Guerra declarada entre un intendente peronista y La Cámpora por un distrito clave
Juan Zabaleta vuelve a ser el mismo que advertía el peligro que le podía provocar al peronismo caer en las presiones y entregarse al camporismo sin discutir ni siquiera los términos de un futuro acuerdo. De vuelta como intendente de Hurlingham, revisa uno por uno los contratos que dejó su interino.
El intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, dispuso que el próximo lunes se deberán presentar en todas las áreas que aparecían trabajando unas 600 personas contratadas y que trabajan políticamente con La Cámpora a las cuales en diciembre último se le quitaron todos los incentivos salariales que hacían multiplicar por diez sus recibos originales.
En un nuevo episodio de la ya rota relación con los dirigentes locales de La Cámpora, Martín Rodríguez, el segundo de Luana Volnovich en el PAMI y del concejal Damián Selci, quien fue interino mientras Zabaleta era ministro de Desarrollo Social, el intendente adoptó una típica postura de “barón del conurbano” y quiere conocer, personalmente, a cada uno de los trabajadores que integran su nómina salarial y qué funciones cumplen.
Bajo el título "Reempadronamiento del personal contratado", cada director y secretario municipal citó para el próximo lunes a las 8 a las personas que cobraban sueldos mucho más elevados que el resto de los trabajadores municipales y que nadie sabe qué funciones cumplían.
El jefe comunal tomó la decisión de dar de baja los extras que recibían cerca de 600 personas, la mayoría tomadas durante el mandato de La Cámpora, y disminuyó drásticamente las remuneraciones que cobraban todos los meses a solo 20.000 pesos, que es la cifra establecida para esos contratos municipales previstos para situaciones puntuales.
Esa fue una de las primeras quejas recibidas por los nuevos funcionarios cuando volvieron al poder de parte de los antiguos empleados municipales que nunca tuvieron un ajuste salarial, según reconoció un dirigente gremial en el más estricto off.
“Zabaleta quiere hacernos una interna y hacer unas PASO y por eso busca este tipo de situaciones que generan tensión entre la gente, máxime en momentos como estos, a fines de año viejo y el inicio del nuevo”, reveló un dirigente camporista que prevé un desenlace “muy malo” para el intendente.
Sin embargo, a pesar de las múltiples amenazas lanzadas y las convocatorias a distintos tipos de manifestaciones, el único día en el que hubo una mínima convocatoria para reclamar fue el viernes, cuando unos cien militantes se acercaron a la sede municipal. Ni en aquel momento ni en los días posteriores, ninguno de los cuatro gremios municipales se expresó sobre el tema. Lo que sí aparecieron fueron grafitis y pintadas en centros de salud y el vivero municipal, entre otras dependencias.
“Vamos a ver qué funciones debían cumplir y si pueden seguir trabajando de esta manera. Aquellos que no demuestren una función, no podemos seguir pagándole ni siquiera este contrato”, deslizaron en las cercanías del ejecutivo municipal.
Claramente, esta nueva decisión del intendente de Hurlingham aleja más la distancia que lo separa con la agrupación que conduce Máximo Kirchner, que siempre creyó que Zabaleta no volvería al ejercicio del poder municipal.
Hasta su salida para ser ministro de Alberto Fernández, Zabaleta mantenía una relación tensa, pero acordada, con los dirigentes de La Cámpora y Selci, inclusive, era presidente del Concejo Deliberante.
Todo eso empezó a descomponerse desde el momento que el jefe comunal habló con Máximo Kirchner y le anunció su decisión de regresar al Ejecutivo comunal. Desde ese momento aprobaron la licitación de la contratación de la basura, incorporaron los contratados ahora cuestionados y quisieron impedir la reasunción de Zabaleta.
Ahora, el exintendente interino no pudo reasumir la presidencia del Concejo Deliberante local y la Justicia investiga con más profundidad actos desarrollados por Rodríguez en el PAMI local, con lo cual convierte a este emblemático municipio del oeste del conurbano bonaerense en un verdadero "leading case" sobre cómo seguirán las relaciones entre un peronismo tradicional que empieza a desperezarse y el kirchnerismo camporista aún en shock por la renuncia de Cristina Fernández de Kirchner a cualquier candidatura en 2023.