María Torello (Pro), las diputadas Anahí Costa (PJ) y Ana Clara Romero (Pro), y el abogado Alfredo Enrique Barrau. El Consejo de la Magistratura tuvo demoras en el abordaje, producto de las dilaciones propias y de las presiones internas. Incluso la conformación cambió. En el oficialismo nacional y en tribunales Bento mantuvo buenas relaciones que le permitieron conseguir esas demoras. Pero le soltaron la mano, vino la suspensión, el juicio y el miércoles podría ser destituido.
Los hijos por delante
En una situación crítica la primera reacción de padre suele ser ponerse delante de los hijos para protegerlos. Pero no en todos los casos ocurre así. Walter Bento, por ejemplo, eligió como estrategia de defensa pública exponer a sus hijos como nadie, aún con temas que tienen que ver con la vida privada y no hacen a su rol de juez. En realidad dos de ellos quedaron expuestos por su accionar irregular y están acusados de delitos graves. De hecho dos de sus hijos y su esposa trabajaban en Tribunales Federales y hasta algunos amigos de los hijos ingresaron gracias a la influencia del Juez. Pero otro de sus hijos que es ajeno al proceso, quedó expuesto solo por los detalles que Bento mostró para sensibilizar o desviar el foco.
El hombre está acusado en la justicia penal de haber liderado una banda que cobraba coimas para que acusados de delitos federales accedieran a beneficios procesales como libertades, cambio de carátulas o incluso el aletargamiento de procesos. La red, según las sospechas, funcionaba con abogados afines y punteros que conectaban a los acusados de delitos. A través de los testimonios que figuran en la causa y otros a los que accedió MDZ se puede notar que ese mecanismo de influencias existía e incluso es mucho mayor a lo que está en el expediente. El juicio es un “recorte” que tiene a los principales sospechosos, pero no a todos. En Tribunales Federales hay cotos: dependiendo del bolsillo del acusado y sus familiares y la posibilidad de acceso o no a algunos abogados, el resultado de los procesos en esa primera instancia. Esos testimonios coinciden con la hipótesis de los fiscales y camaristas que ya evaluaron el proceso.
Para el juicio político esas sospechas son influyentes, pero no determinantes porque se evalúa otra cosa. Sí ya hubo pronunciamientos internos sobre cómo impacta el accionar del juez en la imagen de la Justicia. "Tuvo una enorme falta de austeridad republicana para apegarse a lo que exige la ley de ética pública. No ha demostrado una ejemplaridad de su vida dentro y fuera del tribunal. También consideramos probada la deshonestidad, la falta de buena fe", dijo Piedecases en su alegato. "Es un magistrado que está procesado, embargado y con orden de prisión preventiva. Es de tremenda conmoción que la conducta de un magistrado que tiene esos procesamientos consentidos, esté así", agregó en su alegato.
Bento entró en decadencia y podría ser el segundo juez destituido de manera consecutiva en ese juzgado. Tribunales y la política sentirán el sacudón, pero eso no es garantía de cambio de mecanismos que exceden al propio acusado.