Un cruce de datos explica la increíble potencia del fenómeno Milei
Luis Costa se autoexcluye del resto de sus colegas a la hora de "analizar el resultado electoral". Simplemente mira cómo vota la gente elección tras elección durante años y saca conclusiones precisas
“Los procesos electorales son esencialmente una instancia desestabilizadora del sistema político, y lo son tanto en su preparación como en las consecuencias que traen sus resultados”, empieza su atrapante informe post electoral Luis Costa, consultor y sociólogo que analiza con método y recolección de datos de todas las mesas electorales del país el comportamiento de la población en las últimas cuatro elecciones generales desde el 2019 hasta las PASO de agosto pasado.
Si bien los datos anteriores ya los tenía en su poder, la comparación entre las reacciones sociales y sus resultados electorales necesitan, invariablemente, una minuciosa revisión para acceder a algo muy parecido a lo concreto y real, como le gusta decir a él, “sin la sanata de los expertos que decimos ser. Los datos son eso, y su mejor lectura permite tener mejores proyecciones”.
Su trabajo proyecta a los votos de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio sin contemplar las internas que ambos espacios tuvieron. El 27% conseguidos por el oficialismo ahora son de Sergio Massa. Los 28%, entonces, de Patricia Bullrich. Los 30 puntos, por supuesto, de Javier Milei, que no tuvo PASO en su fuerza.
“Veremos qué surge en Milei, pero en contextos que sobreviven, y en especial su desempeño, a pesar de ser él una expresión política nueva, copia a otra antigua: el peronismo. Milei es la continuación estructural del voto peronista, pero por otros medios”, dice como primer aporte contundente Costa antes de empezar a “meterse en el corazón” de los votos de cada uno de los candidatos.
Cuando empieza a desgranar el comportamiento electoral del entonces Frente de Todos y de Juntos por el Cambio en 2019, Luis Costa pone en contexto algo sustancial que, según los datos, se viene repitiendo sistemáticamente. “A medida que se sube en el nivel socio económico, el valor de logro de votos es menor para el peronismo y mayor para Juntos por el Cambio. El punto más alto de cada uno de ellos es en los extremos, y lo que se observa en los mapas, tiene su correspondiente verificación en los datos”.
“Este repaso es fundamental para comprender que en la elección reciente algo de esta situación tuvo que ser alterada o intervenida para dar espacio a que en 2023 una tercera fuerza pudiera disputar el liderazgo. Un solo antecedente en 2015 había dado oportunidad a la existencia de un tercer partido con importancia a través de la candidatura a presidente de Sergio Massa, logrando en primera vuelta un 21,39% de los votos por fuera del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, y de este modo condicionando a que sea posible, por primera vez en Argentina, una situación efectiva de segunda vuelta”.
“Sin embargo, en esa ocasión, su rol se limitó a condicionar victorias o derrotas ajenas. Ahora Milei vuelve a desarmar el intento de reingreso del bipartidismo, pero con la novedad de que lo produce en condiciones de liderazgo. La condición en que eso se genera puede ofrecer datos relevantes para su subsistencia o desaparición”, explica en su extenso y atrapante informe el consultor.
El derrotero político del oficialismo, que consiguió una nueva cumbre en 2019 al obtener el 48% de los votos, volvió a perder fuerza y diluirse. Dos años después, según expone Costa, ese capital político se redujo fuertemente, fundamentalmente en la Patagonia y en el Centro del país, con un 28% y 14% de caída respectivamente. En estas zonas subieron considerablemente las performances de otras fuerzas, fundamentalmente vinculadas a los movimientos provinciales, que también afectaron a Juntos por el Cambio.
Joaquín De la Torre había observado que, en 2023, el candidato de La Libertad Avanza había actuado como “tapón” de ambas coaliciones mayoritarias. Luis Costa lo demuestra empíricamente, con un asombroso y contundente cruce de datos de los circuitos electorales de todo el país. El analista y consultor insiste que nadie percibió algo muy obvio. “Que ya en 2021 el libertario le había ganado al peronismo en la zona sur de la Capital, donde era fuerte, y realizó una muy buena elección en el conurbano, donde también siempre el kirchnerismo fue mayoritario”.
“Milei se adaptó al cambio que ya se venía observando. Se montó en eso. Su novedad fue en realidad adaptativa sobre moldes que la sociedad argentina ya ofrecía”, dice, taxativo, Luis Costa. Y también fue un exocet para el ex Cambiemos en los sectores medios. “A medida que se sale de una región con fuerte presencia de zonas con mayor nivel socio económico bajo, es decir por fuera de las grandes ciudades, Milei muta su comportamiento y pasa a ser un candidato más preferido por los sectores medios. Es en estos casos en que daña a Juntos por el Cambio y termina de complementar su buen desempeño”, afirmó.
Sin embargo, el consultor alerta que “en Milei reposan escondidos una cantidad importante de exvotantes de Alberto Fernández, que sin irse al rival máximo, han aterrizado, por lo menos por ahora, en las ofertas de Milei. La correlación entre ambos es importante en algunas zonas del país, en particular en el AMBA. Cualquier descenso de Milei será un aumento del peronismo”.
Su poder “adaptativo”, en un lugar en favor de la representación del “pobrismo postergado”, y en el otro de las “clases medias frustradas de tantas postergaciones”, hace del anarco libertario un verdadero enigma para todos los analistas. Porque también, tal cual describe Costa, en cuanto crezcan Massa o Patricia Bullrich lo harán sobre el supuesto electorado que en las PASO acumuló Milei.
“Milei es producto de un momento específico de la historia política argentina, y su composición alternada de bases es el reflejo más de un movimiento, que de una condición que pueda perdurar”, concluye Costa.