El ridículo país que debate ridiculeces
La política argentina seguirá de cerca hoy un nuevo debate presidencial, rodeado de casos de corrupción y una economía en llamas. Problemas que parecen menores ante la barbarie vista en Medio Oriente.
A veces los problemas de la política argentina parecen menores ante un mundo convulsionado por guerras. El obsceno viaje de Martín Insaurralde al Mediterráneo, el extravagante dólar a $900, el ordinario caso de “Chocolate” y las tarjetas de débito de empleados de la Legislatura bonaerense, la desbocada inflación que carcome los salarios y parece no tener techo, son los temas que acaparan la agenda mediática del país. A 12 mil kilómetros de distancia, mientras tanto, miles de salvajes terroristas ingresan a Israel dejando a su paso muerte y desolación.
Una masacre que obliga a repensar si tienen sentido las discusiones que se dan en la Argentina. Martín Insaurralde se encamina a semanas donde la Justicia empezará a diseccionar su estilo de vida y su patrimonio. Si la Justicia funciona, deberá dar muchas explicaciones. Caso contrario, será un caso más de políticos que zafan de rendir cuentas. El peronismo, mientras, espera que el tema pierda intensidad y no afecte a la campaña.
Cerca de Sergio Massa destacan como positiva la respuesta que tuvo el candidato presidencial para responder en una situación de crisis. Y la diferencian de la de Axel Kicillof, que la evalúan como menos contundente. En los dos comandos, de todas formas, temen por el impacto que pueda tener en un electorado que ya está asqueado de los políticos y más si los ven gozando de la buena vida en un yate de lujo. Creen que Javier Milei puede ser el beneficiario. No perder votos, en ese contexto, sería lo positivo para el peronismo. La pregunta es si les será suficiente, para entrar al balotaje unos, para retener la gobernación otros.
Situación similar se vive con el caso “Chocolate”, con el agravante que más de un sector político mira con preocupación su desenlace. Esta semana, la fiscal del caso va a contar con los resultados de la pericia del celular de Julio Rigau, el puntero del peronismo que fue detenido con 48 tarjetas de débito de empleados de la Legislatura bonaerense y más de un millón de pesos en su poder. Otro caso que viene a profundizar la distancia entre el electorado y “la casta”. Y con el mismo beneficiario: Milei, quien al mote de conservador libertario ahora se le suma el de negacionista.
Sumado a los problemas de corrupción esta semana volvieron a reflotar los económicos, con el dólar disparándose en torno a los $900. Todo el mundo financiero daba por descontado que en la previa a las elecciones la divisa norteamericana se iba a recalentar, pero no con esta velocidad y faltando tres semanas.
Sin embargo, en el Ministerio de Economía apuntan a una maniobra de determinados actores para que se dispare el dólar y llegue a los mil pesos antes del debate. Y aseguran que los operativos y allanamientos, más la intervención del Central, lograron frenarlos. Demasiado poco argumento para una economía que no tiene ningún plan de estabilización ni rumbo claro, y menos aún después del Plan Platita que viene implementando Massa.
El próximo jueves, el Indec dará a conocer la inflación de septiembre, que todas las consultoras mantienen en las dos cifras. En agosto fue del 12,4% por lo que el Gobierno espera una leve baja. En la Ciudad, en cambio, subió. Para colmo, la disparada del dólar promete recalentar los precios en el arranque del mes electoral. Muy difícil pensar a Unión por la Patria sumando votos con la economía y la corrupción siendo noticia en plena campaña.
En este contexto, hoy será el segundo debate presidencial, en la Facultad de Derecho de la UBA. Patricia Bullrich, que viene de tener según la mayoría de los analistas el desempeño más flojo en el primer round, apuesta a quedar mejor posicionada. Tuvo una semana donde ganó protagonismo en el coloquio de IDEA y donde Milei le dio centralidad al elegirla como foco de sus principales críticas.
Nada de esto parece tener mucho sentido si se lo compara con la barbarie que protagonizó Hamas en Israel. Quedan dos semanas para unas elecciones presidenciales en las que la Argentina empezará a definir su futuro. Con problemas reales, como una economía desquiciada que genera cada vez más pobres o una corrupción que rompe los lazos de representación entre los dirigentes y la gente. Todas cuestiones que se pueden solucionar, sobre todo con un plan sostenible a largo plazo y una justicia que funcione. Y no como otros problemas sin solución, como cuando a lo que te enfrentás es a un terrorismo salvaje para el que vale más la muerte ajena que la vida propia.