Elecciones 2023

Tras la derrota, cómo se reconfigura el poder que tienen Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner y Axel Kicillof

El poder peronista vuelve a su centro de gravedad, el kirchnerismo de Cristina y de Máximo, quienes no solo no perdieron, sino que consiguieron retener todo su poder con el paso al costado de Massa.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare lunes, 20 de noviembre de 2023 · 10:45 hs
Tras la derrota, cómo se reconfigura el poder que tienen Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner y Axel Kicillof
Cristina aún no se pronunció sobre el triunfo de Javier Milei Foto: Prensa Cristina Fernández de Kirchner

Con su paso al costado total y por lo menos parcial hasta nuevo aviso, Sergio Massa le devolvió a Cristina Fernández de Kirchner y a su referente más preciado, Axel Kicillof, la centralidad del peronismo que la mayoría de los intendentes bonaerenses había empezado a poner en tela de juicio, incluso con algunos de ellos animándose a pedir la renuncia de Máximo Kirchner al PJ bonaerense.

Massa, con su gran elección, o al menos impensada, de octubre pasado, se había puesto como jefe de todo lo que en algún momento se conoció como peronismo kirchnerista. Muchos ya se animaban con soñar una interna contra los “pibes” de La Cámpora y en más de una mesa, con asado y algún tinto de por medio, muchos jefes comunales se animaban a despotricar contra el hijo de los dos presidentes como conductor del peronismo bonaerense.

Máximo Kirchner quedó con una docena de intendentes propios más aliados posibles como Mariel Fernández, Federico Otermín y Federico Achaval, estos últimos jefes territoriales siempre vinculados con Martín Insaurralde, alianza que en menor medida también muestra Gustavo Menéndez desde otro lugar y Lucas Ghi, siempre sujeto a los acuerdos que debe trazar con su aliado Martín Sabbatella, maximista de primera hora.

Nadie más que él puede mostrar una organización política con poder territorial. El presidente del PJ bonaerense será un actor predominante y su madre la reorganizadora principal de la oposición si Massa se corre de todo como anunció en la noche de la derrota menos pensada para él. Ni siquiera Axel Kicillof podrá tener paz. Quedó demostrado que puede ser un gran candidato, pero sin votos propios. Todos los que cosechó en octubre fueron dados por el monumental trabajo de los intendentes. 
Massa jamás estuvo tan cerca de su sueño de niño y esto hacía que muchos dirigentes políticos, inclusive los que ya no lo acompañaban, le pusieran una ficha porque “como está, no se le puede escapar. Vos lo conoces, hará todo para ganar y no le falta mucho”. Parece que fallaron en la mira del objetivo.

Massa hoy rodeado con su gente de extrema confianza y Rossi

Desde Catamarca, donde estuvo para rezarle a su virgencita del Valle, Luis Barrionuevo, alguien que lo vio nacer como político al ahora sólo ministro de Economía, no podía más con su euforia. El tiempo no solo los distanció, sino que los enfrentó casi personalmente.

“Estoy con la virgencita del Valle, la que me iluminó y me dijo que Milei ganaba con paliza. Te lo dije. Ganaba por paliza… Bueno, carísimo pagaron Massa y sus cómplices, como Cristina, Alberto, Máximo… Todos traidores”. Seguramente, a Barrionuevo todavía le duele que su pupilo en ese mundo K, "Wado" de Pedro, haya sido dejado de lado faltando solo minutos para competir en una interna contra Daniel Scioli.

Los sindicatos seguramente también sufrirán su nueva ruptura. Los más comprometidos con los movimientos de Cristina Fernández de Kirchner pasarán casi a “la clandestinidad” como el SUTEBA, de Roberto Baradel; los bancarios de Sergio Palazzo y por supuesto Hugo y Pablo Moyano. El resto, encabezados por Barrrionuevo, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez y el propio José Luis Lingieri, de AYSA, la empresa que conduce Malena Galmarini, están viendo cómo ajustar su nuevo formato gremial.  

Cristina Fernández de Kirchner sabía que esto podía pasar. Lo dejaba en claro en cada presentación y opinión ante un selecto grupo de personas, en las que también reconocía la intrepidez de Massa. Y su hijo, desde hace dos años, supo que nada tenían por hacer para retener la Presidencia, algo que él soñaba para sí mismo después que terminara el mandato de Alberto Fernández.

Máximo Kirchner, por un lado, Axel Kicillof, por el otro, la expresidenta administrando tensiones y un grupo de intendentes y gobernadores casi parias que esperaban la llegada de Massa al poder para reconfigurar el peronismo es el panorama desolador con el que deberá lidiar Javier Milei y sus aliados en estos próximos cuatro años, si Dios y las circunstancias se lo permiten.

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