Las malas decisiones que llevaron al derrumbe de Juntos por el Cambio
Luego de la derrota de Patricia Bullrich, dirigentes apuntaron contra el plan platita de Sergio Massa o el voto bronca para Milei. Pero nada se dijo de los errores no forzados que cometieron.
Sin dudas Sergio Massa logró un crecimiento considerable desde las PASO por mérito propio. El "plan platita" rindió sus frutos y logró instalar el "voto miedo" para convencer a los argentinos de que votar a Javier Milei es poner en peligro derechos que se consiguieron luego de años de lucha. Pero la debacle de Juntos por el Cambio se explica retrocediendo más en el tiempo y poniendo la lupa sobre los errores no forzados que se fueron sucediendo del 2021 a la fecha.
Hace solo dos años, Juntos por el Cambio logró arrasar en las elecciones legislativas. Consiguieron romper la mayoría del oficialismo en el Congreso y dejaron sin quórum propio al kirchnerismo en el Senado. Pero el castillo de naipes que construyeron se terminó cayendo por los empujones que vinieron después entre los propios protagonistas del principal espacio opositor.
Juntos por el Cambio estaba destinado a volver a la Casa Rosada. Nadie lo dudaba y ese fue el problema. Se embriagaron con esa ilusión y esa confianza les terminó jugando en contra. Se dieron lujos que no podían darse.
Horacio Rodríguez Larreta levantó la cabeza y algunos socios eso no les cayó bien. En lugar de encolumnarse detrás del jefe de Gobierno porteño y de Diego Santilli en provincia de Buenos Aires, construyeron adversarios y se le dio inicio a un proceso de desgaste del que nunca pudieron recuperarse.
Patricia Bullrich se acercó a radicales que disputaban el poder con los otros radicales que acompañaban a Rodríguez Larreta. Pero la puja no se circunscribió solamente a la carrera presidencial y se expandió prácticamente a todo el tablero nacional. Mauricio Macri contribuyó a que eso ocurra, alimentando internas con el afán de demostrar su poder de fuego.
Armaron listas propias, internas, peleas, frases lacerantes, chicanas y pusieron sus ambiciones personales por delante de los problemas que agobiaban a la ciudadanía. Se alejaron de sus propios electores. Mientras tanto, Javier Milei crecía.
Uno de los peores pecados lo cometieron en provincia de Buenos Aires. No solo quedaron diluidas las posibilidades de pelear por la gobernación, sino que la floja candidatura de Néstor Grindetti decantó en la pérdida de intendencias clave en las que gobernaba Juntos por el Cambio.
Otro error no forzado fue cerrarle la puerta a Juan Schiaretti. Cuando se barajó la posibilidad de sumar al gobernador de Córdoba a Juntos por el Cambio, hubo dirigentes que se encargaron de dinamitar esos puentes. Matemáticamente, si se suman los votos de Schiaretti a los de Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio estaría en balotaje.
Ahora, por errores como esos, Juntos por el Cambio mirará desde afuera la definición presidencial. Mientras siguen culpando a la gente o a los rivales, sin darse cuenta de que ellos mismos marcaron el camino que los llevó hasta este lugar. El futuro de la coalición que nació en 2015 es incierto y parece poco probable que siga existiendo. Al menos con la forma que tuvo hasta ayer.