Fuerte cruce

El detrás de escena de la pelea entre Alfredo Cornejo y Gustavo Correa

El secretario gremial del SUTE, Gustavo Correa, y el senador nacional por la UCR, Alfredo Cornejo, cruzaron picantes declaraciones en la semana, a horas de la reunión paritaria salarial. Por qué seguirá la disputa entre el Gobierno y el dirigente sindical .

Laura Fiochetta
Laura Fiochetta sábado, 20 de agosto de 2022 · 07:05 hs
El detrás de escena de la pelea entre Alfredo Cornejo y Gustavo Correa
Cornejo en el Senado.

Gustavo Correa no es el secretario general del SUTE (Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación), es el secretario gremial, sin embargo, es la persona con más poder de decisión dentro del sindicato. Esta semana, en la previa de la paritarias en Mendoza y luego de dos paros con alta adhesión, cruzó declaraciones con el senador nacional Alfredo Cornejo, el dirigente más influyente del radicalismo local.

Cornejo salió del acto de asunción de autoridades de la UNCuyo el martes pasado, y al ser consultado por el conflicto del Ejecutivo de la provincia con el SUTE, sostuvo que el sindicato es gobernado “por el kirchnerismo que está en el Gobierno nacional. El kirchnerismo es el responsable de la mala praxis de la inflación". Pero además, en una crítica que también incluyó al gobierno de Rodolfo Suarez, aseguró que el gremio “cogobierna el sistema educativo hace 20 años”, a excepción de los cuatro años que él gobernó la provincia(2015-2019).

Correa, tomó el guante y le contestó. Por redes sociales señaló a Cornejo por ”hablar desde el confort”. Le recordó que fue “el creador del Ítem aula” (que desde el 2017 se le descuenta a las docentes por las inasistencias e implica un porcentaje significativo de su salario) y lo acusó de faltar “a casi el 65% de la sesiones” del Congreso Nacional.

Esa aseveración fue desmentida por Cornejo, porque como figura en el diario de asistencia del Senado, el legislador nacional no ha faltado a ninguna sesión. Se ha ausentado de votaciones, pero eso es una estrategia política que suele tener la oposición: levantarse a la hora de votar o debatir un proyecto para no dar quorum o para que una iniciativa tenga menos cantidad de votos.

En medio de los cruces se vivieron momentos de mucha tensión, e incluso ambos dirigentes contaron con defensa propia: desde el kirchnerismo salieron a avalar a Correa y desde el radicalismo, a apoyar a Cornejo con una catarata de tweets.

En el entorno del sindicalista creen que es un tema personal que el Gobierno de Suarez tiene contra él. En el contexto del conflicto docente han encontrado a alguien que figure como responsable: Correa es kirchnerista, aliado a La Cámpora (hace unos años dejó Kolina para asociarse a la agrupación que el radicalismo provincial suele marcar como su antítesis) y además es quien impulsa las medidas de fuerza que lleva adelante el SUTE, y de hecho, logró los primeros paros masivos en años luego de la implementación del ítem aula, en una situación de acuciante inflación.

Pero también desde el gremio ven a Correa en su salsa. Cumplió un sueño que le costó muchos años conseguir: es la cara visible del SUTE. Es su revancha, aseguran, recordando años atrás cuando estaba detrás de escena en las gestiones de Eduardo Franchino en 2007, Javier Guevara en 2010 y Adrián Mateluna en 2013. Pero especialmente trayendo a la memoria los comienzos de los 2000, donde estuvo siempre bajo la dirección del extitular del sindicato e histórico dirigente, Gustavo Maure.

“En la pelea entre los dos Gustavo, el vencedor ha resultado ser Correa”, repiten. Es por eso que creen que en esa puja con el Gobierno, el gremialista no va a claudicar. Pero, quienes lo rodean le aconsejan que no dé pasos en falsos- como el error sobre las inasistencias de Cornejo- porque puede costarle caro.

De hecho, lo que viene puede ser un camino más sinuoso sino logra un aumento salarial que impacte positivamente a toda la docencia.

El gobernador Suarez, en tanto, recién se metió en la disputa el jueves, luego de un mes sin hacer declaraciones públicas. También dijo que el SUTE es kirchernista, pero lo hizo desde Buenos Aires, a miles kilómetros, cuando los dardos ya habían ido y venido entre Correa y Cornejo.

 

 

 

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