Argentina vota en las elecciones con mayor incertidumbre desde 2003
36 millones de argentinos están habilitados para elegir entre cinco candidatos a presidente. Cómo son los escenarios posibles y cuáles prometen ser las claves de la elección.
Javier Milei, Patricia Bullrich, Sergio Massa, Juan Schiaretti y Myriam Bregman serán las cinco opciones que tendrán este domingo casi 36 millones de argentinos para elegir a su futuro presidente. Son unas elecciones a las que se llega con un nivel de incertidumbre, como no se recuerda desde 2003.
Ese año, a la salida de la crisis de 2001, eran cinco los candidatos que llegaban con chances de entrar al balotaje. Carlos Menem (que llegaba como favorito para llegar a la segunda vuelta pero perdedor en cualquier escenario), Néstor Kirchner, Ricardo López Murphy, Elisa Carrió y Adolfo Rodríguez Saá. Historia conocida, los dos primeros fueron el riojano y el santacruceño, quien terminó resultando electo por la renuncia del expresidente de competir en un balotaje que lo tenía como seguro derrotado.
Al día de hoy, es moneda corriente el debate en determinados círculos políticos sobre qué hubiese pasado si la historia era distinta. Si las opciones republicanas, por ejemplo, que representaban López Murphy y Carrió, no iban separadas. Lo cierto es que los hechos dieron lugar al kirchnerismo, un proceso histórico que marcó una impronta y protagonizó las últimas dos décadas de la Argentina.
Veinte años después, una sola cosa está clara: el sistema político que parió la crisis de representación de 2001 está llegando a su fin. Y el resultado que se conozca este domingo por la noche empezará a dar a luz a algo nuevo. A diferencia de 2003, esta vez hay solo tres candidatos que pelean por entrar al balotaje. Al igual que en 2003, se llega al día de la elección con más dudas que certezas.
Los posibles escenarios
La primera pregunta que surge en la antesala a la elección es si Milei logrará ganar en primera vuelta. Es un escenario que más de un analista cree posible, aunque ninguna de las encuestas (que por más que ya están impedidas de difundir por la veda siguen haciendo sondeos) lo visualizó.
Para ello, debería superar el 40% y sacar más de 10 puntos de diferencia sobre el segundo. Significaría un aumento de más de 8 puntos porcentuales sobre los 31,6% de los votos afirmativos que sacó en las PASO. De concretarse, sería un fenómeno similar al de Mauricio Macri en 2019, cuando producto del temor que para un sector importante de la sociedad significaba el regreso del kirchnerismo al poder subió del 31,8% de las PASO al 40,28% en las generales. Para concretarlo necesitaría robarle votos a sus dos rivales principales y capturar un caudal significativo de votantes nuevos.
El segundo escenario es el de Milei entrando al balotaje y con Massa y Bullrich peleando por el segundo lugar. Cerca del tigrense se muestran convencidos de que el ministro de Economía estará en ese lugar sin discusiones. En Juntos por el Cambio, en tanto, son optimistas con el crecimiento de las últimas dos semanas.
En ese punto, la clave estará puesta en las diferencias que queden plasmadas. Un Milei más cerca de los 40 puntos es un rival mucho más sólido para la segunda vuelta que si queda por debajo de los 35.
El tercer escenario, en cambio, vuelve a mostrar un panorama de tercios, con el de las PASO, donde la diferencia entre el primero y el tercero fue de apenas 600 mil votos. Sería el caso de un Milei clavado en el mismo lugar de las primarias, condicionado por el factor miedo que pudo generar su ascenso, mientras que Massa y Bullrich mantendrían consolidados los votos de sus espacios. De ocurrir eso, con márgenes tan ajustados, cualquiera de los tres podría acceder al balotaje.
Las claves de la elección
Este escenario de incertidumbre terminará por definirse por dos cuestiones principales. La primera es cuál va a ser el componente mayoritario del voto y el segundo, el nivel de participación.
Si prima la bronca, la expresión más vehemente de cambio, Javier Milei probablemente termine captando un mayor caudal de votos. “Quizás es mejor que explote todo y listo”, es el mensaje que muchos entrevistados en trabajos cualitativos transmiten, aunque esa explosión signifique un sufrimiento aún mayor y de mucha más difícil reconstrucción.
Caso contrario, si prima el miedo y la mayoría busca opciones más “del sistema”, las chances de Bullrich y Massa se verán acrecentar. El de Milei sería un voto “descarte” a todo el sistema político. El de sus competidores un voto “por descarte” frente a las otras dos opciones. El próximo presidente deberá saber, apenas asuma, que su apoyo social fue por la negativa.
La participación, en este marco, será clave. En las PASO votó el 69,6% del padrón. En 2019 había sido del 76,4%, y después subió al 80,5% en las generales. Si los que van a votar en esta elección son 4 puntos más que en las primarias, serían casi un millón y medio de electores nuevos. La distribución de ese caudal promete ser la clave de la elección.
Sea cual sea el resultado, la principal incertidumbre, sin embargo, está puesta en lo que pase el día después de la elección. A diferencia de lo que sus propios votantes repiten, sobre que Milei es el único que presentó propuestas claras, los agentes económicos mantienen la incertidumbre sobre lo que sería su plan de gobierno. Así lo graficó esta semana la consultora Anker, liderada por Luis “Toto” Caputo, que planteó cuatro escenarios posibles.
El peor, en términos económicos, sería el de Massa y Milei en el balotaje, porque el primero profundizaría los descalabros económicos y el segundo no tendría incentivos para dar precisiones sobre su plan. Los menos tortuosos, sostienen, serían el de Milei y Bullrich en segunda vuelta (porque obligaría al primero a dar más detalles) o el de Milei ganando en primera vuelta, ya que se verá obligado a dar señales y Massa dejará de deteriorar la herencia fiscal para ganar las elecciones. En cualquiera de los escenarios el futuro es oscuro.