Puede fallar: los peronistas de Javier Milei se agarran la cabeza por el acuerdo con Mauricio Macri
Siempre pasó. El peronismo infiltra listas opositoras para resguardar el poder de sus gobernantes. Pasó con Aldo Rico, Luis Patti y Francisco De Narváez, en diferentes ocasiones. Hoy es diferente.
Fernando Rozas fue quien primero, con su sigilo habitual, lejos del brillo y la prensa, se acercó a trabajar con Javier Milei en la provincia de Buenos Aires. Su partido, Unión Celeste y Blanco, había sido armado en momentos en los que Francisco De Narváez necesitaba de una estructura política legal para presentarse en las elecciones de 2007, con Unión PRO. Lo suyo nunca fue el kirchnerismo.
Dos años antes del resonante "alica-alicate" de 2009, Rosas fue electo diputado provincial en una alianza que encabezaba Francisco De Narváez con Jorge Macri en la provincia de Buenos Aires. Hoy el empresario – político colombiano, que había aparecido con una fuerza impresionante, es uno de los principales pensadores en el entorno de Sergio Massa.
En aquellas listas fueron electos innumerables candidatos surgidos de las entrañas del peronismo, pero que, por diferentes motivos, no podían insertarse en lugares expectantes. Inclusive la familia política de Sergio Massa, Galmarini, con Fernando, padre, y Sebastián, hijo, habían empezado a activar esta variante no kirchnerista en la que terminó siendo electo legislador provincial Jorge D´Onofrio, hoy ministro de Transporte de Axel Kicillof y exdiputado y senador provincial del Frente Renovador.
En aquella ocasión, cientos de cargos fueron provistos por militantes del peronismo vinculados con los intendentes del Gran Buenos Aires, como el sindicalista Carlos Roberti, su esposa Mónica López y otros entonces amigos como Luis Barrionuevo, casi todo de extracción peronista. Ellos se mezclaban con los que aportaban los recientemente llegados a la política desde el PRO.
En 2023 Javier Milei tomó ese modelo. Lo adaptó y en el medio sufrió varias mutaciones en la composición producto de la invertebrada conducción política de La Libertad Avanza, más propenso a la anarquía que a la construcción de “banda”, como habitualmente se hace cuando un grupo de personas tiene un fin determinado y sabe que nace desde una debilidad política donde la confianza es imprescindible. El candidato a presidente casi no conoce a ninguno de ellos ya que siempre habló a través de Karina, su hermana, Carlos Kikcuchi, su operador, u otros nexos intermedios.
Algunos años antes, el menemismo duhaldista había acordado con Aldo Rico y Luis Patti en esas incipientes terceras fuerzas del MODIN y el PAUFE. Ayudan al gobernador e intendente de turno, siempre. Sin embargo, PAIS, la fuerza que José Octavio Bordón armó de apuro para disputarle a Carlos "Chacho" Álvarez en 1995, había sido el anticipo de este tipo de maniobras.
En esta elección, Fabián Luayza fue el encargado designado por Rosas para articular la cotidianeidad. Diputado provincial electo, eligió siempre un bajo perfil mientras disputaba la conducción bonaerense con otro especialista como Sebastián Pareja, oportunamente vinculado con Emilio Monzó. Peronismo y “rosca” reconfigurados en “anti castas”.
Entonces, cuando hace dos años Milei dispuso su independencia política, hubo varios dirigentes y operadores dispuestos a salir en su ayuda, como así también aparecieron consultores que siempre trabajan para los mismos grupos extremadamente “casta” para hacerle una campaña disruptiva.
Tal cual había hecho en 2007 De Narváez, el modelo se replicó en 2023 y los operadores del libertario escucharon a todos los intendentes, con preferencias a los peronistas, que no dudaron en aportarle fiscalización y plata para que sus candidatos no sólo tuvieran visibilidad, sino, también, provocaran el mayor daño posible a la principal fuerza opositora hasta hoy, Juntos por el Cambio.
Para esa “ayuda”, igual que lo ejecutado hace más de una década, los jefes comunales pidieron como contraprestación que los lugares en las listas de concejales fueran ocupadas, al menos, con uno de los suyos, casi siempre raleados de la primera plana oficial, pero que, subterráneamente, tienen relación personal con ellos.
Por eso la llegada de Mauricio Macri a la centralidad de una nueva alianza política nacional los puso al descubierto y ahora los incomoda, mucho, habilitar con su militancia la posibilidad de que el expresidente y todo lo que él representa se quede con la única parte que podría tener Milei en el poder. El Gobierno nacional, puesto que no pudo ganar ni una intendencia y mucho menos la Gobernación de la provincia de Buenos Aires.
Entrampados en su propia fuerza política, sería un escándalo que semanas antes del ballotage dijeran que se quieren ir de ese espacio porque no comparten las ideas de los nuevos amigos de quien hasta hoy era su líder y esperanza. Increíble y vergonzoso.
En España, Pedro Sánchez está a punto de poder continuar en el poder aliándose con sectores con los que puede tener más acuerdos que antes de las elecciones, que disputaron la contienda por calles separadas. El ganador por votos de agosto, Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular, no pudo armar gobierno por la resistencia a pactar con quienes le piden algún tipo de contraprestación.
El caso Milei – Macri suena mucho más natural y menos forzado. El expresidente siempre lo quiso en su equipo. Y el mensaje de Cambio se lo adueñó el anarco libertario. Seguramente los concejales y legisladores provinciales sí tomarán otro rumbo, pero más avanzado el próximo año no electoral.