Jorge Macri, entre premios, castigos y un armado político duro para lo que viene
Jorge Macri consolidó su equipo entre leales y los que suma tras derrotas en otros distritos. El factor Mieli y el plan antipiquetes de Waldo Wolff. El rol social para volver a ganar comunas del sur.
Jorge Macri sabe que lo que viene no es fácil, está dispuesto a pagar el costo político de “ordenar” la Ciudad de Buenos Aires, mejorar la limpieza del espacio público, combatir los piquetes y lograr la densidad política que le permita gestionar y mostrar que puede hacerse cargo del proyecto. Premió y castigó por igual, los que fueron rivales lograron cobijo, los desleales ni se molestaron en preguntar por su futuro: están afuera de cualquier esquema. Será el 7 de diciembre su jura y la de sus ministros, horas después en la Usina del Arte, el kick off del “jorgismo”, que no será lo mismo que el “macrismo” ni el “horacismo”.
Los desafíos del gabinete son varios, precisa dureza para frenar los piquetes, pero también el músculo político para mostrar gestión y ser el referente nacional del PRO, es el único dirigente con territorio, gestión y ganador de la última elección junto a Rogelio Frigerio, ahora el hombre fuerte de Entre Ríos. La variedad de ministros va de técnicos a politicos que apostaron por él, esa lealtad que Macri entiende necesaria para la sobrevida en los que caminan a su lado.
Néstor Grindetti no estaba en los planes, la muy mala elección en Buenos Aires lo dejó offside y su conocimiento de la política porteña por haber sido ministro de Hacienda y el conocimiento y confianza con los Macri pesó a la hora de convocarlo. Su mano derecha, Diego Kravetz, también recaló en Ciudad tras la derrota en la intendencia de Lanús a manos de Julián Alvarez. Será el segundo de Waldo Wolff en Seguridad.
Jorge Macri quiere a sus históricos cerca, confiables, por eso llega también Gavino Tapia, quien tendrá Justicia y el extinto ministro de Gobierno, se conocen hace veinte años y seguirán caminando juntos. Ignacio Baistrocchi, otro que se mudará de Vicente López para hacerse cargo de Espacio Público, un desafío importante por el deterioro los últimos años por la situación social del país. Otro que se muda, el ex Puma Fabián “Chino” Turnes, quien se desempeñó en Deportes de Vicente López. En Educación se resolvió finalmente por Mercedes Miguel, quien está hoy como Directora General de Planeamiento e Innovación Educativa y es miembro del Comité Directivo de UNESCO 2030.
Waldo Wolff anunció que se bajaba hace casi dos años, quería ser jefe de Gobierno, se sentó con Jorge Macri, limaron alguna diferencia de criterio y el entendimiento es total. Deberá mejorar su armado de agenda, de reuniones y asistencias para lograr productividad perfecta en un ministerio de Seguridad que tendrá como eje incrementar las cámaras para llegar al 100% de la ciudad monitoreada. Será el ministro que le ponga un freno a la cantidad de piquetes diarios que enlodaron el final de Horacio Rodríguez Larreta, con avenidas siempre cortadas y una imagen de endebles que pretende Macri se termine desde el primer día.
Wolff tiene la banca de Macri y es vasocomunicante con Javier Milei, con quien tomaba whisky cuando nadie sabía quién era el ahora presidente. Hay amistad con el jefe de Gobierno por distintos lados y deberá cumplir a rajatabla con el pedido de Macri: ordenar la calle, potenciar la tecnología en la Ciudad para prevenir delito y dar por terminado el caos en el espacio públcio. La tecnología implica la posible llegada de tecnología para reconocimiento facial, cámaras, drones y equipamiento para el gobierno.
Roberto García Moritan no tuvo demasiadas novedades, es el nuevo ministro de Desarrollo Económico y Humano que deja José Luis Giusti, y que comprende muchas y distintas áreas. Se sabía adentro del gabinete, se lo había confirmado Mauricio Macri cuando lo único que había era incertidumbre: “Si hay un nombre seguro, es el tuyo, no hay dudas”, le había decretado el expresidente cuando los rumores eran que podía salir perdedor en la designación de ministros.
Hubo tensiones desactivadas por Yamil Santoro, quien será legislador porteño desde diciembre. El líder de Republicanos Unidos logró surfear el divorcio de Ricardo López Murphy, quien bajó a disputar la Ciudad y rompieron el acuerdo que tenían. Ahí nació la idea de Moritan jefe de Gobierno y finalmente se bajó, por lo que Santoro sacó chapa de armador, logró el objetivo y será ya un jugador de la política porteña con presencia en más de un ministerio y el parlamento local, un potencial armador del espacio de derecha que se terminó de consolidar con el triunfo de Javier Milei.
Hay una temática de especial preocupación para Macri, que la hipertrofió en gestión y buscó política: la pobreza y asistencia social. María Migliore voló por el aire por desleal, jugó fuerte con Martín Lousteau, y dicen, llegó a repartir bolsas con la cara de Lousteau haciendo campaña en contra de Jorge Macri, fue su última acción antes de que el ex ministro de Economía pierda las PASO y se evapore su añorada llegada a la jefatura de Gobierno porteño.
La problemática social será directa entre Jorge Macri y Cesar Torres, otro de los premiados. Experto en logística electoral y con presencialidad en barrios pobres de la Ciudad donde el PRO perdió comunas y bajó la cantidad de votos, Torres tendrá a cargo apuntar a eso y lo hará en línea directa con el jefe de Gobierno. Tendrá “los fierros” como se le dice en política, el presupuesto y el capital humano para combatir las zonas más difíciles de la ciudad. Deberá “volver al vecino, de cerca, en la cuadra, recuperar la cultura de barrio, lo que siempre fue el PRO”, según le pidió Jorge Macri antes de confirmar que sería de la partida.
Jorge Macri no terminó de definir su gabinete, todavía acomoda piezas al compás de los que suben a Nación por pedido de Mauricio Macri para asistir a Javier Milei y los que se van por haber perdido la interna o no haber jugado bien con Macri en las PASO. Las fichas se van a seguir moviendo hasta la noche del nueve de diciembre, cuando confirme todo el equipo y juren.