Los secretos del "milagro" de Sergio Massa y el peso del Conurbano

El Gran Buenos Aires puso a Sergio Massa en el balotaje. Axel Kicillof fue ratificado como gobernador. ¿Fue sorpresa? No. De ninguna manera. MDZ ya venía alertando que en la fenomenal diferencia de actitud entre los intendentes peronistas y los cambiemistas fue la clave.

Modelos como Ariel Sujarchuk, Leonardo Nardini, Federico Achaval, Fernando Espinoza, Mariel Fernández, Fernando Gray, Gabriel Katopodis, Mariano Cascallares y Andrés Watson, antes que nada, prefirieron morir con la suya y no movilizar el corte en contra de Sergio Massa como sí lo hicieron Julio Garro en La Plata, Guillermo Montenegro, en Mar del Plata y Diego Valenzuela, en Tres de Febrero, quienes armaron, inclusive, agrupaciones peronistas y libertarias para pedir el voto por ellos en desmedro de Patricia Bullrich.

¿No pegó la corrupción exhibida en el yate del Bandido y en la golosa recaudación de Julio "Chocolate" Rigau? Poco. Es como el votante de la dupla Massa-Kicillof cree que esos casos son habituales y, también, parte de un “relato antiperonista”, que lo único que quiere es que “gane la derecha”.

Se ha notado, además, un apoyo tenue pero concreto de sectores de centro, siempre vinculados con el radicalismo, que en esta oportunidad creía “intolerable” votar a Patricia Bullrich y antes de que gane Javier Milei en primera vuelta, prefirió cortar esa chance yendo en esta primera vuelta por Massa. Lo mismo hicieron muchos militantes de la izquierda, que ya decían que iban por esa opción en desmedro de sus propios candidatos del FIT.

Hay varias mesas en varias localidades del Gran Buenos Aires donde Unión por Todos triplicó al Juntos por el Cambio y a La Libertad Avanza. El peronismo kirchnerista puso “toda la carne al asador” y, a diferencia de las PASO, no le dio un centímetro de chance a Javier Milei. Eso significó estructura, remises, dinero pero, también, un brutal casa por casa como no lo hicieron en las últimas elecciones.

El convencimiento del trabajo militante fue de concientizar. Pudo haber “campaña de miedo”, pero fundamentalmente explicar que el futuro puede ser mejor. Massa no era Alberto. Y “no podes votar a Milei o Bullrich”, les decían.

“En la anterior no le dimos bola a los pibes que nos decían que iban a votar al “loco”. Ahora, fuimos y les dijimos claritos. Se quedaban sin comida”, le decían. El miedo o la dependencia no son tontos.