La falta de representación política: la grieta y la anti política
Analizamos sobre la hora la falta de representación de la política con sus representados y el nacimiento de sus dos ramas mas mortíferas para la política argentina. La grieta y la anti política.
La democracia es un sistema de representativa en donde la gente vota por sus representantes que luego estos gobiernan para aquellos. El político es un representante de la sociedad. El ciudadano se ve representado por aquel político y es quien, debe entenderlo, comprenderlo y analizar lo que hace. Cuando el ciudadano deja de entender, de comprender, y de ver lo que hace la política y por supuesto, no verse más representado por los políticos, ese mandato tácito de representante y representado se rompe, y al romperse da paso a los pasillos de la grieta, la falta de representatividad política.
La falta de representatividad tiene su máximo exponente en lo que llamamos “la Grieta”
El mejor ejemplo de la falta de representatividad y el natalicio de la grieta en nuestro país, se vio cuajado en el 2001 con el lema “que se vayan todos” donde la sociedad dejo de verse representado por esa clase política. No solo se manifestó una falta de representación policía, sino que esta falta de representación cedió tanto que se forma el origen de una circunstancia que nunca estuvo en la política argentina.
La grieta
La grieta no solo trajo aparejado la falta de representatividad política, sino también la desconfianza y el descontento social por una generación política frustrada. Otra circunstancia de la falta de representatividad política mi criterio más grave que la grieta, es el
nacimiento de un factor que se fue liberado años más tarde, la anti política. La grieta y la anti política son hijos de la falta de representación política y el fracaso de una generación política interesada en si misma y no en sus representados.
En la actualidad, la grieta y la anti política la vemos representada en los dos candidatos que disputarán un ballotage por los próximos años de la democracia y la política argentina. La presencia creciente de estos factores o circunstancias, así como sus repercusiones adversas para la estabilidad social y la gobernabilidad, han contribuido a que en contextos específicos se cuestione la legitimidad de la representación política lo que pudiera interpretarse incluso como una crisis de la política.
El modelo que le dieron los políticos en las últimas décadas a la política argentina ha girado en torno a la representación de los intereses de ideologías extremistas, grupos, colectivos, divisiones y peor aun, al nacimiento de la anti política fundada en teorías no pragmáticas; no obstante, es imprescindible distinguir que, alrededor del concepto de la representación política, se pueden identificar al menos tres superficies no excluyentes cuya preponderancia de cada una ha estado determinada por diferentes circunstancias concretas y debe determinar el futuro de una adecuada política.
- La autorización del representado: el representante actúa en nombre del representado, siendo éste quién asume las consecuencias de los actos que ejecute aquél.
- La representación de la rendición de actos: sometida a una precisa rendición de cuentas, ante y para el representado.
- La representación sustantiva: que tiene que ver con el contenido y la calidad de la acción del representante con respecto a los intereses del representado.
Todo ello materializado en la mera representación ejemplificadora de los políticos tratando que, aquella política representativa entierra a sus dos hijos nocivos, la grieta y la anti política. La política argentina debe lograr legitimar a los tomadores de decisiones, en tanto que consigue generar una idea fuerte sobre la que se construye un sentimiento de nacionalismo; todo esto mientras el gobierno de turno reciba aprobación por parte del pueblo gracias a las nociones de “confianza” y “respeto por las jerarquías” tan defendidas por nuestra carta fundamental de derecho, la Constitución Nacional.
Cuando un gobierno tiene plena legitimidad por el pueblo, las divisiones internas se disipan y pasan a un segundo plano en tanto que las razones que unen a la sociedad resultan tener cohesión social. En contextos ruidosos, donde la democracia esta lastimada de palabras vacías como la prudencia, la reflexión y la escucha son prácticas asociadas al silencio político que pueden ayudar a mejorar la política.
* Juan Pablo Chiesa es abogado especializado en Empleo y Políticas Públicas, escritor, docente y presidente de Aptitud Renovadora. Suscribite a mi canal en Youtube haciendo click aquí. Twitter: @Juanchiesaok