La "paz política" que negoció Cornejo con el PJ ante el país que viene
Los escenarios que se le plantean al próximo gobierno ante la elección de hoy y la convicción del futuro gobernador de que el panorama será muy complejo gane quien gane hoy en la segunda vuelta.
Nunca lo terminó por decir en público, aunque los gestos que dio en las últimas semanas fueron suficientes como para entender que Alfredo Cornejo espera esta noche un triunfo de Javier Milei en la segunda vuelta.
El futuro gobernador, que asumirá un día antes de quien hoy resulte electo, quizás jamás haya trabajado tan poco en una campaña electoral en la que, demuéstrese o no, está involucrado. Raro, en un animal político como él que, si de algo disfruta, es de los procesos previos a las elecciones. Pero, a decir verdad, tampoco le hacía mucha falta salir otra vez al territorio para militar un triunfo que, en Mendoza, podría terminar obteniendo Milei y con un porcentaje de votos que rondaría entre el 65% y el 70%. El libertario no necesitó de los radicales mendocinos para ratificar su poderío en la provincia.
Cornejo trató de ser un engranaje clave para evitar la disolución de Juntos por el Cambio después de la debacle del 22 de octubre de la coalición opositora, aunque los frutos de ese esfuerzo se comenzarán a ver recién a partir de mañana. La perspectiva de que continúen unidos no es buena cualquiera sea el resultado, particularmente, por el riesgo de fractura en el radicalismo en caso de que gane Sergio Massa. Pero también, por la chance cierta de que una buena parte de Juntos no termine acompañando a Mauricio Macri en su idea de darle los votos al libertario en el Congreso cuando decida avanzar con sus propuestas más controvertidas.
El panorama nacional a futuro obligará al mendocino a reagruparse con otros. ¿Con quiénes? Casi con seguridad alrededor de ese bloque de diez gobernadores de la UCR y del PRO que ya vislumbran que ocuparán un papel clave en lo que se viene. Si Argentina queda en manos de la Libertad Avanza, los votos de los diputados y senadores de este grupo serán claves para avanzar o para trabar reformas que Milei plantee. Pensando en Massa presidente, la unidad de esos diez mandatarios no será una alternativa para ellos. Será una necesidad y una obligación para asegurar la supervivencia de sus provincias. Temen que, si no se mantienen unidos, el posible nuevo presidente peronista se los termine comiendo de a uno.
Dentro del futuro gobierno mendocino descartan que lo que viene será muy duro en materia económica y por eso Cornejo intentará tener un peso a nivel nacional que no solo le permita influir de algún modo en las decisiones que se tomen. Sino que también esa presencia en Buenos Aires le podría servir para fortalecerse y controlar el frente interno. Un eventual triunfo de Massa en las presidenciales podría traer como resultado un reordenamiento del peronismo mendocino que podría terminar complicando una gestión que de por sí ya no será fácil por todo lo que sucederá a nivel país. Sin embargo, ante la falta de liderazgos internos en el peronismo mendocino de hoy, la posibilidad de tener a una oposición ordenada no es una mala opción en definitiva para él.
En medio de esta preocupación por el panorama nacional de mediano plazo a nivel económico y social, fue que Cornejo se sentó con los intendentes del Justicialismo en el Hotel Hyatt para negociar la aprobación del Presupuesto 2024 que venía con algunos bochazos impulsados por los legisladores opositores de este partido. La pauta de gastos del oficialismo para el año que viene no solo se terminó aprobando con los votos del PJ, sino que además después reiterados rechazos en los últimos años, el peronismo también respaldó que el Ejecutivo se endeude para la ampliación del Metrotranvia y además le abrió la posibilidad para que pueda hacer frente al pago de la deuda tomando nueva deuda.
El roll over de la deuda no había sido incluído en el proyecto inicial que envió a la Legislatura Rodolfo Suarez, pero Cornejo pidió sumarlo como manera de tener una herramienta más el año que viene en caso de que la crisis se agudice. Eso le permitirá, por caso, refinanciar vencimientos por U$S 160 millones que forman parte del tramo más complicado de la deuda del Estado mendocino.
Sin embargo la concordia no fue completa. Sebastián Bragagnolo, el intendente de Luján que responde a Omar De Marchi, terminó con un reclamo ante la Suprema Corte de Justicia por el acuerdo logrado en esa mesa de Cornejo y el peronismo en donde se decidió postergar la aplicación de una nueva polinómica para distribuir los recursos entre las comunas. El planteo judicial que presentó formalmente el intendente electo Esteban Alasino fue técnico. Pero contuvo una fuerte carga política asimismo. Lo que arreglaron en esa reunión del Hyatt fue postergar la forma en que se establecerá la coparticipación municipal hasta que estén los datos definitivos del censo de población que se hizo en 2022.
La distribución de la copa se hace de acuerdo a la cantidad de habitantes de cada departamento que son contados en los censos que se realizan cada diez años. Recién hace unos días se conocieron los resultados provisorios que sí habían sido incorporados en el proyecto de Presupuesto como referencia para repartir los recursos. Pero el mismo día de la discusión de la ley en Diputados y tras el acuerdo político entre oficialismo y PJ, se decidió esperar a tener los resultados definitivos para determinar cómo establecer la coparticipación.
¿Quién pidió esto? Aseguran que Maipú, uno de los distritos que se autopercibe como perjudicado por la vieja fórmula ya que fue uno de los departamentos en que la población efectivamente creció durante los últimos años. Pero Luján también aumentó su cantidad de habitantes y, además, se quedó afuera de la mesa de negociación en el hotel. El perjuicio, entienden allí, llega a los $1.800 millones y Bragaolo suma además la sospecha de que esos recursos terminarán siendo repartidos entre comunas del Gran Mendoza gobernadas por el radicalismo.
Más allá de esto, la negociación con los intendentes no terminó en un toma y daca. No porque no quisieran, sino porque en la distribución de recursos del Presupuesto de una provincia en crisis metida dentro de un país en crisis, no hay mucho para repartir. “Si quieren les miento y ponemos un montón de obras para ustedes en los departamentos”, les dijo Cornejo a los jefes comunales opositores, cuando uno de ellos insinuó algún que otro pedido.
Sin embargo, los intendentes una cosa sí exigieron. Le pidieron al próximo gobernador que no se metiera en la vida política interna de sus distritos. O para entenderlo de otra forma, que Cornejo no se entrometa en la elección de autoridades de los Concejos Deliberantes como hizo en ocasiones anteriores. En el fondo, este fue otro planteo de Matías Stevanato de Maipú que terminó respaldando el resto de sus colegas peronistas. Y que, en definitiva, del otro lado finalmente terminaron aceptando.
¿Qué ofreció Cornejo para lograr que le den los votos en la Legislatura? Paz política para el año que viene. Es decir, que no los hostigará por ser opositores y que además se ocupará de ir solucionando los reclamos pendientes que los caciques vienen arrastrando desde hace tiempo con el gobierno provincial. Uno de los dirigentes que participó de la negociación, analizó que se llegó a un acuerdo básicamente “porque todos entendieron que el año que viene no va a estar para andar haciendo boludeces”. No será poco si se concreta esa tregua, si se toma en cuenta el país que saben que se viene. Una Argentina que será muy compleja, de continuidad de la crisis, con inflación alta, sin planes ampliamente consensuados y sin liderazgos fuertes. Y esto, independientemente de quién se termine coronando hoy.