Arranca otra era del miedo: la guerra llegará a la puerta de todos
Un conflicto conocido que va tomando nuevos y peligrosos protagonistas. El gobierno de Netanyahu en la mira. . Biden enfrenta otro fracaso y el mundo se prepara para otra suba de precios.
El mundo entró este fin de semana en una nueva era de miedo y oscuridad. No son nuevos los conflictos que terminaron desatando ayer a la madrugada el ataque sin precedente de Hamás a Israel, ni tampoco cuesta mucho adivinar los pasos futuros que deberá tomar occidente, pero sí representan una inquietante novedad las motivaciones, la oportunidad y la osadía del terrorismo al avanzar cuerpo a cuerpo en territorio israelí y tomar rehenes. Las consecuencias de todo esto marcarán los tiempos que vienen con una intensidad que algunos habían olvidado.
El primer análisis que el mundo toma como cierto sobre el origen estratégico de los ataques pone la mira en el acuerdo que trabajosamente estaba a punto de madurar entre Arabia Saudita e Israel. Ese acuerdo de reconocimiento real del Estado de Israel hubiera sido un éxito de la administración de Joe Biden, esencial también para su campaña. Nada de eso parece estar destinado a suceder ahora, mientras los republicanos se frotan las manos.
Washington, por otra parte, quedó también en medio de fuego cruzado interno después de haber descongelado el 18 de septiembre pasado U$S 6000 millones de fondos iraníes que estaban bloqueados en cuentas de Corea del Sur para negociar la liberación de cuatro soldados y una mujer estadounidense que habían estado presos durante años en Teherán. Esos U$S 6000 millones pueden haber ido directamente a financiar terrorismo de Hamás desde Irán. La furia contra EE.UU. por estas horas es proporcional a la bronca que comienzan a expresar muchos ciudadanos israelíes contra el gobierno de Benjamín Netanyahu. Algunos analistas consideran que las masivas marchas contra el gobierno de Netanyahu y sus políticas fueron aprovechadas por Hamás como un signo de debilidad para aprovechar la “distracción” de la inteligencia del país que no pudo anticipar el ataque.
Los israelíes, además, ya comienzan a criticar la falla de inteligencia y seguridad de su gobierno que impidió anticipar mínimamente el ataque y la invasión a los barrios cercanos a la Franja De Gaza, desde los que el terrorismo tomó la mayor parte de los secuestrados. La historia de los secuestros, además, tiene en Israel y en zonas de Oriente medio antecedentes aterradores ya que en otras oportunidades las negociaciones para el recupero de personas han demorado años o directamente no tuvieron éxito.
El efecto de los secuestros para uso de rehenes como escudo o negociación remite a la peor imagen que pueda mostrar el conflicto y es ese efecto pánico el que está usando Hamás como estrategia mortal en este ataque.
El temor por estas horas, además, es que recrudezca la participación de Hezbollah que ya bombardea posiciones israelíes desde el Líbano, a donde Tel Aviv ordenó ataques hoy a la madrugada.
Otra certeza comenzaba a tomar fuerza por estas horas: no solo Irán aparece detrás del ataque, también aparecen drones de tecnología rusa y china en los ataques de Hamás a tanques israelíes. De confirmarse la continuidad de estos aportes rusos, también entrará en incógnita la intensidad de la relación entre China y Arabia Saudita. Beijing tiene un apetito histórico por el crudo saudí al punto que en 2022 su intercambio comercial fue de U$S 106.000 millones y va creciendo a un ritmo de 30% anual.
Volviendo al impacto humano de la guerra que se inició este fin de semana, los números ya son devastadores. Esta mañana Israel confirmaba más de 600 muertos en su territorio y aun no se puede terminar de contar la cantidad de rehenes.
Quien crea que este conflicto se desarrollará lejos de la puerta de su casa cometerá nuevamente un grave error histórico. Es imposible que esta guerra no se globalice. Ese proceso ya comenzó, inclusive en la Argentina, donde ayer el Gobierno ordenó reforzar la custodia de los edificios de organizaciones judías en el país. El conflicto, además, seguramente desembarcará esta noche en el debate de los presidenciales. Sería imposible pensar que Patricia Bullrich o Javier Milei no le vayan a tirar en cara a Sergio Massa el pertenecer a un Gobierno conformado junto a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, quien como presidente impulsó la firma de un memorándum con Irán bajo la ilusoria estrategia de obtener información en la investigación sobre el atentado a la AMIA. Difícil que el país se saque esa mancha de encima por muchos años.
El mundo recibe el impacto del conflicto desde ayer también en la vida diaria. Air France fue una de las primeras líneas áreas que suspendió sus vuelos a Tel Aviv y luego comenzaron a seguirla otras aerolíneas europeas. En simultáneo comenzaron a activarse alarmas y refuerzos en todos los grandes aeropuertos del mundo ante el temor de ataques terroristas también fuera de Israel. El mundo se había acostumbrado a cambiar todas sus costumbres a la hora de volar tras los ataques a las Torres Gemelas del 11 de septiembre; ahora la escala puede llevar esas precauciones y controles a niveles desconocidos.
Toda guerra sube los precios. Habrá que esperar, además, un mundo más caro y no solo en viajes aéreos. El acuerdo en marcha entre Arabia Saudí e Israel también tenía el objetivo de aliviar el precio del petróleo y la energía tras el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania. La inflación de los Estados Unidos, tras esos dos años de temblores, necesitaba paz y calma para convencer al mercado. Eso ahora no sucederá y el mercado espera que en la madrugada del lunes los mercados de futuro del barril de petróleo en todas sus variantes comiencen a encenderse, como así también el de otras commodities.